1 de marzo 2023
AA
Share
Los dos informes con los que la Misión Técnica y el Directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), elogian al Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, por la conducción de la economía de Nicaragua, responden a una visión economicista de la realidad, en la que no se toma en cuenta el deterioro de los derechos humanos ni la falta de gobernabilidad democrática, opinan tres expertos consultados por CONFIDENCIAL.
El 16 de noviembre de 2022, se publicó el Informe de la Misión Técnica del Fondo, que estuvo siete días en Managua para hacer las evaluaciones que manda el Artículo IV, en el que elogiaba los esfuerzos para “sostener el crecimiento a mediano plazo mediante la inversión en infraestructura, reduciendo los costos de energía y mejorando el capital humano… y el clima de negocios” recomendando implementar reformas para aumentar el empleo formal, lo que ayudaría a frenar la migración y fortalecer las cuentas del seguro social”.
Dos meses y medio después, el Directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), retomó el Informe de su Misión Técnica, y lo editó, manteniendo el tono elogioso del primero, lo que le valió criticas de sectores que señalan que mucho de lo que contienen ambos textos, no se corresponde con la realidad.
Si bien hay opiniones que señalan que el Directorio del FMI trató de ‘suavizar’ los elogios a Ortega, por las críticas y cuestionamientos que se levantaron como reacción al Informe de su Misión Técnica, un economista latinoamericano que accedió a expresar su opinión desde el anonimato, indicó que “la clave es compararlos para detectar las ‘sutilezas’ del documento”.
Una de las diferencias es la mención de las organizaciones sin fines de lucro, que no estaban en el dictamen de los técnicos, pero sí en el del Directorio, lo que ahora sirve como excusa para que el Gobierno siga cerrando oenegés. “¿Por qué lo incluye el Directorio, si no lo tenían los técnicos?”, se pregunta este experto.
A la par, señala que el ‘pecado’ de los economistas de esa entidad financiera internacional, es que “confia en las estadísticas que le dan tanto el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, como el Banco Central de Nicaragua, y no las confronta”.
“En el Informe de los técnicos vemos señalamientos muy someros a la crisis institucional de 2018, que generó pérdida del PIB e inestabilidad, pero es casi como si eso hubiera sido una crisis climática, algo circunstancial, y no profundizan en ninguno de los dos documentos, cómo afecta la crisis a la institucionalidad nicaragüense” remarca.
Añade que “cuando el Fondo analiza aspectos económicos de Nicaragua, y habla de capitalización de los bancos, o haber sostenido valor del córdoba, no rescata el tema de la institucionalidad democrática, la separación de poderes, la inexistencia de un órgano judicial independiente para dilucidar conflictos económicos, etc.”.
¿Hay lucha contra la corrupción en Nicaragua?
En opinión del miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), Héctor Mairena, “tanto el informe de la Misión que visitó el país, como el del Directorio, dan una imagen positiva de la economía en Nicaragua, que no se corresponde con lo que los nicaragüenses vivimos a diario”.
En su Informe, los directores del FMI, “elogiaron el compromiso de las autoridades de seguir adoptando políticas prudentes para reforzar los márgenes de maniobra para el crecimiento económico”, aunque “insistieron en la necesidad de redoblar esfuerzos para mejorar “el clima empresarial, la transparencia y el marco de gobernanza”.
“Dicen que saludan los esfuerzos contra la corrupción. ¿Cuáles esfuerzos?, si todos sabemos que en Nicaragua existe secretismo, hermetismo, y falta de acceso a la información pública”, remachó Mairena.
“Sí hablaron sobre la corrupción, pero es casi poético cómo lo tocan, al decir que “vemos avances”, pero luego mencionan todo lo que no han hecho. Es cínico”, opinó un abogado exiliado en Costa Rica, que también pidió el anonimato.
“Es una visión economicista, que se basa solo en los números que les presenta el país”, en donde vemos que “ni la construcción ni la ganadería han crecido, y ambas requieren mucha mano de obra. Lo que sí esta creciendo es el consumo, por las remesas”, dijo el abogado exiliado.
Añade que, al ver sólo los números, se puede afirmar que el país creció, “pero si lo ves como desarrollo económico, ves que ese crecimiento tiene poco sustento en el largo plazo, y que hay un gran ingreso de divisas por mayores exportaciones y remesas, pero también una alta salida de divisas por el crecimiento de las importaciones, y el FMI no profundiza en eso, ni en lo de la gobernanza”.
El ansiado aval del Fondo
Al final, además de limitarse a cumplir su trabajo de ofrecer resultados con base más que todo en lo que dicen los números, la labor del Fondo sí tiene un resultado práctico, tanto en beneficio del régimen, como de cara a protegerse entre instituciones financieras internacionales, siendo que, a mediano plazo, afectar a Nicaragua podría afectar al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
Aunque pareciera que los empleados del Fondo tienen plena libertad para hacer un análisis más riguroso de la situación en Nicaragua -o cualquier otro país que visiten- en realidad, se ven limitados, no tanto por unas teóricas represalias diplomáticas o retóricas que pudiera implementar Ortega en contra de ellos, sino más bien por el ‘ruido’, que podrían generar.
El Fondo Monetario Internacional sí tiene qué perder, porque si la calificación de Nicaragua cae, su principal proveedor de fondos -el BCIE- se vería muy afectado, “y el Fondo procura que no haya este tipo de pánico”, dijo el economista exiliado.
“El Fondo no es un financista: es un validador. [El ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván] Acosta puede usar este Informe ante los prestamistas”, para reforzar la tesis de una Nicaragua estable y en crecimiento, y de rebote “le da pie a Dante Mossi a decir que en Nicaragua todo está bien, y seguir con su plan”, que incluye lograr la capitalización del Banco a mediados de año, y garantizar su reelección en noviembre, dijo el extranjero.
En su opinión “no se le ha pasado la ‘factura’ al Fondo por su laxitud con Nicaragua”, lo que debería incluir esa felicitación al Gobierno por la publicación de los informes de auditoría externa sobre el uso de todos los fondos de Covid-19, sin que tales informes sean del dominio público, o que recomienden la implementacion de la Ley de Acceso a la Informació Pública y la aplicación de normas que protejan a denunciantes, sin establecer una hoja de ruta.
“¿El Fondo no sabe que Nicaragua es percibida como uno de los países más corruptos América Latina, y que su Poder Judicial está secuestrado?”, cuestionó.
Mairena por su parte, insiste en que el FMI felicita a las autoridades por el uso de los fondos destinados a la Covid-19, “cuando todos sabemos que la dictadura hizo un manejo pésimo, irresponsable, de la pandemia; que esos fondos no fueron manejados de manera transparente, y más bien fueron desviados a otros fines”.
Basado en los resultados de encuestas recientes, también cuestionó que en un país que va tan bien como aseguran los expertos del FMI, haya un porcentaje tan alto de población que esté emigrando; que el 57% de la población diga que la situación económica familiar está peor que hace un año, o que el 62% opine que la situación económica del país está peor.
