9 de mayo 2023
Sin duda que, cuando en una plática se comienza hablar algo acerca del somocismo, serán muy pocos quienes secunden y continúen hablando sobre el tema, porque después de los 44 años de haber sido derrocado ha pasado mucho tiempo para quienes vivieron y –en cualquier forma— sintieron las consecuencias de los desmanes de su dictadura en casi medio siglo, tiempo suficiente para que los adultos mayores de entonces estén ahora en la senectud o hayan fallecido. Esto significa, que los jóvenes actuales –no importa su edad—no tuvo vivencia personal durante somocismo como sistema político dictatorial, al cual solo lo conocen ahora por relatos escritas y orales.
Leer y oír son dos formas únicas para conocer la Historia, aunque no es lo mismo por cuanto la escritura y la oratoria no pueden reproducir las emociones de quienes, en su tiempo, pudieron haber sido afectados de una u otra forma por alguna de las medidas políticas del régimen somocista, a través de sus diversos medios institucionales útiles para controlar, reprimir, hacía sufrir y solo beneficiar a sus partidarios. Lo clásico de todo poder político.
El régimen condicionaba la vida de los nicaragüenses en lo social, económico, político, educacional, cultural e incursionó en el predio espiritual de los creyentes católicos, y por sus concesiones a la jerarquía, el fundador de la dictadura dinástica fue consagrado “Príncipe de la iglesia católica”. Con un poco de esfuerzo, las generaciones que no vivieron el somocismo pueden imaginarlo observando la realidad actual bajo el orteguismo lo cual será como verlo a través de lentes de aumento –todo es más grande ahora—, porque este régimen supera al somocismo en la manipulación religiosa, solo que con distinta forma o al revés: Ortega y Murillo, con su Cardenal Obando parecieron aspirar al principado de la iglesia católica; pero ahora parecen aspirar al reinado espiritual con las iglesias evangélicas y sus pastores, a los cuales permite manifestarse incluso en sus exclusivos escenarios multicolores, y les ayudan a crecer con la misma fuerza con que reprime a la iglesia católica y a sus sacerdotes.
Todas las experiencias individuales y colectivas vividas de modo distinto por los ciudadanos antes de 1979 y que todavía existen, en su conciencia sobreviven los hechos de aquellos tiempos, porque siempre el individuo tiente que adoptar una de las tres únicas actitudes políticas posibles: a) la gobiernista; b) la opositora; c) la indiferencia que, en la mayoría de los casos, es falsa neutralidad de quienes pretenden estar bien con todos.
Al desaparecer el somocismo como régimen político, sobrevive en la mente de sus partidarios y del somocismo como fenómeno ideológico, aún más en la conciencia de quienes al ser derrotado salieron forzados del país, pero también sigue en la conciencia de los que se quedaron y que, por cuestión de edad, ya no serán muchos.
II
Las personas que vivieron la experiencia política al lado de la dictadura –estén fuera o dentro del país— todavía piensan y actúan políticamente con sus simpatías por los Somoza y el somocismo. Esas personas fueron militares, parientes de militares u orejas; los políticos que fueron funcionarios públicos y sus parientes tienen vida social, y expresan sus opiniones en sus medios de comunicación identificándose como lo que son: somocistas nostálgicos.
Y esa su nostalgia, aparte de la que puede ser propiamente por su país, también la sienten por los bienes y la buena vida de que gozaron y perdieron; todo eso lo expresan en su vida social (cumpleaños y óbitos de miembros de esa comunidad); emiten sus opiniones, comentarios y análisis sobre los sucesos del país en donde viven y del país de sus recuerdos; Y lo hacen de modo invariable junto a su rechazo rencoroso hacia el FSLN, algo natural, pero también hacia Sandino, y el sandinismo como corriente política.
De este anti sandinismo radical, agresivo, no se salva quienes fueron militantes del Frente, simpatizantes o amigos políticos, y dejaron de serlo desde antes de que Daniel Ortega llegara el poder en el 2007; a principios de los años noventa, ya se habían declarado adversarios de sus modos de pensar y de hacer en nombre del FSLN y del sandinismo. En particular y de primero, arremeten contra quienes fueron del MRS y ahora son miembros de Unamos; y agregan al blanco de sus diatribas a quienes solo fueron simpatizantes de ese partido, o amigos de sus dirigentes; todo expresado de un modo irracional, como solo se puede hacerse con odio político.
A estos llamaríamos somocistas irredentos por motivos muy íntimos de cada uno de ellos, casi siempre por motivos económicos a causa de las confiscaciones que sufrieron al salir de Nicaragua, aunque tampoco faltaría entre sus motivos los abusos de poder de miembros del FSLN y, en todo caso, por haber perdido el poder y sus privilegios.
Es frecuente ver entre los somocistas “de allá” a ex militares de la ex Guardia Nacional disfrazados de blancos palomos entre los cuales hubo torturadores, aduladores y soplones; viendo sus publicaciones hace recordar –en algunos casos— a viejos represores; otros que cometieron delitos en el anonimato y la oscuridad de las prisiones, o en las soledades cómplices del campo contra familias campesinas, con despojos de sus tierras durante la dictadura de sus adorados tres Somoza.
III
Al lado de todo eso y de esos individuos, que sin duda tienen motivos desde sus puntos de vista e intereses, ha surgido el neo somocismo; algo distinto al somocismo del exilio y sus descendientes que, incluso, ya nacieron allá, concretamente en Miami; también es diferente al somocismo de los políticos que durante su dictadura no pasaron de la mediocridad dentro de la burocracia estatal.
Incluso, un grupo de ellos creó aquí un “Partido Liberal Somocista” –así, sin eufemismo—, y ha figurado entre los partidos zancudos que le hacen sombra “opositora” a los Ortega Murillo en sus farsas electoreras. Incluso hay diputados y funcionarios somocistas en la burocracia del gobierno actual, algunos con origen en la contrarrevolución armada de los ochenta. Después veremos otras coincidencias entre somocistas y orteguistas, en la actualidad.
El neo somocismo del que hablamos, como es nuevo, solo podía ser digital y más ideológico que nostálgico y, por lo tanto, ocupa las redes sociales para torturar herejes que, en su mente, son quienes tienen un pensamiento progresista, de izquierda y, por ende, anti intervencionista, que equivale a ser anti imperialista. Y en esto está la clave política ideológica para explicar al neo somocismo: odian al sandinismo total por haber tenido origen en la lucha del General Sandino contra la intervención armada de los Estados Unidos; por eso se identifican con la geopolítica estadounidense actual y la defienden, pues saben que ese país ostenta la paternidad histórica de los Somoza.
En eso, el somocismo nostálgico y el neo somocismo digital, piensan y sienten lo mismo; pero con otras formas de expresión: uno de los portales del neo somocismo, lo maneja un conocido periodista que reside en Estados Unidos desde antes de los sucesos de abril-2018; hay otro portal de un anónimo con residencia desconocida también. Ambos critican al régimen Ortega Murillo; pero su lenguaje escatológico lo utilizan igual contra los sandinistas en la oposición.
El locutor anónimo, demostrando que su odio hacia la figura histórica de Sandino se debe a su lucha anti intervencionista, descubre su raíz somocista y –aunque parece ser un joven— su retórica parece copiada de las páginas de “Sandino: el calvario de Las Segovias”, el libro de Anastasio Somoza García, que le escribió alguno de sus plumíferos. También su lenguaje denuncia sus vínculos familiares con algún ex militar o con políticos somocistas de la vieja guardia, radicados en Miami.
Las diatribas del neo somocismo son dirigidas también contra los líderes de la oposición recién expulsados, coincidentes con las diatribas de las redes sociales orteguistas, y con los medios de prensa del somocismo nostálgico de Miami. Y todos –orteguismo, somocismo nostálgico y neo somocismo—, se hermanan en su furioso ataque contra la oposición en general, sin hacer excepciones de los que están en el país, están exiliados desde hace cinco años, o son los recién expatriados de febrero pasado.
En esto hay una relación lógica entre somocismo y orteguismo: son partes de dos dictaduras enemigas de la democracia y los derechos humanos y, por ende, también odian a quienes luchan por ambos valores conculcados a los nicaragüenses durante dos épocas distintas.
Al margen de estas cuartillas
*El neo somocismo digital en sus ataques a la dictadura Ortega Murillo no le aplica el patronímico orteguista, sino que, invariablemente, solo el patronímico “sandinista”…
*El neo somocismo mete en un solo paquete al régimen orteguista, al sandinismo histórico y a los antiorteguistas en la oposición con identidad sandinista…
*De esa forma, el neo somocismo digital pretende reivindicar al Somoza fundador de la dictadura, a sus herederos y al intervencionismo político militar del país que los parió…
*Lo insólito, es que los medios de comunicación independientes –igual que el viejo y el neo somocismo—, no dejan de llamar “sandinistas” a la dictadura y a los dictadores…
*Un favor espontáneo y gratuito que le hacen al somocismo nostálgico y al neo somocismo digital; de lo cual, al parecer… no se han enterado.