2 de julio 2023
El Ejército de Nicaragua y Honduras decidieron intercambiar “información e inteligencia” en tiempo real, según los acuerdos alcanzados a finales de junio pasado entre el comandante en jefe Julio César Avilés y el vicealmirante José Jorge Fortín Aguilar, jefe del Estado Mayor conjunto de las Fuerzas Armadas hondureñas.
La Dirección de Relaciones Públicas de las fuerzas castrenses de Nicaragua informó sobre una reunión de trabajo sostenida el 28 y 29 de junio de 2023 entre estos jefes militares en Managua en el Auditorio de la Comandancia General “hermanos David y René Tejada” en Managua, según la nota de prensa número 089-2023.
De acuerdo con la versión oficial de ambas instituciones, el objetivo es sostener mecanismos de cooperación ya existentes en aras de enfrentar “amenazas y factores de riesgo” que inciden en las comunidades fronterizas tanto nicaragüenses como hondureñas y se comprometen también a fortalecer “medidas de fomento de confianza”, lo que consideran de “vital importancia”.
Para justificar el acercamiento de los cuerpos armados, enumeran una serie de resultados de operaciones entre el 12 y 26 de junio de 2023, en la que Nicaragua retuvo por ejemplo a 50 personas vinculadas a diversos delitos, mientras Honduras hizo lo mismo con 21, sin especificar las ilegalidades que les atribuyen.
El general Avilés ha convertido al Ejército de Nicaragua en uno de los principales pilares del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Según una investigación de CONFIDENCIAL, publicada en mayo pasado, el dictador ha correspondido a esa lealtad con donaciones de terrenos a la institución como ninguna otra Administración desde 1990, un aumento del presupuesto y el personal y manteniendo en el cargo al comandante , quien es ya el jefe militar con más años en el estamento militar desde la salida del general de Ejército, Humberto Ortega Saavedra, en 1995.
La vuelta de Ortega al concepto de “defensa nacional”
La decisión oficial de estrechar las colaboraciones entre ambas Fuerzas Armadas ha generado suspicacias entre expertos en temas de seguridad que advierten una tendencia, de parte del régimen de Ortega, de “militarizar” todo tipo de temas, “creando redes de información que pueden servir para muchos fines”, comentaron.
“El objetivo es volver a las políticas de hace 40 ó 50 años, en que predominaba el concepto de defensa nacional por encima de los espacios democráticos y libertades”, añadió un experto en temas de seguridad que recordó el profundo compromiso asumidos por los países centroamericanos en el tema de derechos humanos en 1987, cuando los presidentes de la región firmaron los acuerdos de Esquipulas II para dejar la guerra atrás.
Para esta fuente en temas de seguridad, Ortega estaría aprovechando la afinidad con el actual gobierno de Honduras, presidido por Xiomara Castro, quien se ha alineado con el régimen de Nicaragua, evitando hacer críticas a los abusos de derechos humanos en el vecino país, que se ha constituido en una de las crisis más graves de la región. Castro ha reconocido el apoyo brindado por el dictador sandinista cuando el gobierno de Manuel Zelaya fue objeto de un golpe de Estado en 2009.
En los acuerdos de Esquipulas II se acordó la “democratización” y los gobiernos se comprometieron a impulsar un proceso participativo que “implique la promoción de la justicia social, el respeto a los derechos humanos”, y, por otro lado, la soberanía, la integridad territorial de los Estados, libre de injerencia externa.