3 de junio 2023
Los templos no van a cerrar por el congelamiento de las cuentas bancarias de la Iglesia católica en Nicaragua; sin embargo, la medida ilegal del régimen orteguista provoca un “estrés financiero” en las parroquias del país, que han comenzado a suspender algunos proyectos de infraestructura, retener el pago de los docentes de colegios católicos y, en algunos casos, despedir a colaboradores.
Las iglesias ya funcionan “de manera reducida”, señaló “Carlos”, un ciudadano organizado en una parroquia en el suroriente del país. Los templos católicos ahora sólo cuentan con las ofrendas o limosnas que da la feligresía, ya que con las cuentas bancarias cerradas, no pueden recibir —según el feligrés— “el apoyo directo de familias que respaldan la labor evangelística”.
La ofrenda es la principal fuente de financiamiento de las parroquias en casi todo el país, dijeron a CONFIDENCIAL dos sacerdotes exiliados, que pidieron el anonimato. De esa forma, las iglesias pueden sostenerse, aunque no cuenten con los depósitos bancarios, que la Policía orteguista bloqueó desde el viernes 26 de mayo de 2023 bajo una supuesta investigación por “lavado de dinero”.
Con el presupuesto que se obtiene de las ofrendas, los templos se mantienen en general, pero no todos tendrán la capacidad de continuar pagando salarios de sus colaboradores, servicios básicos y obras de mantenimiento, subrayó “Carlos”.
La mayoría de las iglesias en Nicaragua cuentan con un consejo económico, conformado por laicos organizados en diferentes grupos, que se encargan de administrar y recolectar fondos para el mantenimiento de la parroquia, a través de ferias, rifas, venta de comida y otras actividades, explicó “Luis”, uno de los sacerdotes consultados.
“Lo que se recolecta —añadió— se utiliza en pagos de salarios, la mantención del párroco, pago de seguro sacerdotal y obras varias”. Este consejo económico entrega un informe mensual de ingresos y egresos al sacerdote.
Otra fuente de ingresos de las iglesias son celebraciones privadas, como bodas, bautizos y ofrendas personales. El monto recaudado es informado por la secretaria del párroco.
Recortes de personal y suspensión de pagos
Ninguna de esas actividades amortigua el impacto de la medida de la dictadura. “Pudiera haber recorte de personal”, alertó el padre “Luis”. Aunque esa advertencia es la nueva realidad de “María”, una colaboradora en una parroquia del norte del país. Este miércoles 31 de mayo le informaron que “no podían seguir manteniendo su salario”, pero ella —“consciente de los duros tiempos que atraviesa la Iglesia”— decidió quedarse como “voluntaria”.
“María” sabe que su caso es “excepcional”, porque la mayoría de trabajadores requieren de su salario para vivir.
En una parroquia al menos existen tres trabajadores fijos: el sacristán, la secretaria y el ayudante del hogar. Los otros colaboradores (conductor, jardinero y responsable de mantenimiento) dependen de las necesidades del templo.
Los docentes de colegios ligados a las diócesis nicaragüenses están en “zozobra” porque las autoridades eclesiásticas les retuvieron el salario de mayo pasado y no les han informado cuándo volverán a pagarles, de acuerdo con una publicación del medio estadounidense la Voz de América (VOA), que cita a una profesora que tiene más de una década trabajando en un colegio privado católico.
Otra fuente aseguró a CONFIDENCIAL, que una de las escuelas perjudicadas por el congelamiento de las cuentas, empezó a pagarles a los maestros con lo que recogieron de la mensualidad, “pero no es suficiente”, dijo.
Según la VOA, “la Unidad Sindical Magisterial, que reúne a profesores de educación primaria y secundaria de toda Nicaragua, dijo que también hay temor de que los colegios privados que pertenecen a la Iglesia católica puedan ser confiscados por el Gobierno”.
Pagos de los servicios básicos
El pago de los servicios básicos se verá atrasado por no tener acceso a las cuentas, refirió el sacerdote “Luis”. “Los montos son muy elevados y no solamente es una factura. Se paga el servicio de energía de la parroquia, de la casa cural y en algunos casos, si tienen auditorios aparte, es un recibo adicional”, detalló.
La parroquia de “Carlos” pagó el mes pasado 20 000 córdobas en energía eléctrica. Mientras que la Iglesia donde se congrega “María” canceló 25 000 córdobas por el mismo servicio.
“María”, quien conoce la situación de iglesias pequeñas, ancladas en zonas rurales del país, aseguró que el “golpe económico” no es igual para todas. Esos templos están ubicados en zonas humildes, donde la feligresía comparte su cosecha y animales de granja con la Iglesia, ya que no tienen suficientes ingresos económicos.
“A quien le roban (el dinero) es al pueblo, porque nosotros lo que tenemos es dinero que recibimos del pueblo, en la limosna voluntaria”, destacó el sacerdote “Rafael”, quien ha estado a cargo de varias parroquias en el norte del país.
Aumenta riesgo de cárcel
Desde la perspectiva de “Rafael”, los ataques del régimen buscan “erradicar a la Iglesia”, ya que con una investigación abierta contra la institución católica “cualquier sacerdote u obispo puede ser apresado”.
El régimen mantiene en prisión al obispo de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez, y el pasado 23 de mayo arrestó al sacerdote Jaime Iván Montecinos Sauceda, de 61 años, párroco de la iglesia Juan Pablo II del municipio de Sébaco, en Matagalpa.
Tres días previos al arresto de Montecinos, los sacerdotes Pastor Eugenio Rodríguez Benavides y Leonardo Guevara Gutiérrez, fueron sacados por la Policía de sus parroquias en Jalapa y Estelí, respectivamente, y trasladados a Managua a “una casa de formación” de la Iglesia católica, donde están a la “espera” que la justicia del régimen complete un proceso “investigativo” en su contra, según informó entonces la Diócesis de Estelí, a través de un comunicado.
Estos secuestros han ocurrido en medio de un clima de mayor represión contra la Iglesia, marcado por la expulsión de religiosas, cierre de organizaciones católicas y confiscación de sus bienes, apropiación de colegios y una política de persecución y terror focalizada en la institución.
Para justificar el congelamiento de la cuentas, la Policía emitió un comunicado, el sábado 27 de mayo, en el que fueron informados de “actividad ilícita en el manejo de fondos y recursos en cuentas bancarias que habían pertenecido a personas condenadas por traición a la patria”, sin especificar nombres.
También aseguraron que encontraron “centenares de miles de dólares, escondidos en bolsas ubicadas en instalaciones pertenecientes a Diócesis del país”, sin definir cuáles. El cierre de las cuentas inició en la Diócesis de Estelí, y siguieron en Matagalpa, Managua y en todo el país, durante la última semana de mayo.
CONFIDENCIAL reveló este viernes 2 de junio de 2023 que la dictadura mantiene retenidos centenares de miles de dólares de la Diócesis de Estelí, bajo la supuesta investigación, pero el origen de esos fondos corresponde a una donación de 563 206.54 dólares realizada por la fundación Catholic Relief Services (CRS) en 2012 a la Asociación Cáritas Diocesana de Estelí (ACDE), explicaron fuentes vinculadas a la provincia eclesiástica.
Para el sacerdote “Rafael”, el argumento de la Policía de que hallaron “bolsas con miles de dólares” es similar al de 2018, cuando los acusaron de tener armas en los templos, y nunca las encontraron.
“Todo el mundo sabe que ellos son especialistas en calumniar e inventar. Ellos ya perdieron autoridad ante el pueblo, ellos saben que nadie les cree”, subrayó el sacerdote.
Tras una semana del congelamiento de las cuentas bancarias de la Iglesia, ni la Conferencia Episcopal de Nicaragua, ni la Arquidiócesis de Managua se han pronunciado sobre el caso.