9 de abril 2023
El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, enumeró este domingo, durante la misa de resurrección, las piedras en el camino a la liberación de los pueblos: la crueldad de los tiranos, la indiferencia de los egoístas, la envidia entre los líderes y la desesperanza del pueblo cansado de sufrir.
El religioso carmelita, exiliado desde 2019 por consejo del papa Francisco ante amenazas de fanáticos orteguistas, pronunció su homilía transmitida a través de las redes sociales desde la parroquia Santa Agatha en Miami, Florida. Su mensaje llega mientras la Iglesia católica nicaragüense es perseguida con saña por el régimen de Daniel Ortega, que considera al Vaticano una “mafia”.
La dictadura nicaragüense prohibió en estos días de Semana Santa las procesiones—restringiéndolas a los atrios de las iglesias o al interior de los templos— en una evidente muestra de la persecución religiosa en el país, cuya situación de derechos humanos se ha deteriorado de la mano de la familia Ortega-Murillo.
La situación fue descrita como “particular” por el Papa Francisco que oró por Nicaragua en la bendición “Urbi et Orbi” (“a la ciudad y el mundo”), transmitida desde la plaza San Pedro. El miércoles 5 de abril, la vicepresidenta Rosario Murillo, cogobernante y esposa de Daniel Ortega, invocó al “Dios verdadero” para justificar la represión.
“Hoy hay piedras enormes que nos impiden vivir y ser libres. En el camino de la vida nos bloquean las piedras del desánimo, la desconfianza, el miedo y el pecado”, afirmó Báez.
Dictadura suma más reos políticos
De acuerdo con el monitoreo Azul y Blanco, los operativos represivos han dejado 17 capturados que se suman a los 36 presos políticos que quedaron después del destierro de 222 en febrero pasado, cuando la dictadura decidió expulsarlos a Estados Unidos, luego que los tribunales de justicia los declararon “traidores de la patria”.
Uno de los reos de conciencia es precisamente el obispo de Matagalpa y administrador de la Diócesis de Estelí, Rolando Álvarez, condenado en febrero pasado a 26 años y cuatro meses de prisión, un día después que se negó a aceptar el destierro de Ortega. Este jerarca es conocido por su trabajo pastoral en las comunidades campesinas, su compromiso con la democracia y la denuncia por los abusos de derechos humanos.
El régimen ha sido denunciado por organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos y Las Naciones Unidas, por su responsabilidad en la represión que dejó 355 asesinados y más de 2000 heridos en 2018. Según los informes, se cometieron “delitos de lesa humanidad”, lo que ha sido rechazado por el oficialismo que describió sin evidencia las protestas atacadas por el Estado como un “intento de golpe de Estado”.
“Dios nos libre de la dictadura de la rigidez mental y la soberbia”
Báez insistió en que “aún las piedras más pesadas pueden ser removidas”, en referencia a una de las lecciones aprendidas por María Magdalena cuando se acerca a la tumba de Jesús el día de la resurrección. La otra enseñanza para ella aquel día fue no aferrarse a sus propias interpretaciones, buscar a los otros y abrirse a la novedad de lo que acontecía.
Por eso, el jerarca católico critica a quienes presumen de saberlo todo y tener la solución para todo. “Dios nos libre de la dictadura de la rigidez mental y de la soberbia de quienes intentan imponer como verdad absoluta su pequeña verdad. Cuando buscamos juntos nos abrimos a las sorpresas de Dios y damos el primer paso hacia la pascua, hacia el encuentro con aquel que es la verdad. Nadie tiene todas las soluciones y solamente entre todos podemos encontrar caminos razonables. Aprendamos a decir no sé y a escucharnos entre nosotros”, agregó.
Para el obispo, quien compara la vida como una carrera de resistencia, las personas y grupos de la sociedad deben seguir corriendo en los momentos difíciles, pero esforzándose en buscar el bien común y sin necesidad de ponerse zancadillas ni descalificarse.
“No hay que correr para llegar primero y acaparar aplausos y privilegios, sino para llegar a tiempo y poder construir entre todos la nueva fraternidad que surge de la Pascua”, dijo.
Entre los concelebrantes de la misa en la parroquia Santa Agatha estuvo el sacerdote Edwin Román, expárroco de la iglesia San Miguel Arcángel en Masaya, quien, en medio de la represión en plena Semana Santa, denunció las prohibiciones del Estado a las procesiones como las violaciones al derecho de los católicos.
Román dijo a CONFIDENCIAL que miles de fieles han vivido su fe, pese a las limitaciones impuestas por el Ejecutivo y afirmó que no se puede generalizar en el caso de los policías y la represión, porque algunos de ellos son católicos y no están de acuerdo con los abusos.
“Otro me dijo que ya no quería ser policía y llegó la familia a recogerlo a la casa cural, y le regalé una camisa mía para pasar por desapercibido. Una mujer policía llorando me llegó a comentar que fue víctima de violación sexual en el cuartel de Masaya, mientras le tocó permanecer concentrada en ese tiempo, donde utilizaron algún químico inhalante mientras dormía. Tuvo que exiliarse y la volví a ver”, sostuvo el religioso.
Román se mostró confiado en que los policías “escucharán la voz de la conciencia y que revestirán nuevamente el uniforme de la dignidad”.