11 de julio 2023
Resignarse, vivir el duelo, adaptarse a una nueva tierra, obtener documentación e incluso aprender un nuevo idioma son algunas de las experiencias que las mujeres periodistas nicaragüenses viven en el exilio y que recoge la investigación “Exiliadas para sobrevivir”.
Un grupo de 23 mujeres periodistas nicaragüenses residentes en Costa Rica, Estados Unidos, España, Inglaterra y México han participado en la investigación de carácter cualitativo, en la que han narrado su experiencia de exilio como “un acto de resistencia y sobrevivencia” ante la persecución de la dictadura contra el periodismo en Nicaragua.
“Esta investigación está orientada a realizar una radiografía sobre las experiencias de las mujeres periodistas nicaragüenses en el exilio a nivel económico, emocional y sociocultural”, dice la socióloga Yerling Aguilera, quien realizó la investigación mediante entrevistas a profundidad y la aplicación de una encuesta con periodistas que han abandonado Nicaragua entre 2018 y 2022.
La investigación evidencia que la experiencia del exilio “no es libre de ambigüedades”, y varía según el país de acogida y las redes con las cuales las mujeres cuentan. Y resalta un elemento importante que, ha sido contar con una formación académica y con cierto capital social y cultural que “no les resulta difícil encontrar un trabajo o continuar trabajando con el medio para el cual laboraban antes de exiliarse”.
El grupo de periodistas, antes de salir de Nicaragua, trabajaron en medios como: El Nuevo Diario, La Prensa, Canal 10, 100% Noticias, Ciudadana, Hilos de América, Radio Vos, Artículo 66, Expediente Público, Galería News, Radio Corporación, República 18, Productora Zoom Comunicaciones, Canal 11, CB24 Noticias Centroamérica y Estrella TV.
De las 23 encuestadas; 12 continúan trabajando en el medio que lo hacían antes del exilio; diez en diversos oficios como cuidados, teleoperadora y vendiendo comida; y una no trabaja.
“El estudio permite dimensionar la afectaciones que han tenido las mujeres periodistas, dado que al ejercer el oficio desde el exilio en medios no formalizados no cuentan con beneficios laborales para ellas y sus hijos e hijas, pero además los salarios que devengan están tasados al gasto de Nicaragua y en países como Costa Rica, España y Estados Unidos no ajustan para vivir dignamente, entonces hay una mayor precarización”, dice Maryórit Guevara, directora de La Lupa, medio interesado en exponer esta realidad que viven las mujeres que, además cargan con tareas de cuidados desde el exterior.
Las otras violencias por ser mujer-periodista
La investigación revela cómo algunas mujeres son cuestionadas por colegas y familiares por supuestamente “descuidar” a sus hijos e hijas, mientras ejercen el periodismo. Otras por haberlos dejado en Nicaragua, y aquellas que han vivido la violencia de exilios en rutas de alto riesgo con sus hijos e hijas a cargos y luego buscar como asentarse en la nueva zona de residencia.
“Una de las cosas más difíciles para mí ha sido mudarme cuatro veces de ciudad y eso es complicado cuando tenemos hijos porque hay que buscar lo del colegio, donde rentar. Esos procesos tediosos de asentarte y reasentarse ha sido lo más complicado”, indica Amalia, una periodista exiliada en España, que participó del estudio.
Muchas de estas mujeres han perdido sus redes de apoyo —familiares, vecinos/as o amigo/ as— que les ayudaban en el cuidado de sus hijos e hijas, y ahora se enfrentan a un ejercicio de la maternidad más “agotadora” y “más en solitario”. A la vez, toda esta soledad en los cuidados les impone una carga laboral extra, derivado de ello, se ven en la necesidad de ampliar sus jornadas de trabajos con la finalidad de aumentar sus ingresos.
“Partimos de que su realidad —por razones de género y el lugar socio-histórico que la sociedad les ha asignado de forma tradicional— merece ser estudiada de forma diferenciada, dado que hay elementos y experiencias que ellas viven de forma desigual y distinta a los hombres. Por ejemplo, ser madres conlleva cargar con prejuicios que las juzgan por no llevarse con ellas a sus hijas e hijos. Todo esto, muchas veces deriva en culpa, lo que generalmente no es experimentado por los hombres”, explica Aguilera.
Además de su ejercicio de la maternidad; el acoso y la violencia orquestado por la dictadura está encauzado dentro de la temática de género. Los hostigamientos muchas veces estuvieron dirigidos a denigrar a las profesionales por ser mujeres, tener pareja, ser madres o simplemente encontrarse en el espacio público.