25 de marzo 2023
Permítanme comenzar agradeciendo a quienes presiden ambos comités, congresistas Christopher Smith y María Salazar. También agradecer a los miembros del Congreso que en varias ocasiones abrieron las puertas de esta institución a mi esposa Berta Valle y a la señora Victoria Cárdenas. Quiero además reconocer la presencia de mi esposa, que me acompaña en esta audiencia junto a nuestra hija Alejandra, y la presencia de varios de mis hermanos expresos políticos, que están presentes en esta sala.
Durante mi anterior testimonio ante este Congreso, en junio del año 2019, dije que “Ortega constituye un claro peligro, no sólo para el pueblo de Nicaragua, sino también para el hemisferio occidental. Ortega es una reliquia de la Guerra Fría y encarna un legado de opresión contra la dignidad humana”. Después de 611 días de haber pasado en prisión bajo condiciones inhumanas, sólo puedo reafirmar esas mismas palabras.
El día de mi arresto, el 8 de junio de 2021, fui golpeado por la policía al salir de la Fiscalía. Una vez trasladado a la prisión conocida como “El Chipote”, me mantuvieron en aislamiento del mundo exterior. En algunas ocasiones fui llevado a una “celda de castigo” simplemente por mi decisión de ayunar y orar en voz audible, ya que era prohibido rezar en voz alta. Nunca se me permitieron materiales de lectura o escritura; ni siquiera la Biblia que insistentemente exigí, pues es fundamental para mi fe como cristiano católico.
Han pasado casi cuatro años desde aquel testimonio ante el Consejo de Seguridad de la ONU y ante este Congreso. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos de la comunidad internacional, el régimen de Ortega se ha vuelto más despiadado. Sus lazos con China, Irán y Rusia son más fuertes que antes y no ha tenido reparos en expresar su odio hacia los Estados Unidos.
Persecución religiosa y nueva fase de la represión
A lo largo de mi vida he aprendido por dolorosa experiencia personal, que las dictaduras no se pueden desmantelar con métodos tímidos. Es hora de pasar a una nueva etapa de mayor presión, donde se utilicen con todas sus fuerzas, las herramientas de la diplomacia, incluido el cierre de canales directos de financiamiento a la dictadura.
La nueva fase de la represión de Ortega se ha centrado en la persecución a la Iglesia Católica. Hay que decirlo con total claridad: ¡Hoy en Nicaragua existe una persecución religiosa!
El 9 de febrero, hace 41 días, el régimen expulsó a 222 presos políticos que volamos desde Managua a Estados Unidos en calidad de “deportados”, que es un término únicamente aplicado a extranjeros. Los expresos políticos que abordamos ese avión son patriotas nicaragüenses que nunca pensaron en vivir fuera de nuestro amado país. En consecuencia, estas personas enfrentan gran vulnerabilidad. Por ello, les pido respetuosamente que consideren otorgarles una vía acelerada hacia el asilo político. Además, le solicito al gobierno estadounidense, aprobar un nuevo Estatus de Protección Temporal (TPS) que beneficie a miles de nuestros hermanos que se vieron obligados a exiliarse durante nuestro secuestro.
Monseñor Rolando Álvarez: símbolo de resistencia pacífica
El obispo Rolando Álvarez se negó a abordar ese avión. Se negó a ser obligado a exiliarse. Se negó a ser excarcelado porque más de 37 presos políticos permanecen encerrados. Un acto tan extraordinario y valiente de resistencia pacífica, no puede ser ignorado por el mundo. Estoy aquí ante ustedes, para pedirles su mayor esfuerzo para presionar al régimen de Ortega a través de todas las medidas diplomáticas disponibles, para la liberación inmediata e incondicional de Monseñor Álvarez y de todos los presos políticos en Nicaragua.
El Obispo Rolando Álvarez está en prisión simplemente porque, desde el púlpito de la Iglesia, ha expresado las siguientes creencias:
“Un cristiano no puede tener falsas neutralidades. El que calla ante las violaciones de los derechos humanos ya ha decidido”. Otra de sus frases, desde una de las muchas iglesias rodeadas de paramilitares, fue la siguiente: “¿Por qué están armados? ¿Por qué agitan el corazón de un pueblo sencillo y trabajador? ¿Por qué están sitiando esta iglesia como si fuera un cuartel? Aquí nadie está conspirando contra nadie”. Todas estas son citas exactas de sus homilías.
Persecución a la Iglesia Católica
Otros actos represivos contra la Iglesia Católica en Nicaragua han sido la expulsión del nuncio apostólico, la detención de más de 12 miembros de la Iglesia, entre ellos siete sacerdotes. Otros 18 religiosos fueron expulsados del país y decenas de medios de comunicación católicos, han sido clausurados. Adicionalmente, en varias ocasiones la Policía Sandinista ha impedido a los feligreses recibir la Eucaristía al interrumpir actos religiosos en el templo y prohibir celebraciones religiosas en público, como la reciente prohibición del “Vía Crucis”.
Para nosotros los católicos, el Vía Crucis es una devoción sagrada que conmemora el último día de Jesucristo en la tierra como hombre, antes de su sacrificio. Para los cristianos de todo el mundo y de todas las denominaciones, la crucifixión de Jesucristo es el máximo símbolo de la no-violencia y del sacrificio. Su Palabra nos lo recuerda en Mateo 5:9: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios." Quizás por eso, no es casualidad que las protestas pacíficas de abril de 2018 encontraran en la fe cristiana una profunda inspiración para la resistencia no-violenta.
Monseñor Rolando Álvarez está en prisión porque era la única voz que quedaba libre para predicar dentro de mi país, aquella verdad inalienable que dice: “Que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos Derechos inalienables, que entre estos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad."
Esos principios, tan hermosamente expresados en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, también han inspirado a defensores de la libertad de otras naciones, incluyéndonos a muchos en Nicaragua. Lamentablemente, esos principios están siendo socavados por dictaduras en todo el mundo, como la dictadura de los Ortega. Esos son principios que trascienden religiones y razas. También son ideales que trascienden fronteras. Por ello, su solidaridad democrática es fundamental para ayudarnos a defender esos principios y para que los nicaragüenses conquistemos la libertad que tanto merecemos.
*Declaración de Félix Maradiaga, en la Audiencia del Subcomité Conjunto del Congreso de Estados Unidos de América. Washington DC, 22 de marzo de 2023