29 de julio 2023
En el primer semestre de 2023, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo sacó de la economía nacional un promedio de USD 3.2 millones diarios, para trasladarlo a las arcas del Banco Central de Nicaragua (BCN), e incrementar las reservas internacionales, con la intención de alargar en el tiempo su permanencia en el poder, aseguró a CONFIDENCIAL el economista Enrique Sáenz.
Las reservas internacionales brutas (RIB) del BCN, necesitaron todo un año para crecer en USD 357.9 millones, al marcar USD 4046.5 millones al 31 de diciembre de 2021, y cerrar 2022 en USD 4404.4 millones. Sin embargo, en solo los primeros seis meses de 2023, las reservas se incrementaron en USD 584.7 millones de dólares, para totalizar USD 4989.1 millones en reservas al finalizar el mes de junio.
La acumulación de USD 942.6 millones en reservas en apenas 18 meses (a razón de un poco más de 1.7 millones de dólares en promedio diario), se hizo recetando hambre a los ciudadanos, asevera Sáenz, al detallar que esas reservas se originan en la reducción del consumo del Gobierno y menor inversión pública, además del deterioro de los salarios de los empleados del Estado, los trabajadores, los pensionados del INSS, los obreros de las empresas adscritas al régimen de Zona Franca, y la población en general.
Hambre para todos
Cifras del Instituto Nicaragüense de Información para el Desarrollo (Inide), muestran que, entre diciembre de 2021 y diciembre de 2022, el costo de los alimentos aumentó en 22.0% (2446.1 córdobas), al pasar de 11 096.45 a 13 542.55 córdobas. En ese mismo período, el ajuste al salario de los trabajadores del Estado (maestros, enfermeras, vigilantes, secretarias, etc.), fue de 5%, a la vez que el ajuste de las pensiones de los jubilados del Seguro Social fue del 2%.
“La dictadura recetó deliberadamente hambre para disponer de recursos para trasladarlos al Banco Central a costillas de los frijoles, el queso y la tortilla de los trabajadores del Estado. Han utilizado recursos del Fondo Monetario, créditos, y fondos del Presupuesto de la República para tratar de mantener a flote las finanzas del INSS, cuyo deterioro es resultado de la crisis, del despilfarro, la ineficiencia y la corrupción, y se termina castigando a los pensionados”, complementó.
Como prueba de que se trata de “una política global”, el economista recordó que la política de contención salarial también quedó de manifiesto en el ajuste del 8% en el salario mínimo en las Zonas Francas, y del 10% en el salario mínimo en general. “Ninguno de los ajustes llegó ni siquiera a la mitad del porcentaje en que se elevó el precio de la comida. Y no estoy hablando de la totalidad de la canasta básica, sino solo de los productos alimenticios”, reiteró.
Menos gasto e inversión para aumentar reservas
Según el Informe del Producto Interno Bruto correspondiente al cuarto trimestre de 2022, publicado por el BCN, el consumo del Gobierno tuvo una disminución promedio anual de -6.0%, mientras que la inversión fija pública disminuyó 13% en el mismo período. Ambas estuvieron marcadas por el desempeño del cuarto trimestre, cuando el consumo del Gobierno fue de -15.6%, y la inversión fija pública caía en -28.0%, por caídas en el componente construcción (-31.0%), maquinaria y equipo (-10.5%), y otras inversiones (-9.7%).
Añade a eso la tasa de presión tributaria -que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es de 27.1%, esto es, la tercera más alta de América Latina y el Caribe, y la más alta de Centroamérica- lo que convierte en confiscatoria a esa política impositiva, y se suma a la política de contención salarial señalada antes.
La historia que cuentan esos números habla de “un ajuste salvaje del gasto público y de la inversión pública, pero no para mejorar las condiciones de vida de la gente”, sino “para tener recursos frente a la caída de la cooperación internacional, para sostener a la dictadura”, declaró el experto.
El resultado de la aplicación de esa política es aplicar un frenazo a la economía, que genera hambre y desempleo, y se traduce en migraciones masivas de centenares de miles de ciudadanos, desplazamiento forzado huyendo de la carestía de la vida y la desesperanza, lo que a pocos meses plazo se traduce en un aumento de las remesas familiares, que han crecido de manera espectacular.
Remesas: récord tras récord
De acuerdo con los datos mensuales publicados en el Informe Sobre Evolución de Remesas a mayo 2023, también del BCN, después de siete meses consecutivos en que se recibieron 300 millones de dólares o más al mes, mayo de 2023 fue la primera vez en que los envíos familiares provenientes del extranjero superaron los 400 millones de dólares, al cerrar en USD 426.2 millones.
Eso fue 60.2% mayor a lo registrado en mayo de 2022, cuando se recibieron USD 266.0 millones. “En términos acumulados, [entre enero y mayo de 2023] las remesas sumaron 1820.8 millones de dólares, que en comparación a las registradas en igual período de 2022 (US$1,132.5 millones), significó un crecimiento de 60.8%”, detalló el Informe.
Un cálculo simple sugiere que los 3224.9 millones de dólares recibidos en remesas en 2022, generaron alrededor de 400 millones de dólares en concepto de impuesto al valor agregado, aumentando así la recaudación tributaria, y permitiendo el aumento de las reservas en el Banco Central.
Esos números se incrementarán de forma sensible en 2023, si se cumplen las previsiones que sugieren que el total de las remesas sobrepasará los 5000 millones de dólares, lo que dejaría en las arcas del Estado unos 700 millones de dólares (más de 25 000 millones de córdobas), en concepto de IVA.
Desplazamiento forzado
A juicio de Sáenz esos números reflejan “la política que desplaza de manera forzada a centenares de miles de nicaragüenses al exterior, se traduce en un aumento de las remesas que a su vez alimentan las reservas internacionales del Banco Central”, transformando “la mayor tragedia social de nuestra historia… en unas estadísticas provocadas por el hambre y el sufrimiento de miles de compatriotas, que la dictadura exhibe alegremente”.
Si bien se podría argumentar que ahorrar es bueno y que tener dinero de reserva para cuando lleguen los tiempos de las vacas flacas siempre será una decisión correcta, Sáenz dice que él coincidiría con esas afirmaciones “si fuera un régimen democrático, preocupado por mantener una economía sana. Pero estamos frente a una mafia enquistada en todos los aparatos del poder, dispuesta a permanecer en el poder a sangre y fuego”.
Añadió que “este ajuste inhumano”, no es para ordenar y modernizar la economía, la infraestructura económica y social, como se justificaba en los viejos programas de ajuste del Consenso de Washington para establecer las bases del crecimiento, “sino que lo hacen para reservar recursos para sostener la dictadura”, abundó.