10 de mayo 2023
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El dictador Daniel Ortega nombró como nueva embajadora en Colombia a Milagros del Carmen Urbina Rocha, cinco meses después de mantener el cargo vacante en el país sudamericano. La designación se oficializó a través del acuerdo presidencial 49-2023 publicado en La Gaceta, diario oficial, de este miércoles 10 de mayo de 2023.
Rocha ya se desempeñaba como ministra consejera con funciones consulares en la embajada en Bogotá, desde el 21 de diciembre de 2022, cuando Ortega removió como embajador a Gadiel Francisco Arce Mairena, quien encabeza uno de los feudos familiares que promueve la dictadura orteguista en el servicio diplomático nicaragüense.
Mairena ya se había hecho cargo de la embajada en Bogotá, cuando la sede diplomática estuvo sin embajador desde febrero hasta septiembre de 2022, cuando asumió el puesto.
Antes de ser nombrada en los cargos diplomáticos en Bogotá, Urbina Rocha estuvo asignada como ministra consejera con funciones consulares de la embajada nicaragüense en España y como encargada de negocios en la sede diplomática en Guatemala.
Se define como “diplomática sandinista rubeniana”
En su cuenta en Twitter, Urbina Rocha se define como una “diplomática sandinista rubeniana" (en alusión a Rubén Darío) y normalmente comparte mucha de la propaganda de la dictadura en redes sociales.
Entre 2021 y 2022, Ortega tuvo fuertes roces diplomáticos con Bogotá, durante la etapa final de la Administración de Iván Duque y en medio del ascenso al poder del Gobierno del izquierdista Gustavo Petro, debido a las críticas por los atropellos a los derechos humanos del orteguismo y los llamados a la liberación de los presos políticos.
En febrero de 2022, Ortega canceló el nombramiento de Yara Suhyén Pérez Calero, como representante de Managua en Colombia, luego de que el régimen retirará las credenciales a Alfredo Rangel Suárez, embajador de Colombia en Managua, acusándolo de "inmiscuirse ofensivamente en los asuntos internos de nuestro país".
Previamente, Colombia había ordenado a su embajador en Managua regresar al país luego de que el presidente Ortega asegurara que la nación sudamericana era un "narco-Estado", donde asesinan a diario a líderes sociales.
El ascenso al poder de Gustavo Petro no significó una mejoría de las relaciones entre Bogotá y Managua. El mandatario colombiano gestionó la liberación de 21 presos políticos, entre estos, Dora María Téllez y monseñor Rolando Álvarez (quien sigue en una cárcel de máxima seguridad de la dictadura), pero fue rechazada por el orteguismo.
El mismo canciller colombiano Álvaro Leyva Durán expresó en una entrevista que la gestión fracasó por la intransigencia del orteguismo, aduciendo que “las cosas de orden público no se pueden tratar a las patadas, metiendo a los amigos a la cárcel, cerrando las asociaciones nacionales de derechos humanos. Esto es una barbaridad”.
