15 de agosto 2023
Para la vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, los miles de exiliados, decenas de nicaragüenses desterrados y más de 300 “apátridas”, no son culpa o responsabilidad de la dictadura que codirige con su esposo Daniel Ortega, sino que son ciudadanos que ellos mismos “se han ido” o que “el pueblo ha decidido que no pertenecen” al país.
Desde las protestas cívicas de 2018 hasta la actualidad, más de 600 000 nicaragüenses han abandonado el país —por la crisis y persecución política— y solicitado refugio en Estados Unidos, Costa Rica, España y México.
Además, el régimen ordenó la confiscación, destierro y despojo de la nacionalidad de 316 nicaragüenses. A ellos, se suman decenas de ciudadanos a los que les han prohibido el ingreso a Nicaragua, entre periodistas, sacerdotes, defensores de derechos humanos o familiares de excarcelados políticos.
“Todos los días nosotros comprobamos que los tiempos son otros, que las personas que le han fallado a Nicaragua están fuera de Nicaragua, por gracia de Dios, porque ellas mismas se han ido y porque también el pueblo ha decidido que no pertenecen a las familias nicaragüenses”, dijo Murillo al finalizar un acto por el 43 aniversario de la Fuerza Naval, realizado la noche del 14 de agosto de 2023.
La primera dama inició su alocución con sus usuales insultos y palabras de odio contra los opositores o ciudadanos críticos de la dictadura. “Más allá de todos esos calumniadores infames, los mentecatos, los mentirosos, es la verdad lo que pertenece a este pueblo”.
Asimismo, agradeció y se mostró “bendecida” porque “todos en Nicaragua estamos trabajando, con muy escasas excepciones, la mayoría ya ni son nicaragüenses”.
Esto último en clara alusión a algunos ciudadanos declarados “apátridas” por el régimen, pero que todavía están en Nicaragua, como el caso del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien permanece —desde febrero de 2023— en una galería de máxima seguridad en la cárcel La Modelo.
Agradece a los “nuevos nicaragüenses”
De acuerdo con la vicepresidenta, a diferencia de esos nicaragüenses “que le han fallado” al país, “hay hermanos de otros países y pueblos que han defendido” a las familias y “verdades históricas de Nicaragua”.
“(Estos defensores) hoy son familia nicaragüense, ¡orgullosos además! Y nosotros orgullosos de que tantos hermanos del mundo quieran ser parte de esta gran familia nicaragüense”, destacó.
Esta mención de Rosario Murillo se dio horas después de oficializar la naturalización como nicaragüense del propagandista estadounidense Benjamin Daniel Norton, quien ha mostrado su admiración por Ortega y está vinculado a la maquinaria de medios prorrusos.
La nacionalización de Norton viola la Ley 761 o General de Migración y Extranjería, que establece que la ciudadanía nicaragüense, “podrán adquirirla los extranjeros que acrediten ser residentes por cuatro años, a partir de la fecha de obtención de la cédula de residente permanente, previa renuncia de la nacionalidad de origen o adquirida”.
Según una resolución del Ministerio de Gobernación (Migob), el propagandista “es residente permanente desde el 16 de abril del 2021 de forma continua e ininterrumpida”.
Horas previas al acto de la Fuerza Naval y en su soliloquio diario, Murillo se felicitó y dio la bienvenida “a la familia nicaragüense a nuestro querido hermano Ben Norton, quien ha trabajado divulgando las verdades que a quienes mienten no les gusta escuchar”.