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Ana Margarita Vijil, 606 días como presa política: “La cárcel fue como morir y revivir”

Dirigente de Unamos considera que la dictadura vive su etapa conclusiva y reflexiona sobre la madurez política adquirida por los opositores en prisión

Redacción Confidencial

30 de marzo 2023

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Los 606 días que Ana Margarita Vijil, dirigente de Unamos, permaneció secuestrada en la cárcel de El Chipote por la dictadura de Daniel Ortega, le sirvieron para aprender a valorar aspectos de la vida como los amaneceres y las lluvias, pero además a ver con claridad que el régimen se encuentra en una “etapa conclusiva” y que el doloroso proceso de sufrir la represión perpetrada por el orteguismo, hizo madurar tanto al liderazgo político opositor, como a la sociedad nicaragüense en general.

Vijil compartió su experiencia en la principal cárcel de la dictadura durante una entrevista en el programa Esta Noche —que se transmite por Facebook y YouTube debido a la censura del orteguismo— en la que relató cómo enfrentó el régimen de confinamiento y aislamiento a la que fue sometida, además del secuestro que viven los policías y demás  funcionarios públicos bajo las órdenes represivas que devienen desde El Carmen. 

“Hay un antes y un después (de la cárcel). La cárcel fue como morir y revivir. Son esas experiencias de muerte que finalmente son experiencias de vida también”, dijo Vijil, quien incluso recordó con sorna los niveles de absurdez a los que llegaron algunos de los interrogatorios a los que fue sometida.

¿Cómo ha vivido estas primeras siete semanas en libertad, desterrada en los Estados Unidos?


Todavía estoy en proceso de adaptarme. Pero la he vivido feliz, feliz de poder hablar con mi mamá todos los días, aunque no la puedo abrazar, porque ella sigue sin un pasaporte y no puede salir de Nicaragua. Como muchas personas en el país, sigue presa ahí adentro. Feliz de poder ver a mis amigos, de reconectar, de saber que sÍ se pudo. Todo eso ayuda, ayuda a sentir también que valió la pena, que valieron la pena esos 606 días.

Estuviste esos días en una celda completamente sola. Y eso produce daños en tu salud física, mental. ¿Cómo te sientes? ¿Has podido hacer un chequeo de tu salud?

Bueno, yo creo que cualquier persona que pasa por las cárceles en Nicaragua sale con secuelas físicas y emocionales. Y el reto de estas semanas ha sido ir curando poco a poco. Quedé con una lesión en la espalda, con reflujo crónico y todavía me ponen un poco como nerviosita las actividades donde hay mucha gente, porque ahí pasé mucho tiempo sola, pero poco a poco voy recuperándome. Quedé también bastante ciega. Tuve que cambiar los anteojos, porque como pasé muchos de esos 606 días en penumbra, me costaba mucho ver al inicio. Además, me cambió bastante la medida. No sé si eso es secuela de ese tiempo de penumbra, pero ya también resolví eso, así que ahí voy. Creo que así vamos todos y todas los que salimos en ese vuelo, viendo cómo estabilizarnos física y emocionalmente, y también viendo los planes para el futuro.

¿Cómo sobreviviste esos 606 días? Estabas sola. No tenías con quién hablar en esa celda. Tampoco tenías un libro que leer o un papel para poder escribir…

No fue chiche, pero se pudo se pudo sobrevivir. Uno busca mecanismos de resistencia. Tu cabeza busca mecanismos de resistencia y esos son los que te van ayudando. Yo siento que mantener el ánimo era una forma de resistencia. Poder levantarme todas las mañanas con una sonrisa. Para mí y para la Suyen (Barahona), que era la que me veía del otro lado de los barrotes, porque yo estaba en la celda 15 y ella estaba en la celda 14, justo enfrente. No podíamos hablar, pero cuando la custodia pasaba, nosotros tratábamos de hacernos muecas. Sonreír también para los que pasaban por el pasillo hacia los interrogatorios, que eran todos. Por el pasillo de mujeres, tenían que pasar todos los que estaban en el pasillo de hombres y todos los que estaban en la zona empernada. También creo que sobreviví gracias a la misión que me impuse de poder darle y hacerle señas de que estábamos juntos en eso, de tratar de mandarles besos y recibir los mensajitos que ellos más o menos podían mandarme también cuando pasaban. Todo eso me ayudó. Levantarte todos los días diciendo no, este día yo voy a vencer el aislamiento, yo voy a ser lo más feliz que pueda hacer en estas circunstancias. 

Limpiaba mi celda. Mi celda era nítida y la dejé nítida cuando salí de ahí. Te estableces una rutina, tu hora de limpieza, tu hora para tratar de hacer ejercicios. Yo no podía mucho porque me lesioné, pero todas las muchachas en el pasillo hacían ejercicio. Teníamos ahí una coach que era la doctora María Oviedo que estaba entrenando a la Suyen con señas y a doña Violeta (Granera), que era sus compañeras de celda.  También estuvimos orando. Fíjate que la oración fue un mecanismo de resistencia. Primero un espacio espiritual íntimo, que era lo que podíamos hacer, pero poco a poco se convirtió también en nuestro mecanismo de desafío al poder. Cuando comenzamos a hacer las oraciones colectivas,  primero nos llegaban a callar porque era prohibido, pero los enfrentábamos y seguíamos haciendo las oraciones. Y esa era una forma de resistencia. 

Tu único contacto para hablar con otras personas eran los interrogatorios con la Policía. ¿Qué te preguntaban, qué querían saber los interrogadores y de qué te acusaban? 

Ellos tenían el libelo acusatorio de la Fiscalía con las entrevistas con las que me acusaron. Eran tres entrevistas que hice para Esta Noche y una con Héctor Mairena. Con eso me acusaron. Tampoco es que necesitaban mucha información. Un retuit que te hice a vos, otro que le hice a la Unión Europea y con eso fue que me acusaron, así que no necesitaban mucho más. Trataban al inicio presionar mucho sobre el tema del dinero, cómo era eso del dinero que recibía la oposición. Yo decía ¿cuál dinero?, si todo es un voluntariado.  Me levantaron el sigilo bancario, ya saben que en mi cuenta no hay nada. Trataban también de hacer conexiones entre todos los que estábamos ahí. Tenían metido en la cabeza que hubo una conspiración golpista desde 2018. Pero después, comenzaron a ser divertidos algunos de estos interrogatorios porque eran medio absurdos. Me acuerdo de un interrogatorio entero sobre los agüizotes de Masaya. Yo creo que ellos también se aburrían. Imagínate estar entrevistando tres o cuatro veces al día. Ya tampoco ellos tenían mucho que preguntar. Me acuerdo una vez que me levantaron a las 11:00 de la noche a preguntarme por las actividades de mi cuñado y yo le decía a la mujer, ¿usted me puede explicar por qué me está levantando a la 11:00 de la noche para preguntarme por una persona que murió hace más de cinco años? ¿Cuál era la urgencia? Todavía no puedo explicar qué es lo que ellos pretendían con esos interrogatorios.

Pero hubo una incriminación directa frontal contra Unamos y una saña en particular contra ustedes cuatro. Dora María (Téllez), Suyen, Tamara (Dávila) y vos, al grado de que las cuatro estuvieron en celdas de aislamiento y confinamiento. ¿ A qué atribuyes esa saña?

La peor parte se la llevó Tamara, porque estaba en confinamiento solitario en celda empernada. Las demás teníamos barrotes y esa era una gran diferencia en la sobrevivencia. ¿Por qué lo hicieron? Yo lo preguntaba y nadie me lo pudo explicar. Lo más que me llegaron a decir es que eran órdenes de arriba. Imagino que nos estaban castigando.

¿Por qué Ortega los destierra, por qué los excarcela. ¿Se vio obligado a hacer eso o esto ha sido una decisión soberana, unilateral, como él dijo?

Creo que lo tenía calculado desde el momento que nos apresó. Tenía calculado que en algún momento, después de que pasaran las elecciones, él iba a necesitar una moneda de cambio para ganar legitimidad. Y esa era la idea de sacarnos, no de liberarnos, porque creo que legalmente no estoy libre. La verdad es que tampoco le han dado mucha información a mi abogada sobre cuál es mi estatus legal, pero creo que Ortega quería ganar tiempo ahorita. Él sabía que iba a pagar el costo político más alto durante los periodos electorales para sentarse en el poder, pero que ahorita necesitaba algo de legitimidad y sacándonos, posiblemente sentía que iba descompresionar la situación, pero le salió el tiro por la culata, porque como ahí nomás además nos quitaron la nacionalidad a nosotros y a 94 más y el escándalo internacional fue mucho mayor y quedó mucho más en evidencia.

Y el caso de monseñor Rolando Álvarez, al que inmediatamente lo condenó a 26 años de cárcel… 

Él pensaba que esto iba a ser distinto. Pensaba que íbamos a salir quebrados. Y no fue así. Han salido voces muy fuertes de los 222 excarcelados y desterrados. Todos hemos hablado sobre nuestro futuro y sobre el futuro que vemos para Nicaragua. Le salió mal porque nadie ha visto esto como un acto de buena voluntad. Todo el mundo lo ve como un acto desesperado para poder ganar algo de legitimidad. Y en efecto, monseñor Álvarez es un ejemplo extraordinario de liderazgo y guía.

¿Qué te dejó la cárcel? A los presos políticos, a vos. Casi dos años después de estar en la cárcel, ¿Te cambió en alguna forma?

Hay un antes y un después. Fíjate que la cárcel fue como morir y revivir. Son esas experiencias de muerte que finalmente son experiencias de vida también. Cuando estás en esos niveles de absoluta vulnerabilidad, donde tu vida, tu ser, tu cuerpo está completamente al arbitrio de otras personas.  Yo creo que también es un momento de mucha oportunidad, de liberarte de todas las cargas que tenés y enfocarte en qué es lo importante, en lo que querés hacer. Te lo voy a decir sinceramente. Puede ser que se mire contradictorio, porque la cárcel no fue chiche. Y hubo mucho dolor. Pero, también fue un momento de una gran oportunidad y yo agradezco que haya venido a mis 45 años y que pueda tener justo la mitad de mi vida para hacer cambios bien importantes, y no darme cuenta de las cosas que hubiera querido cambiar ya al final de mi vida. Cosas como ver más amaneceres en la mañana, disfrutar más la lluvia, poder ver más la naturaleza, poder enfocarme más en estar con mi familia, con mi mamá que sufrió tanto. No dejar de seguir luchando por esa Nicaragua linda que queremos y merecemos, que puedo hacer las dos cosas, no es escoger una o la otra. Creo que eso me dejó la cárcel, el equilibrio. 

Dentro de dos semanas se cumplen cinco años del estallido de la Rebelión de Abril. Nicaragua vive hoy bajo un estado policial reforzado, extremo, totalitario y mucha gente se pregunta, ¿hay salida frente a esta dictadura de Daniel Ortega, que hace cinco años mucha gente pensó que era  posible el cambio y hoy pues, se mantiene la dictadura?

Sinceramente, siento y estoy convencida de que esta es una etapa conclusiva. Tal vez era necesario que no fuera tan rápido, para que reflexionáramos sobre los cambios más profundos que tenemos que hacer más allá de Daniel Ortega, para que nunca más esto vuelva a pasar en el país. Cómo podemos construir lazos más fuertes entre los y las nicaragüenses, que somos tan distintos entre nosotros, para poder ponernos de acuerdo en una sociedad en donde todos quepamos. Pero sí creo que estamos mucho más cerca de eso y creo que el exilio, que han tenido que sufrir miles, que la cárcel que hemos tenido que sufrir miles, nos ha allanado un camino de más madurez para el país, para estar más claros de lo que queremos hacer en el futuro, más allá de Daniel Ortega.

Alguna gente habla del desgaste interno que ha vivido el Gobierno en estos cinco años. Hay menos apoyo político, pero tiene una base muy fuerte de represión y fanáticos. Nosotros hemos entrevistado a algunos ex funcionarios públicos que dicen, no somos cómplices de la represión, somos rehenes también del Gobierno, pero lamentan que también son objeto de ataques por parte de lo que identifican como el mundo azul y blanco.

La solución la tenemos que construir entre todos y eso es parte del camino que tenemos que seguir. Si estás detrás de unas rejas, es porque eras una amenaza para este régimen. Y sí es cierto, los funcionarios públicos son rehenes y también muchos de los policías. Uno de los cambios fundamentales en mi cabeza ahí en El Chipote, fue darme cuenta de que de que la vida no es blanco y negro, que la gente no es blanco y negro, que vos no podés venir a decir Policía asesina. Están los dirigentes, los liderazgos, los jefes de ese cuerpo que son responsables y también quienes actuaron en la represión. Pero no le puedo decir eso a los custodios que me cuidaban a mí, que era gente humilde y buena, que estaba haciendo un trabajo como cualquier otro, que se encargaba de buscar mi comidita, de ayudarme a mí cuando podían y no los podía meter a todos en el mismo bolsón. Lo mismo pasa con los funcionarios públicos, incluso con gente dentro del Frente Sandinista. Y creo que tal vez teníamos que seguir este camino para darnos cuenta de eso, de lo diverso que somos como país, pero eso no significa que mi verdad es más fuerte que las otras o que mi vida es más importante que las otras. Todas son importantes y todos vamos a tener que ponernos de acuerdo. Creo que hay un liderazgo político en la oposición y mucho más claro de la necesidad de unidad de todo. Hay que recordar que todos seguimos teniendo una responsabilidad para esa Nicaragua que queremos construir y por quienes se quedaron todavía adentro. Yo pienso todos los días en esas más de 30 personas que todavía tenemos presas, tenemos que seguir luchando para que salgan.

Pero estás diciendo que el liderazgo político está en el exilio. Nicaragua es una cárcel. En Nicaragua no hay libertad, ni siquiera hay libertad para profesar y participar en una procesión religiosa. ¿Qué alternativas tiene el movimiento prodemocracia y la oposición para encontrar una salida a esta crisis?

Eso es parte de lo que tenemos que ir trabajando, pero precisamente llegar al fondo del pozo algunas veces es lo que necesitamos para empujarnos hacia arriba. Y eso es lo que ayuda también a visualizar que el régimen está más débil que nunca. Que nos saque es porque su gran ilusión es que no regresemos y nosotros vamos a regresar. Y los que están en el exilio también van a regresar a Nicaragua.  Su gran ilusión es que vamos a seguir atizando fuegos entre nosotros. Y nuestro gran reto es demostrar que no, que ha habido un cambio en Nicaragua, que podemos trabajar todos juntos, porque esa es la forma precisamente de buscar soluciones conjuntas.

Este mediodía estuvo Tamara Dávila en el Consejo Permanente de la OEA hablando gracias a la delegación de Chile que le dio su asiento y sobre el desacato del régimen a las medidas de la Corte Interamericana. Sin embargo, se mantiene la impunidad del Gobierno, más allá de lo que diga la OEA, de lo que diga la ONU. Y Ortega sigue incumpliendo y sigue siendo  un mal ejemplo para los Gobiernos autoritarios de Centroamérica.

Y cada vez es más penalizado por eso y cada vez  se queda más solo por eso. Así son los procesos. Es poco a poco que se logran concretar. Pero yo siento que es una gran victoria decir que podamos tener una voz como la de Tamara en ese foro o de algunos de los otros muchachos en Ginebra. El que podamos estar hablando con organismos de la comunidad internacional, te demuestra un claro convencimiento de la comunidad internacional que lo de Daniel Ortega es insostenible. A mí me gustaron mucho las palabras de Tamara, me gustaron mucho porque ella da su testimonio de vida, un testimonio muy fuerte de lo que tuvo que sufrir ahí adentro. Pero es un testimonio de valor, también de fuerza, que refleja la fuerza de este país, de esta sociedad que somos nosotros y ese amor por este país.  En unos meses vamos a estar diciendo que era inimaginable que Daniel Ortega se hubiera ido tan rápido. Pero se va a ir así. Es así que estamos viendo el futuro. Y creo que más allá de Daniel Ortega, es superimportante que aprovechemos estas experiencias para agarrar también ideas de las cosas que queremos para Nicaragua.

A partir del informe que presentaron los expertos de la ONU, se ha generado expectativas de que se puedan en Nicaragua no solamente investigar, sino también llevar ante los tribunales y castigar los crímenes de lesa humanidad. ¿Hay esperanza de justicia para las víctimas, para los familiares de las víctimas?

Es que sin justicia no va a haber reconciliación en Nicaragua y sin reconciliación no vamos a tener paz. Necesitamos esos procesos de justicia por supuesto, y creo que parte del compromiso que como sociedad hemos asumido es nunca más el olvido, nunca más el borrón y cuenta nueva. Se lo debemos al país y lo necesitamos para curar las heridas.


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Redacción Confidencial

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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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