14 de marzo 2023
La decisión unilateral del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo de suspender las relaciones diplomáticas con la Santa Sede es un acontecimiento que no se había visto en Latinoamérica en más de un siglo y medio.
Hay que remontarse hasta 1861 para encontrar un caso similar al de Nicaragua, cuando México rompió relaciones diplomáticas con el Vaticano, crisis que se agravó con el triunfo de la revolución mexicana (1910-1917).
Las tensiones diplomáticas entre el Vaticano y México finalmente fueron resueltas hasta 1992, dos años después de una histórica visita del papa Juan Pablo II al país azteca.
Según recoge una nota del diario español El País, la formalización de relaciones diplomáticas se dio luego de una enmienda constitucional en la que “se reconoce la personalidad jurídica de las Iglesias y demás agrupaciones religiosas”. Y es que tras el fin de la revolución mexicana, se estableció una nueva Constitución Política en la que se prohibió a la Iglesia católica tener propiedades. Posteriormente, a finales de los años veinte del siglo XX, el Gobierno mexicano aplastó la rebelión de los Cristeros, inspirada por la Iglesia, por medio de una violenta campaña represiva en la que cientos de parroquias fueron incendiadas y varios sacerdotes ahorcados en público.
“Desde que el presidente Carlos Salinas de Gortari asumiera la presidencia, en 1988, las relaciones entre la Iglesia católica y el Gobierno son más abiertas. En un hecho insólito en la historia moderna del país, Salinas invitó a la jerarquía católica a la ceremonia de su toma de posesión, gesto que fue criticado por la oposición”, cita la nota del reconocido diario español.
El reporte añade que Salinas y el papa decidieron en febrero de 1990 estrechar relaciones y que en 1991, México levantó la prohibición que impedía a los sacerdotes vestir ropas clericales en público.
Además del caso mexicano, el Vaticano también enfrentó una fuerte escalada diplomática con el régimen cubano de Fidel Castro por las restricciones impuestas en la isla a la Iglesia católica, pero estas no alcanzaron el punto de suspensión de relaciones, mucho menos una ruptura.
Santa Sede aceptó con “mucha tristeza”
El régimen de Ortega y Murillo sumó otra polémica en su historia diplomática, al suspender unilateralmente un vínculo diplomático de al menos 115 años, ya que las relaciones entre Nicaragua y la Santa Sede nacieron en 1908. Sin embargo, la convivencia entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua ha estado marcada por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
La decisión se dio después de publicarse una entrevista en la que el papa Francisco calificó como una “dictadura hitleriana” al Gobierno de Nicaragua, de cuyo máximo dirigente, Daniel Ortega, comentó —“con mucho respeto”— que padece “un desequilibrio”.
Fuentes diplomáticas en Roma confirmaron a CONFIDENCIAL que la representante del Gobierno sandinista ante la Santa Sede comunicó “verbalmente” la decisión en la Secretaría de Estado del Vaticano, en Roma, aludiendo a las declaraciones del santo padre, en las que por primera vez se refirió de forma contundente a los ataques del régimen contra la Iglesia católica. El papa elogió además al encarcelado obispo Rolando José Álvarez: “Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio”.
Un reporte del diario argentino La Nación reveló que la Secretaría para las Relaciones con los Estados del Vaticano recibió en la noche del viernes 10 de marzo, horas después de divulgarse las declaraciones del papa Francisco, la “nota verbal” en la que Nicaragua informó su decisión de cerrar su embajada ante la Santa Sede, y solicitó al Vaticano hacer lo mismo con su nunciatura en Managua.
“El Vaticano acusó recibo de la ‘nota verbal’ enviada el mismo viernes por la noche por Nicaragua, con otra ‘nota verbal’ en la que, ‘con tristeza’, tomó nota de la comunicación diplomática. Y le dio instrucciones al actual encargado de negocios del Vaticano, el monseñor senegalés Marcel Diouf, que se encuentra en Managua, de cerrar la nunciatura y dejar el país”, cita el reporte de La Nación.
Como en esa “nota verbal” no se habló de ruptura de relaciones diplomáticas, “formalmente no hay ruptura”, dijeron fuentes vaticanas a La Nación, que además admitieron que la situación de es muy delicada y nadie sabe lo que puede pasar en el corto plazo. “Es claro que es un paso que se acerca a la ruptura, aunque no necesariamente y, de todos modos, suspensión no es ruptura”, explicaron las mismas fuentes al diario argentino.
Nicaragua está, además, a un paso de ingresar a un reducido grupo de trece países que no tiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Estas posturas intransigentes son tomadas, por estas naciones, por razones religiosas o por ser gobernadas por sistemas políticos totalitaristas.
Ocho de estas naciones son musulmanes: Afganistán, Arabia Saudí, Brunéi, las Comores, las Maldivas, Mauritania, Omán y Somalia. Los otros Estados son regidos por Gobiernos comunistas: China, Corea del Norte, Laos y Vietnam. De estos, Vietnam es el que tiene pasos más avanzados para entablar relaciones diplomáticas con la Santa Sede.