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En España el neofascismo acecha

El peligro del neofascismo –de los colores que se vista y los lugares en donde ponga su pezuña— es un peligro no solo latente, sino un peligro real

Senado España

Foto: EFE | Archivo | Confidencial

Onofre Guevara López

29 de agosto 2023

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A mediados de agosto, el día 17, en la sesión inaugural del Congreso de los Diputados se vislumbró una posible salida al laberíntico político español con la elección de la socialista Francina Armengol, para presidirlo y preparar la sesión de investidura del presidente de Gobierno de un Estado en democracia liberal, con anacrónica monarquía y profundas contradicciones entre diversas fuerzas que se disputan el gobierno –el poder, pertenece al gran capital— desde posiciones regionalistas, independentistas, republicanas, democráticas y reaccionarias.

La elección de la socialista Armengol, en la presidencia del Congreso –la convirtió en la tercera máxima autoridad constitucional después del rey y del presidente de Gobierno—; será acompañada en la directiva por una mayoría de cinco miembros del PSOE, tres miembros del Partido Popular (derecha) y el resto de otros partidos.

Este triunfo del PSOE fue logrado por su coalición de izquierdas y partidos regionales; la continuidad en el gobierno de esta coalición sigue sujeta a nuevas complicadas negociaciones sobre asuntos como la amnistía para los reos políticos catalanes y el Referendo para Cataluña, que son demandas justas, pero rozan con la Constitución. Igual que pasa con la ley suprema de todos los países, no por el hecho de ser democrática es totalmente justa y, en el caso español, la Constitución siendo democrática liberal le vida y poder a una monarquía trasnochada.

Los progresistas en el Congreso de los Diputados en la sesión del 17 de agosto, además de la elección de su candidata a la Presidencia parlamentaria, hicieron un cambio de carácter histórico cual fue el reconocimiento como idiomas oficiales del Congreso también el catalán, el vasco, el euskera poniendo fin a la exclusividad del castellano; pero aún queda pendiente la demanda de inclusión del idioma valenciano.


En el Senado, donde tiene mayoría el Partido Popular, eligió a Pedro Rollán, para presidirlo. El ultra derecha Partido Vox, tercera fuerza electoral, no votó por los candidatos del P.P. porque este no le apoyó a su candidato para la Vicepresidencia de la Directiva del Congreso. No obstante, por sus afinidades ideológicas Vox y el P.P. formaron alianza para apoyar la investidura a la Presidencia del Congreso a Alberto Núñez Feijóo, a quien el pasado 22 de agosto Felipe VI había elegido su candidato oficial.  

II

La investidura de Feijóo será discutida en las sesiones del Congreso los días 26 y 27 de septiembre próximo. Si las derechas y el rey no contaren con los 176 votos necesarios para investirlo presidente –Feijóo cuenta con 172— se convocará una segunda discusión de investidura 48 horas después; en esta segunda ocasión podría ganar con un voto de diferencia respecto a los votos del no, pero si tampoco la consiguiere, se convocará a nuevas elecciones generales para el 14 de enero del 2024. A la oposición no le agrada, pero podría ser la oportunidad de Pedro Sánchez para luchar por su investidura, o reelección.

En este complejo proceso electoral español, las rancias derechas se juegan su dominio histórico sobre la sociedad, con el candidato de Felipe VI, lo cual es constitucional, aunque no democrático como parece, porque España tiene un sistema parlamentario, no presidencialista, y es el Congreso el que elige la Presidencia del Gobierno. Según el resultado de las elecciones del 23 de julio pasado, la mayoría de diputados la obtuvieron los partidos de oposición y es a estos que les corresponde elegir al presidente de Gobierno.

Siendo esta mayoría de diputados de izquierdas, republicanos y antimonárquicos, obviamente, no elegirían al candidato del rey. De todos modos, lo que sucediere, el laberinto español seguirá vigente. Por el momento, se descarta que Feijóo consiga los cuatro votos que faltan que, pese a ser pocos (4) los analistas españoles lo ven demasiados para Feijóo, lo que obliga a todos a negociar entre todos. Y, en esta desesperación por conseguir esos votos, se produjo el insólito caso de que Feijóo, el candidato de Felipe VI y las derechas, buscó el apoyo del partido de Puigdemont, prófugo de la justicia española… ¡a quien Feijóo siempre ha llamado “delincuente”!

III

Dentro de este laberinto político se mueven todas las izquierdas posibles que apenas coincidir en cuanto a su rechazo a las derechas y en alianzas temporales; y todas las fuerzas conservadoras: derecha y ultraderecha, monárquicas, las viudas del franquismo, nostálgicas de la “grandeza” colonial y todas ultra neoliberales enemigas del progreso social.

De entre esas fuerzas políticas de rancio abolengo, ideología feudal y católica –aunque coquetean con el protestantismo reaccionario—, derraman su anticomunismo sobre toda expresión social progresista en España, en Europa y el mundo entero. Algo especial en España –aunque no único—, es la función política ideológica de las poderosas cadenas privadas de radio, televisión y prensa que ocupan lugar de vanguardia de las derechas.

Estas cadenas no solo encabezan la lucha en lo ideológico, sino también con una sesgada información y sus bulos de extrema falsedad para difamar personajes políticos y causas de izquierdas; convencen más que sus partidos políticos a una gran masa popular para convertirlas en sus votantes. Las cadenas mediáticas, incluso, ganan votantes entre sectores populares a favor de las propuestas de derechas contrarias a sus intereses sociales. Una paradoja, o un “suicidio” como clase.

Este es un ejemplo de su efectividad enajenante de los medios; una batalla que ganan para sus partidos políticos, a los que les adornan las imágenes de sus líderes en sus pantallas, páginas y redes sociales. Y, cuando no ganan una batalla, la enredan, haciendo más difícil las luchas por el progreso social, ayudando a postergar las aspiraciones de una sociedad más armónica; o sea, otra paradoja: la temida lucha de clases, en la práctica la promueven quienes hipócritamente la condenan.

IV

¿Por qué interesa la política española? Porque, como es sabido, con el colonialismo y el imperialismo dejaron de ser posibles las autarquías y terminó el aislamiento político; lo ha venido a confirmar el veloz avance de la tecnología de la comunicación. La lucha política ideológica mediática ha convertido en internacionalista a la burguesía, más de lo que ha podido ser el proletariado, porque no deja indiferente a ninguna clase ni sector social ni a los sabios ni los analfabetos políticos.

La función de las cadenas mediáticas a favor de las derechas, más la construcción de figuras icónicas, no es una exclusividad española. En los últimos años, la derecha internacional ha cambiado la tradicional promoción de gorilas militares por la promoción de gorilas civiles que dan golpes parlamentarios, o hacen gobiernos que desarrollan políticas ultra neoliberales en detrimento de los proyectos sociales.

La especial cualidad (sin ética) de los personajes creados en los laboratorios de la derecha mediática, son sus discursos políticos construidos sobre la base de mentiras (fake news) del negacionismo (de la crisis climática y de otros problemas humanos) y del odio contra todo progresismo; tan fuertes son sus gritos, que se les sale la saliva de las ganas de retornar, políticamente, de la democracia liberal de este siglo, a las feudales relaciones coloniales del siglo XVI.

Dos de esos gorilas civiles han pasado por la presidencia y otros están o aspiran a llegar: Donald Trump (USA) quien amenaza con el retorno, Jair Bolsonaro (Brasil), Víctor Orbán (Hungría) y Georgia Melani (Italia); Javier Milei, ruge fiero buscando hacer de Argentina su selva (“La justicia social es un robo”, y “el socialismo es una enfermedad mental”, opina Milei) y Santiago Abascal (España) cuyo rugido no asusta tanto, pero los viudos de Franco lo han elevado electoralmente al segundo lugar detrás de Feijóo, y primero en el escalón neofascista español. Con un descuido de los progres españoles… podría pasar de rugir a morder.

V

No necesitamos probar que ellos no son los únicos; unos están lejos geográficamente, otros no tanto y algunos demasiado cerca; el caso es que… “de todo hay en la viña del Señor”, y hay más de un señor –y hasta señora— que usan disfraces ideológicos, incluso la religión del Señor de la viña. Esto a nadie importaría… si no fuera porque hacen las mismas diabluras de los más reaccionarios del mundo cristiano, el cristiano ortodoxo, el judaico, el budista y el musulmán.

El peligro del neofascismo –de los colores que se vista y los lugares en donde ponga su pezuña— es un peligro no solo latente, sino un peligro real. Ni el papa Francisco se libra de su sombra, pues su reinado cristiano lo tiene en el corazón de la capital de uno de los Estados fascistas responsables de la carnicería de la II Guerra Mundial, y en donde ahora gobierna una señora, quien no por hembra deja de pensar como un macho mussoliniano.

Al margen de estas cuartillas

* En toda Europa el neofascismo solo tiene de nuevo la tecnología mediática como arma; de las viejas las tiene todas…

*Si alguien ha pensado que el odio de clase solo tiene de viejo lo ideológico, puede mirar hacia los ex países socialistas…

*Allí verá cómo, quienes reclamaban democracia para su país, cuando pensaron haberla conquistado… despertaron bajo regímenes neofascistas…

*Y no es que añoren la democracia del socialismo real, pero ahora saben que eso les pasa, por no haber luchado para construir una real democracia…

*Todos los pueblos se equivocan –por eso no hay que idealizarlos— y tampoco es bueno aplaudirlos cuando solo miran la viga en el ojo ajeno…

*Con esto, queremos decir que los pueblos deben saber en dónde le pica para rascarse… y nunca admitir que otros rasquen por ellos.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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