19 de junio 2023
En la visita a Latinoamérica del presidente de Irán, Ebrahim Raisí, que concluyó el pasado viernes en La Habana, primó el interés político sobre los acuerdos económicos y comerciales, valora el consultor en Seguridad Internacional, Douglas Farah. Fue completamente “estratégica”, como la describió el mandatario iraní en su parada por Nicaragua el martes 13 de junio.
Raisí trató de estrechar lazos con Venezuela, Nicaragua y Cuba, países sobre los que pesan fuertes sanciones de Estados Unidos y que —al igual que Irán— buscan “abrir grietas” que les permitan seguir comercializando en el mercado internacional.
Para Farah, Irán “es un maestro” en evadir sanciones de la comunidad internacional. Destaca que ese país ha sido sancionado “durante varias décadas” y a pesar de ello su economía se mantiene a flote. Lo que resulta especialmente atractivo para las dictaduras latinoamericanas que lo recibieron con honores.
En el caso de Nicaragua, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo está “buscando desesperadamente cómo romper el aislamiento económico que ha sufrido por su dependencia en esos términos a EE. UU.”, advierte el consultor. De tal manera que “Irán puede acceder a varias cosas a través de Nicaragua, que tal vez no tiene acceso desde otros países, y Nicaragua puede aprender mucho sobre romper sanciones de parte de Irán”, agrega.
El mandatario iraní también buscó “posicionamiento” en la región y apoyo político en todos los foros internacionales “para que no haya condena ni para uno ni para el otro”, explica Farah en esta entrevista que brindó a CONFIDENCIAL y el programa Esta Semana, que se transmite a través de YouTube debido a la censura impuesta por el régimen nicaragüense.
¿Qué relevancia tienen los encuentros que sostuvo el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, con los dictadores Daniel Ortega en Nicaragua, Nicolás Maduro en Venezuela y Miguel Díaz-Canel en Cuba?
La agenda en común que tiene Irán con esos países, las dictaduras de América Latina, es mostrar cierta solidaridad para demostrar que ninguno de esos países está solo, a pesar del aislamiento de Estados Unidos y de la Unión Europea. Y es una cosa que también ayuda a Rusia a mantener a sus aliados en la región hablando de las sanciones, las injusticias, las políticas imperialistas de Estados Unidos. Creo que Raisí ha identificado el propósito puntualmente cuando habla del enemigo en común en el hemisferio, que es Estados Unidos. Para mí el mensaje no es tanto económico sino demostrar solidaridad y demostrar que estas dictaduras tienen amigos entre ellos mismos y se apoyan.
Además del discurso antiimperialista, en la visita de Raisí a Nicaragua firmó una serie de acuerdos en materia de tecnología, ciencia y medicina, como también han firmado otros en el pasado que no se han cumplido ¿En qué se basan las relaciones estratégicas de Nicaragua con Irán?
Los alcances obviamente no son económicos, ninguno de los dos países tiene cómo apoyar económicamente. Lo que busca Irán es un acercamiento en términos de inteligencia, de poder vigilar más de cerca a Estados Unidos, de apoyar a la dictadura de Ortega en términos de tecnología para espiar a su propia gente. Esa clase de tecnología que permite a un Estado totalitario sobrevivir y espiar a su gente y a la misma vez recabar cualquier información no sólo de Estados Unidos sino de sus aliados en la región. La parte de tratados económicos es mínima, han firmado ya creo 20, 30 o 50 acuerdos y no se ha cumplido ninguno porque ni un país ni el otro tiene que ofrecer en términos económicos. Si tienen apoyo en términos de entrenamiento en inteligencia, entrenamiento militar, cosas que las dictaduras necesitan para sobrevivir e Irán es el maestro en eso.
Son tres visitas de altos funcionarios iraníes en poco más de un año a Nicaragua, primero fue el viceministro de asuntos económicos, Mohsén Rezaí, en 2022, y en febrero de este año el canciller Hossein Amir-Abdollahian, que también acompañó a Raisí esta semana. ¿Qué puede ofrecerle la dictadura de Ortega a Irán, y qué beneficios puede sacar de esas relaciones?
La agenda de Irán en la región es estar cerca para poder atacar, si fuera necesario, a Estados Unidos y sus aliados, en caso de que hubiese una ruptura en términos nucleares. Posicionarse bien con sus aliados. Creo que es parte fundamental ese acercamiento estratégico, no en grandes números sino en lugares específicos, puntuales y estratégicos. A la par va la agenda de protegerse entre ellos mismos en las Naciones Unidas y en todas las esferas internacionales para que no haya condena ni para uno ni para el otro, ni para Rusia, ni para Irán, ni para los bolivarianos, para mantener esa protección mutua en términos de evitar sanciones. La tercera parte es precisamente evadir sanciones. Irán es un maestro, ha sido sancionado hace décadas y sabe evadir sanciones, y la dictadura Ortega-Murillo está buscando desesperadamente cómo romper el aislamiento económico que ha sufrido por su dependencia en términos económicos a Estados Unidos. Entonces, yo creo que hay un aprendizaje mutuo ahí. Irán puede acceder a varias cosas a través de Nicaragua, que tal vez no tiene acceso desde otros países, y Nicaragua puede aprender mucho sobre romper sanciones de parte de Irán.
En su gira Raisí exhortó a los dictadores a reintegrarse con otros países para neutralizar las sanciones impuestas por Estados Unidos. Y usted describe como Irán ha tenido éxito esquivando esas sanciones ¿Eso es replicable en los casos de Nicaragua, Cuba y Venezuela?
Obviamente Cuba ha sobrevivido. Nicaragua, a pesar de ser —tal vez— el más débil de los socios en esa circunstancia, también ha aguantado porque ellos aprendieron, cómo aprendió Venezuela, que si las élites políticas, militares y fuerzas de represión interna están bien más o menos económicamente, la dictadura puede sobrevivir muchos años. No están tratando de resolver los problemas del pueblo —de hambre, de educación y de salud— sino que están buscando lo mínimo para mantener quietos a los que podrían volverse contra el régimen con cierta fuerza. Irán ha demostrado una capacidad de matar a su propia gente y de reprimir a su propia gente, Daniel Ortega también ha demostrado, Cuba ha demostrado también durante mucho tiempo, y eso es parte del acercamiento que ellos tienen para mantenerse fuera de ser condenados internacionalmente y ampliar con grietas. No hay (para ellos) mercados muy grandes, pero hay espacios para moverse, para sobrevivir, es lo mínimo que están buscando en este momento.
En abril The New York Times reveló por un documento filtrado del Pentágono, que el Ejército de Nicaragua exploró con Irán la posibilidad de una cooperación militar para contrarrestar la influencia de EE. UU. en América Latina… ¿Cómo se ve en Washington los acercamientos de Ortega con Irán en materia de seguridad?
El acercamiento es real y quieren hacerlo, pero creo que las posibilidades de que sean muy importantes son mínimas en términos de exponer a Estados Unidos a un ataque nuclear. Mucho más preocupante acá es la relación con Rusia y la nueva relación que tienen con Beijing ahora para poder ampliar esos espacios militares de una manera mucho más rápida, mucho más sofisticada y mucho más coherente. Pero Irán está buscando los espacios estratégicos donde ellos puedan estar y ellos creen que necesitan un lugar donde puedan, digamos, reabastecer aviones o un puerto donde puedan llegar sus barcos sin ser rechazados o sin ser sancionados en caso de que las cosas se fueran deteriorando muchísimo en términos de su seguridad interna en Irán. Ellos no tienen tanta capacidad, pueden emplear cierta clase de barcos, buques de guerra, ciertas cosas donde Irán sí tiene la capacidad, pero China y Rusia tienen mucha más capacidad y además mucho más recursos para tirar en la región.
¿Cuál es el balance de la visita de Raisí por Venezuela y Cuba? A diferencia de Nicaragua, por ejemplo, ¿hay mayor intercambio comercial de Irán con Caracas?
Sí, pero en términos reales también sigue siendo mínimo. Donde nosotros hemos detectado un nexo muy importante es en términos de la exportación de oro, de Venezuela va a Nicaragua y de Nicaragua al mercado internacional porque no está sancionado internacionalmente, como sí está sancionado el oro de Venezuela. Y en ese juego del oro Irán siempre ha tenido una capacidad extraordinaria de moverse en los mercados internacionales. Ese oro sacado al mercado es en gran parte lo que permite sobrevivir a la dictadura, tanto de Venezuela como de Nicaragua. Irán ha sido durante décadas el maestro en evitar las sanciones, en mover el oro sucio que ellos recogen de diferentes partes del mundo hacia el mercado internacional, sin sanciones. Creo que eso es una diferencia con Nicaragua porque Nicaragua está en el juego del oro. No tienen ninguno de los dos países gran capacidad de abrir mercados y hacer esas cosas, lo que tienen es especialidades y puntos específicos donde pueden romper el aislamiento económico de las sanciones que cada cual está siendo sujeto en este momento.