28 de julio 2023
“Nuestro emprendimiento es un pedacito de Nicaragua en el hogar de nuestros clientes”; “busco brindar bienestar a las personas”; “personalizamos cualquier tipo de productos”. Así describen sus emprendimientos en Costa Rica los nicaragüenses María René Mercado, Karola Guido y Snayder Suazo, quienes a pesar de los desafíos que conlleva migrar, han logrado superarse en el nuevo país gracias a sus negocios.
CONFIDENCIAL conversó con ellos sobre cómo surgió su deseo por emprender, los obstáculos que han enfrentado y sus expectativas.
Variedades La Concheña: Un pedacito de Nicaragua en tu hogar
En julio de 2018, María René Mercado y su familia se exiliaron en Costa Rica por el asedio en su contra por parte de simpatizantes del gobernante Frente Sandinista, tras haber participado en las protestas cívicas. “Llegamos solo con la ropa a Costa Rica”, rememora María René, de 42 años y originaria del municipio de La Concepción, Masaya.
Los dos primeros años de exilio no fueron fáciles para ella, su madre, su hija de diez años, y su hijo de diecinueve. “Me quedé sin trabajo en plena pandemia”, relata.
De la adversidad nació una idea de negocio que busca atender la demanda de alimentos típicos nicaragüenses en Costa Rica y promover el sabor de sus raíces “orgullosamente concheñas”. “En 2020, mi mamá y yo empezamos a ofrecer indio viejo, sopa de gallina con albóndigas, ensalada de frutas, entre otros productos, a nuestros vecinos y amigos”, cuenta.
Con el tiempo incorporaron en su oferta otro tipo de productos y “Variedades La Concheña” se consolidó como un negocio familiar. “La niña se animó a vender manualidades decorativas de fomi y botellas de vidrio pintadas. Mi hijo nos colabora haciendo las etiquetas de nuestros productos”, explica.
Nacatamales, sopa borracha, pío quinto, cacao, pinol, pinolillo, y semilla de jícaro, son algunos de los principales productos que hoy ofrece este emprendimiento, que, en los últimos tres años, ha logrado crecer gracias al apoyo de otros nicaragüenses y organizaciones sociales que le brindan acompañamiento y asesoramiento técnico-comercial, incluyendo la Red de Mujeres Pinoleras, SOS Nicaragua e HIAS Costa Rica, todas enfocadas en brindar apoyo a nicaragüenses migrantes.
“Nos han felicitado mucho, nuestros productos han viajado a México, Estados Unidos, España, Argentina. Esta semana se fueron dos (bolsas) de pinolillos a Honduras y Colombia”, dice con emoción.
Equilibrio y Respirar: Productos naturales para el bienestar
Karola Guido, de 27 años, emigró a Costa Rica hace cinco años para estudiar Odontología en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACIT). En 2020, fundó “Equilibrio y Respirar”, un emprendimiento de productos naturales para cuidado y bienestar personal.
“Inicié haciendo productos para mí y luego comencé a elaborar productos para amistades y otras personas cercanas, hasta que se convirtió en un emprendimiento”, cuenta con orgullo.
Al principio solamente elaboraba cremas y aceites corporales. Con el tiempo, decidió tomar más cursos de cosmética natural y productos artesanales para el hogar. Hoy, “Equilibrio y Respirar”, ofrece jabones, champús y acondicionadores, además de velas aromáticas, inciensos y palo santo.
“Me he inclinado más a la parte holística y espiritual. Este enfoque también ha sido muy bien aceptado, sobre todo por quienes hacen yoga o están pasando por ansiedad”, explica Karola, para quien este emprendimiento también representa “una forma para estar bien” en medio de los desafíos que implica migrar.
“Vamos por buen camino”, expresa Karola y destaca el apoyo que ha recibido por parte de iniciativas que impulsan a emprendedores emergentes. “He recibido talleres sobre manejo de redes sociales, planificación financiera, entre otros”.
Sublimación Wesly: Artículos personalizados
Snayder Suazo es excarcelado político. En 2020, emigró a Costa Rica para evitar ser recapturado. “Empezar de cero en un país nuevo ha sido muy difícil. Aquí empecé desde el trabajo más humilde”, comenta. “Lavé carros, trabajé como guarda de seguridad”, continúa el joven chinandegano de 29 años.
Desde muy joven se interesó por emprender. A los 15 años, fundó su propia banda musical con otros jóvenes músicos de su departamento y dos años después, inició con “hamburguesas Wesley”, un negocio de comida rápida. Ese mismo espíritu emprendedor lo motivó a querer tener su propio negocio en Costa Rica.
Durante meses ahorró con apoyo de su familia para adquirir la maquinaria necesaria para iniciar su propio negocio de sublimación, una técnica que se utiliza para personalizar artículos, tales como camisetas, tazas y termos.
Hace un año, su anhelo se hizo realidad. “Al inicio era difícil, pero poco a poco más personas van sabiendo que tengo este negocio”, comenta.
En el apartamento donde vive tiene su pequeño taller de sublimación y también de dibujo, otro pequeño emprendimiento que ha empezado recientemente, donde elabora dibujos a gusto del cliente. Durante la semana además trabaja como repartidor en la plataforma Uber Eats.
Seguir creciendo
Para María René, Karola y Snayder, ser migrante y emprendedor no es una tarea fácil. Cada día sortean desafíos para continuar promoviendo y expandiendo sus propuestas de negocio.
“Aún no hemos tenido la oportunidad de aplicar a un préstamo, porque somos solicitantes de refugio. La falta de maquinaria propia, como un molino para elaborar algunos de nuestros productos, también ha sido un obstáculo”, señala María René, quien junto a su familia aspira continuar generando alianzas con otros emprendedores y organizaciones, para seguir dando a conocer “Variedades La Concheña”.
Para Karola el tiempo ha sido uno de los retos más grandes para seguir expandiendo su negocio. En los próximos meses espera terminar el proceso de registro de su emprendimiento en Costa Rica, para ofrecer sus productos en tiendas comerciales y también a hoteles con política amigables con el medioambiente. “Me gustaría terminar de legalizar el negocio para vender productos en mayor cantidad”, destaca.
“Anhelo seguir creciendo y poder ofrecer mis productos sublimados a empresas grandes en Costa Rica”, asegura Snayder.