27 de junio 2023
El candidato Bernardo Arévalo, del partido Movimiento Semilla, ha sacudido el tablero de la política chapina. Sorpresivamente competirá —sin el apoyo de los grandes grupos económicos y políticos— por la presidencia de Guatemala, el próximo 20 de agosto de 2023 en una segunda vuelta contra la ex primera dama, Sandra Torres.
“Toda la derecha tradicional y extrema están en estado de shock. Muchos de los que estamos en el centro izquierda hemos amanecido absolutamente sorprendidos del resultado”, reconoció el sociólogo Gustavo Berganza, miembro de la Misión de Observación Electoral en Guatemala.
En una entrevista con Carlos F. Chamorro, director de CONFIDENCIAL, el analista político destacó que el candidato de centro izquierda ha triunfado sin el apoyo del gran capital y sin cobertura de los medios de comunicación. “Su campaña la hizo prácticamente a centavitos, caminando mucho por la calle y hablando mucho por Twitter”, subrayó.
Escrutadas el 87% de las mesas electorales, el voto nulo suma 17%, Torres 15.06% del total de votos, seguido de Arévalo de León, quien acumula un 12.23%, y apuesta a ganar el “voto anticorrupción”.
La sorpresa de las elecciones presidenciales en Guatemala este domingo ha sido el candidato de centro izquierda Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, que no estaba entre los favoritos y ahora competirá con la ex primera dama, Sandra Torres, el 20 de agosto. ¿Cómo amaneció Guatemala? ¿Alguien había previsto este resultado?
Las fuerzas moderadas y progresistas amanecieron felices, y toda la derecha tradicional y extrema están en estado de shock. Muchos de los que estamos en el centro izquierda hemos amanecido absolutamente sorprendidos del resultado. Me fui del centro de conferencias del Tribunal Supremo Electoral, miraba la proyección y decía: ¿pero es posible esto? Y sólo había, como el 35%, 40% (de votos escrutados). Luego, resultó que sí, que ya con el 95% (de votos escrutados), Bernardo Arévalo pasó a la segunda vuelta.
¿Cómo salta del octavo lugar en las encuestas al segundo lugar de los resultados, pasando por encima de otros candidatos como Edmond Mulet o la propia Zury Ríos que se presentaban como los que estaban compitiendo por el segundo lugar?
Es una combinación de factores. Todo comenzó con la anterior encuesta de Prensa Libre, que puso en primer lugar a un desconocido de la política, a alguien que nunca ha tenido experiencia administrativa ni cargo alguno dentro del Gobierno, ni en el Congreso, que era Carlos Pineda. Era un populista, pero se atrevió a criticar al Gobierno. Hablaba en contra de la corrupción. Era un tipo que no tenía el menor conocimiento de la realidad nacional. Cuando vieron que, de repente, este señor subía en las encuestas al primer lugar, le ponen un recurso, le anulan su candidatura y anulan la asamblea en la cual fue electo y queda fuera. Ese voto huérfano en contra del sistema, supongo, es parte de lo que se desplazó hacia Semilla.
Por otra parte, Bernardo Arévalo hizo una buena campaña, de tierra, a pie, hablando con la gente. En las últimas dos o tres semanas, en los informes que hicimos para la Misión de Observación de Guatemala, notamos que había comenzado a tener mucha incidencia, engagement en redes sociales, particularmente en Twitter, donde tenía mucha interacción y en TikTok. En este contexto, cuando aprendés a manejar las redes sociales y si sabés dar el mensaje adecuado, es muy probable que tengás éxito.
Pero la elección a final de cuentas tiene mucho que ver con el liderazgo de los candidatos; y por otro lado, las maquinarias que mueven a la gente a votar. El Movimiento Semilla, que es nuevo, entiendo que su anterior intento de competir en una elección presidencial fue frustrado por el régimen cuando eliminaron a Thelma Aldana, y ahora aparece con la segunda votación a nivel nacional, no solamente en la Ciudad de Guatemala.
Sí, eso es sorprendente, porque no tiene organización en todo el país. Aquí, tradicionalmente, lo que se utiliza para movilizar votantes es tener alcaldes comprometidos con tu proyecto electoral o diputados que representan a los diversos departamentos. Pero Semilla era una bancada de siete personas y su organización únicamente era en el departamento de Guatemala, en el departamento de Sacatepéquez, donde está Antigua Guatemala y otros departamentos más. Es un partido prácticamente inexistente en el resto del país. Si no los cubren los medios de comunicación y el único recurso que tienes son las redes sociales, es lógico pensar que lo que dio a conocer tu mensaje fueron las redes sociales.
Edmond Mulet y Zury Ríos se estancaron y no tuvieron ningún crecimiento a la hora del voto. Y por lo que estás describiendo, Bernardo Arévalo está capturando el rechazo de los votantes que tenían candidatos que fueron eliminados. Como Pineda, Thelma Cabrera, que representaba una opción más en el centro izquierda y (Roberto) Arzú, que representaba una opción a la derecha y un sentimiento de rechazo contra el sistema. Lo que todo el mundo decía un día antes de esta elección es que hay un voto de rechazo en contra del sistema.
En realidad sí se dio y de manera explícita, porque el mayor ganador de las elecciones es el voto nulo, que tiene un 17%, que es mucho mayor que lo que tiene Sandra Torres (que obtuvo el primer lugar). Si ves que hubo esa necesidad de decirles: “no señores, esto no está funcionando, hagan algo”. Lo que no sabemos es si ese voto nulo se va a desplazar hacia alguno de los candidatos, hacia Bernardo (Arévalo) que sería el antisistema, o sí se va a incrementar y va a aumentar el abstencionismo.
¿Por qué amanecieron en shock los grupos de poder económicos y políticos de Guatemala? Bernardo Arévalo tiene un programa moderado, socialdemócrata de centroizquierda, ¿representa acaso una amenaza para ellos? ¿Por qué se sienten afectados por el surgimiento de esta nueva alternativa política?
Los tweets de algunas gentes que son de derecha dicen –Sandra (Torres) es socialista, Bernardo Arévalo es comunista. Ya te imaginás cómo es el grado de polarización que existe dentro de la derecha y que se aplica, en alguna medida, hasta la derecha económica tradicional. Bernardo Arévalo no recibió un solo centavo de esos grupos económicos para su campaña. Su campaña la hizo prácticamente a centavitos, caminando mucho por la calle y hablando mucho por Twitter.
Las opciones de Sandra Torres
Sandra Torres ha perdido dos veces en segunda vuelta la presidencia de la república y esta es la tercera. ¿Qué posibilidades tiene en esta ocasión de remontar el apoyo que no ha tenido anteriormente, sobre todo en las zonas urbanas? ¿Puede beneficiarse de una alianza con el Gobierno de Giammattei y los sectores de la derecha?
En el pasado Sandra Torres ha sido vista como un ser diabólico por la derecha empresarial, como alguien —cuando no existía Semilla— como la manifestación de ese monstruo comunista. Le inventaban leyendas de que había participado en la guerrilla y en el secuestro de la integrante de una de las familias más ricas de Guatemala. Por otra parte, existe un sentimiento machista. El desprecio y la antipatía que les generó que haya tenido una participación tan notoria, relevante y de poder dentro del Gobierno de su exesposo, el difunto Álvaro Colom. Hay varias razones de rechazo de la derecha empresarial y de la derecha tradicional guatemalteca.
Bernardo Arévalo, además de tener una propuesta relacionada con reformas económicas, ha hecho planteamientos explícitos sobre el tema de la justicia. Incluso, dice –“quiero asesorarme con algunos fiscales que han sido obligados a exiliarse y abrir Guatemala para que puedan retornar los perseguidos políticos, los criminalizados, incluyendo los periodistas”. ¿Cuáles son los aliados potenciales de Arévalo en esta segunda vuelta?
Obviamente pensaríamos que grupos diminutos que quedaron relegados en el sótano y que participaron en alianza con Semilla para presentar algunas candidaturas a alcaldes en las ciudades podrían ser aliados potenciales. No tienen mucho arrastre por el volumen de votos que sacaron a nivel nacional. El mayor aliado de Bernardo Arévalo va a ser el rechazo hacia Sandra Torres, manifestado en dos elecciones consecutivas.
En la elección en el Congreso, pareciera que la primera bancada es la del partido de Giammattei, no así el caso de Sandra Torres, que tiene una bancada importante. Semilla también tiene una bancada importante, pero es un Congreso bastante fragmentado. ¿Cómo incide el resultado de esa elección legislativa en las posibles alianzas para la segunda vuelta presidencial y para la gobernanza de uno u otro, en caso de llegar a la Presidencia?
Me imagino que ahorita van a comenzar a generarse algún tipo de conversaciones entre los partidos que tienen representación ya en el Congreso, porque el principal punto de negociación ahorita va a ser el Presupuesto, que tiene que estar presentado en septiembre y aprobado en noviembre de este año, antes de que tome posesión el nuevo Gobierno. El presupuesto es un vehículo para dar favores, para insertar programas que le gusta a cada diputado. Y esto puede ser un estimulante, llamémoslo así, para que haya grupos que se acerquen a negociar un posible apoyo en segunda vuelta a Bernardo Arévalo, que no tiene ningún tipo de organización en el interior del país.
El legado de Juan José Arévalo, el expresidente
Arévalo es hijo del profesor Juan José Arévalo, que gobernó Guatemala después de la caída del Gobierno militar de Jorge Ubico (1931-1944) y que representó lo que en Guatemala se recuerda como la primavera democrática, que culminó después con el derrocamiento del Gobierno de Jacobo Árbenz (1951-1954). ¿Qué significa ese legado político democrático de Juan José Arévalo para el actual candidato?
Él lo ha estado explotando. Durante su campaña sacó varios banners en dónde está su padre cuando joven, cuando era presidente. Decía “Arévalo presidente”, jugando con ambigüedad. Y luego, presentó algunas fotografías de él cuando era adolescente con su padre mayor, resaltando mucho el vínculo paterno filial, la buena relación que tenían, etcétera. Es una apelación a que eso sería como repetir otra primavera democrática.
¿Cuál es el programa del Movimiento Semilla? El movimiento nace como parte de las campañas anticorrupción que se generaron en Guatemala y que movilizaron un sector muy importante de la sociedad civil después de 2015. ¿Su bandera principal es la lucha contra la corrupción o tiene una identidad programática?
Tiene varios puntos. Por ejemplo, el reforzamiento de la salud y atención en el primer nivel, tiene la idea de un ente regulador de procesos económicos, de impulsar una versión de Ley antimonopolios, como una forma de romper el control de grandes empresas sobre áreas claves de la economía. Pero no habla de nacionalizaciones, de intervenciones excesivas del Gobierno, sino que habla de un marco regulador, de índole más protectora de los intereses de la sociedad que de los intereses del empresariado, que es lo que hay hasta ahora en Guatemala.
En un país donde se acaba de condenar al periodista José Rubén Zamora, director de elPeriódico, y donde hay varios fiscales exiliados acusados por el propio Gobierno y la Fiscalía. ¿Qué resonancia tiene la agenda sobre el tema de la justicia y la corrupción?
La impresión que tengo, porque no hay ningún estudio que lo compruebe, es que este Gobierno ha sido el que ha favorecido muchísimo más, ha vuelto a poner en el top of mind, la idea de la necesidad de tener una lucha contra la corrupción. Porque realmente ha sido abusivo el uso que ha hecho el Gobierno de Giammattei de recursos del Estado para beneficiarse a sí mismo y luego también para beneficiar las campañas electorales de sus aliados municipales. El tema de la justicia es obvio que a la gente le ha indignado la manera cómo se ha ido utilizando el sistema judicial, como una herramienta de represión de la gente que le cae mal al régimen, que lo critica, que habla de corrupción y, sobre todo, de la gente que anteriormente apoyó la lucha contra la corrupción o la desaparecida Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
Aparentemente todos estos excesos, que se perpetraron durante el presente régimen de Giammattei, están teniendo ese impacto de poner en evidencia a todas las alianzas que hay, porque lo que hay aquí no es un tirano carismático, como es el caso de El Salvador, sino lo que hay es una dispersión de grupos organizados, aliados entre sí para expoliar al Estado y limitar los derechos ciudadanos. Eso obviamente es un tema que fue denunciado constantemente desde el Congreso por la bancada de Semilla y que resonó en los últimos días, seguramente por todo el escándalo que se armó de que el Gobierno estaba pasando un financiamiento de 50 000 quetzales mensuales a los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, que fue publicado por El Faro y por el New York Times.
¿Qué es lo que se juega entonces el 20 de agosto, para el votante que, quizás, dejó el voto en blanco o votó nulo, o para aquellos que se dispersaron en distintas opciones y ahora tendrán que escoger entre Sandra Torres y Bernardo Arévalo?
Lo que tenemos que ver, en primer lugar, es sí en realidad el país está siendo más receptivo para un discurso menos hacia la derecha, menos teñido del evangelismo neopentecostal, y con figuras menos visibles dentro de la corrupción. Y si de veras hay un ansia de cambio de la gente, porque el candidato que nosotros tenemos ahorita, a cuatro puntos de Sandra Torres, es una persona que no tiene tinte de ser corrupto, y la bancada que trabaja en el Congreso es un grupo que, efectivamente, ha sido de oposición, que ha denunciado el tema de la violación a las libertades fundamentales y ha hablado de la necesidad de reformar el régimen económico y la justicia. Sí hay un desplazamiento y una disminución del voto nulo y se apoya a Arévalo, eso solo lo sabremos el día de las elecciones porque ahora ni en las encuestas podemos confiar. Veremos que en realidad, hay una masa crítica que está creciendo en este país y que puede ser que sea la que vaya haciendo un cambio paulatino. Este país estaba sumido en una depresión colectiva. La gente acudía sin entusiasmo a las elecciones por la eliminación de tres candidatos y por todas las cosas que ha hecho este Gobierno.