26 de febrero 2023
El obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, arremetió este domingo 26 de febrero contra el poder y los tiranos, durante su homilía transmitida a través de las redes sociales desde la parroquia Santa Agatha en Miami, Florida. También criticó la pasividad de los ciudadanos frente a los graves problemas sociales.
“El poder es un ídolo mortífero, delante del cual los tiranos se postran y al cual le ofrecen como sacrificio la libertad y la esperanza de los pueblos”, afirmó Báez, quien se encuentra exiliado desde 2019 por consejo del papa Francisco ante amenazas de fanáticos sandinistas.
Báez es uno de los 317 ciudadanos “desnacionalizados” de manera arbitraria por el régimen de Daniel Ortega entre el 9 y 15 de febrero pasado, incluidos los 222 presos políticos desterrados a Estados Unidos el pasado 9 de febrero.
El religioso, uno de los más críticos del régimen de Ortega, fue incluido en una lista de 94 ciudadanos el pasado 15 de febrero, a quienes el Estado de Nicaragua calificó como “traidores de la patria”, por lo que ordenaron la confiscación de sus bienes y les conculcaron sus derechos ciudadanos.
El tema bíblico de este primer domingo de la Cuaresma fue la tentación del Diablo a Jesús. Báez analizó el libro de Mateo en una misa en que fue acompañado por algunos sacerdotes exiliados como Edwin Román, Saddiel Eugarrios y Enrique Martínez Gamboa. Todos se dieron cita en la parroquia Santa Agatha, que se ha convertido en un punto de encuentro de la comunidad de Nicaragua, radicada en este sector de Estados Unidos.
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El obispo carmelita dijo que los ciudadanos no se vuelven más humanos cuando intentan imponerse y dominar a los demás, es decir cuando se asume la competencia y rivalidad como una forma de vida, causando una convivencia difícil, a causa de las luchas intestinas de poder.
“Quienes usan del poder para excluir, someter y oprimir, sirven al diablo y viven arrodillados ante el diablo”, afirmó el religioso en un contexto adverso para la Iglesia en Nicaragua.
La condena al obispo Rolando Álvarez
El 10 de febrero pasado, el sistema de justicia bajo control de Ortega condenó a 26 años y cuatro meses al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, como represalia a negarse a aceptar el destierro. Un día antes, 222 presos políticos fueron expulsados a Estados Unidos como una decisión “unilateral” de la dictadura.
En las cárceles nicaragüenses aún quedan 35 presos políticos, entre ellos dos sacerdotes condenados por supuestos delitos comunes: el padre Manuel García de Nandaime y Monseñor Leonardo Urbina de Boaco, quienes fueron convertidos en prisioneros en procesos carentes de garantías.
Báez también cuestionó que no se puede caer en la pasividad, un tema sobre el que se ha pronunciado en el pasado. “No basta rezar. Hay que comprometerse, arriesgarse, denunciar y luchar, aunque confiando sin cesar en el amor de Dios que no nos abandona y siempre despliega su fuerza en nuestra debilidad”, enfatizó.
Además de mantener a tres sacerdotes encarcelados, Ortega mantiene un discurso de odio contra el catolicismo, acusando a los obispos de golpistas. Prohibió recientemente la procesión del viacrucis y atacó al papa Francisco en sus discursos. El año pasado expulsó al nuncio apostólico y a 18 monjas de la orden de la Madre Teresa de Calcuta.