25 de febrero 2023
Marlon Sáenz, conocido como “Chino Enoc”, es un militante sandinista recordado por incitar a la brutal represión de las protestas de abril 2018, de lo que ahora se excusa diciendo que nunca participó de esta en las calles. Es parte de los denominados “ sandinistas históricos” que lucharon contra la dictadura de Somoza. Luego de ser parte activo de las filas del FSLN y apoyar la represión en 2018, cayó en desgracia por criticar abiertamente en las redes sociales el poder de la vicepresidenta Rosario Murillo, aunque en ese momento todavía reconocía a Daniel Ortega como "su líder".
Fue capturado en mayo de 2022, y condenado por delitos relacionados a narcotráfico, y finalmente desterrado a Estados Unidos junto a otros 221 presos políticos el pasado 9 de febrero. En el destierro y despojado de su nacionalidad, dice que Daniel Ortega es un dictador peor que Somoza, y que la narrativa del supuesto intento de golpe de Estado, es parte de "la basura ideológica" de la que creyó hasta el día que fue encarcelado en las celdas de Auxilio Judicial de Managua, conocido como El Chipote.
En la entrevista que ofreció al programa Esta Noche, transmitido a través de YouTube y redes sociales a causa de la censura televisiva en Nicaragua, el "Chino Enoc", asegura que Daniel Ortega ha perdido y continúa perdiendo el apoyo de sus bases en el FSLN, que las fisuras en el partido de Gobierno no son por diferencias políticas, sino por pugnas de poder y corrupción, y hace un llamado a los servidores públicos civiles y militares a abandonar a la dictadura.
¿Por qué el régimen de Daniel Ortega te encarceló y desterró si eras un sandinista que apoyaba al Gobierno?
Yo comienzo a combatir el chayismo (en las redes sociales), porque Rosario (Murillo) se adueña del partido sin tener ningún cargo en el partido, violando los estatutos, se comienzan a nombrar candidatos violando los estatutos, y una serie de cosas. Ese es el enfrentamiento que yo llego hasta el día que caigo preso, cuando todavía yo defendía a Daniel, pensando que Daniel era una víctima de la maldad de Rosario y lo creía hasta que comienzo ya a hacerle llamados a Daniel en el último año, después comencé a denunciar la corrupción de Gustavo Porras, de los hijos de Daniel.
Decías que los presos políticos en El Chipote “bien presos estaban”, que les respetaron sus garantías y el debido proceso, y que la protesta de 2018 fue un intento de golpe de Estado. ¿Cuáles de esas cosas crees que siguen siendo ciertas?
Ninguna.
¿Qué te hizo ver la realidad?
Ya la venía viendo en la medida que se iban haciendo más ricos, nuevos ricos, y cada día explotaciones engañando con el Seguro Social a la gente. Entonces, terminó de convencerme lógicamente cuando me echan preso, pero el enfrentamiento contra Rosario y su familia yo ya lo tenía desde hace más de tres años, pero defendía a Daniel y lo consideraba mi líder, y me convenzo cuando me echan preso, en la forma que me interrogaban.
Renuncié al sandinismo de Daniel Ortega, al que yo le digo el “FCHLN”, el frente chayista. Es la prisión precisamente y el trato que me dieron, el maltrato que me dieron en El Chipote y después mandarme ocho meses al Infiernillo, donde perdí toda la salud.
¿Por qué los nicaragüenses deberían de creerte ahora?
No estoy preocupado porque me crean y no me crean. El que anda preocupado por eso es que anda buscando cargos, quiere candidaturas, quiere sobresalir, quiere protagonismo. Yo solo tengo dos cosas para sentirme tranquilo: sentirme bien con mi conciencia, y sentirme en bien con Dios con quien me reconcilié en este proceso de prisión. Que mi familia me crea. Me basta con esto.
El dictador Somoza también llamaba “traidores a la patria y terroristas” a sus opositores o disidentes, pero nunca los despojó de su nacionalidad. ¿Cómo catalogas esta medida de la que ahora sos víctima?
Daniel superó a Somoza en calidad de dictadura, en el sentido de que son hasta más científicos para que hacer las cosas. Aprovechan hasta la tecnología, tienen mucha gente profesional que se encarga también de la represión, porque no sólo existe este tipo de represión, existen otros tipos. Imaginate que yo me doy cuenta cuando comencé a abrir los ojos, de que si a ellos les gusta un negocio, al dueño que tiene esa empresa le piden que los haga socios, y si no les hacen socios, les ponen drogas, los acusan de cualquier delito y le quitan sus bienes. Pero cuando me lo hicieron a mí, me doy cuenta, y cuando llego a la cárcel y cuando nos liberaron, veníamos más de 40 de los presos políticos que están ahí, a todos esos les pusieron drogas.
¿Cuál fue la participación que tuviste o que tuvieron los sandinistas históricos en la represión?
Incitar. Yo no niego que yo incité y fuimos conscientes de que yo estaba pidiendo: “denos las armas comandante”, con esas palabras que viste ahí (en declaraciones en video al diario La Prensa en 2022), “nosotros vamos a descachimbarlos”. De la orden comandante”, y pasé como dos meses, desde abril, porque las armas comenzaron en mayo, pero la mayoría no llevaban armas de guerra, eso lo he dicho, y algunos ni siquiera llevaban fusiles.
Pero yo lo sé, porque sé quienes fueron en mi pueblo, en Estelí, sé quienes eran los jefes de los retirados y algunos combatientes históricos, y no fue ni siquiera el veinte por ciento de los combatientes históricos a esa actividad, precisamente porque muchos estaban enojados; votaban por Daniel, pero no se metían en nada.
Iba la Policía, Juventud Sandinista, y combatientes históricos, pero estos no eran combatientes históricos de la guerrilla, sino que, algunos retirados del Ejército sí iban, pero siempre he dicho que habían lugares lugares donde en los tranques también estaban armados. A miembros de la Juventud Sandinista les estuvieron dando entrenamiento una semana en todo el país.
¿Quiénes les dieron el entrenamiento y quiénes les dieron las armas?
Fíjate que esa parte no la sé, pero sí sé que le estuvieron dando entrenamiento militar a miembros de la Juventud Sandinista.
¿Cuál fue la participación del Ejército y la Policía?
No puedo decirte porque jamás me lo han dicho, y de las reuniones que yo tuve o de pláticas con los compañeros, la mayoría eran Juventud Sandinista, Policía y combatientes históricos retirados del Ejército que no eran siquiera el diez, quince por ciento del total de combatientes históricos, porque se hubiese visto una masa.
Vos ves hasta en los videos que es fácil identificar, que van encapuchados y que tienen la gran panza, y te das cuenta que ese es un viejo. Pero quien dirigió a los combatientes históricos sí es cierto que fue (Edén) Pastora, él era el encargado. Como no queríamos nada con el Gobierno y como yo fui uno de los primeros que comencé a llamar, yo creía en realidad el cuento del golpe de Estado.
Esa represión de 2018 dejó como resultado más de 300 muertos entre jóvenes, adultos y policías. ¿Quiénes son los responsables?
Yo puedo decir, en alguna medida, que algunos dirigentes de las protestas son culpables, pero lógicamente la ejecución de la represión. Vos te encontrás varias decenas de muertos en el sector sandinista y no los mataron a besos, y en eso hay que ser honesto, porque para mí, valen los muertos de uno y otro lado. En aquel momento no valían los de la protesta por la cerrazón política y por el enfrentamiento, y la polarización, porque Daniel y su pelota nos lleva a la polarización, al odio, pero también hay sectores en la parte de oposición o de las protestas que no valían los muertos del otro lado. Yo perdí como cuatro amigos, y yo narré incluso, - porque me estaban pasando los videos-, de cómo iba avanzando el destranque de la Trinidad.
Pero los tranques del paro ciudadano empiezan a inicios de mayo, junio. La orden de “vamos con todo” y quienes iniciaron a disparar con armas de fuego en las protestas sociales fue a partir del 19, 20 y 21 de abril, y fue por órdenes de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Creo que el 20, 21 de abril no había muertos todavía. Creo que el primer muerto fue un policía.
Fue el 19 de abril...
A mí me gusta ser honesto, porque yo he visto sectores opositores y medios opositores de que todavía hoy no valen los muertos del sector sandinista, como antes para mí no valían los muertos de la oposición.
En CONFIDENCIAL contabilizamos todas las personas víctimas como producto de esta crisis sociopolítica que se desató a partir del 18 de abril y 19 de abril con la orden del “vamos con todo” por parte del régimen de Daniel Ortega. Hablemos de los sandinistas históricos. ¿Quiénes lidera hoy la Comisión Nacional de los Sandinistas Históricos?
Nadie.
¿Qué representa la figura de Rosario Murillo para los sandinistas históricos?
Rosario es divisoria, debilitadora. En la concreta, todavía en ese momento yo estoy pensando que Rosario es la mala y me doy cuenta de que la mandaron a bailar con la fea, porque era la manera más fácil de mantener el liderazgo ante todos los sandinistas a Daniel y Rosario se presta, porque siempre fue prepotente. Yo fui director de la Escuela de la Seguridad Personal de Nicaragua, y además estuve dentro de los equipos de seguridad personal de la Junta de Gobierno. Recuerdo todo lo que pasaba con el padre Cardenal hasta que logró que desconocieran el Ministerio de Cultura como ministerio y se tuvo que ir Cardenal, y ella que era la directora de las “TC”, que era una asociación sandinista de trabajadores de la cultura, se convirtió en la jefe de la cultura de Nicaragua, desde ese tiempo tenía las ansias de poder. Quitó a Cardenal, eso sí te puedo decir, porque lo vi y lo viví, que desde ese tiempo ya el Rosario era maquiavélica en relación al poder.
¿Tenés contacto con los sandinistas históricos actualmente en el FSLN? ¿Qué posición tienen?
Varios están aquí (en Estados Unidos) que me apoyaban. Varios se vinieron antes que yo, no los capturaron. Casualmente me llamaron dos combatientes que estuvieron conmigo en la guerrilla contra Somoza. Algunos incluso preparados en Cuba, pero yo he tratado de no estar llamando mucho, porque hay unos todavía de que no me van a entender, porque yo ya trascendí todo esto que pasó, con casi un año de prisión, de que aquí la única alternativa que hay es que nos unamos todos, sobre todo lo que estamos en el exilio o los que fuimos desterrados, junto con los que ya estaban aquí, una amplia diáspora, unirnos todos contra la dictadura de Daniel. Yo me convencí de la dictadura el día que caí preso.
¿Cuál es la posición de tus amigos combatientes históricos al escucharte cuestionar a Daniel Ortega?
Están en total apoyo conmigo, pero no sólo eso, a mí me daban información hasta gente de organismos de seguridad, pues yo fui de la seguridad, de cosas que estaban pasando, de los problemas con la policía.
¿La muerte en la cárcel como preso político del general en retiro, Hugo Torres, tuvo algún impacto entre los militantes históricos?
Pienso que no. Comentamos que no debió morir ahí. Hoy reacciono diferente, porque Hugo fue mi jefe. Cuando fundamos la Seguridad (del Estado) en julio del 79 en el Intercontinental, yo pasé como miembro de la seguridad personal, era un hombre de confianza de la guerrilla. El jefe de la seguridad personal como sección de Seguridad en aquel tiempo era el comandante Omar Cabeza, y el primer jefe de la seguridad fue Hugo Torres.
Casualmente Hugo y Dora fueron de los que más ataqué. Después conocí la celda donde estuvo Hugo, porque me mandaron a la última galería en El Chipote, era la galería de los varones y estaba la comandante Dora María Téllez en la celda uno. Yo la miraba todos los días, porque me sentaban a interrogar mañana, tarde, y noche, y ahí estaba ella, pasaba entrenando karate y por maldad la metieron en la galería de los varones.
Hemos documentado por testimonios de los servidores públicos, una fuerte vigilancia y control que se extiende cada vez más contra los altos funcionarios de las instituciones del Estado. ¿Existe acaso una crisis de confianza?
La crisis de confianza existe desde hace mucho tiempo y es precisamente por la doble moral, por venderle a la militancia que son revolucionarios y de atrás son de la más extrema derecha. Todo el discurso que te tiran hacia afuera es una mentira y hacia adentro se manejan como mafia.
¿Esa crisis de confianza, la corrupción, las pugnas de poder representa o se traducen a fisuras en el Frente Sandinista?
Entre ellos no. Los que participan realmente en la corrupción, no hay fisura. La fisura está en que hay altos funcionarios que no participan en la corrupción, porque no tienen acceso a donde puedan agarrar. Hay ministerios donde no se puede agarrar. La crisis de la Policía es una crisis de poder. Yo he hablado con subcomisionados que están enojados, porque tienen un comisionado mayor o general que tiene 65, 64 años, y no lo han mandado a retiro o que tiene 60, porque la edad mínima de retiro es de 55 años, y entonces, aquel quiere ser comisionado y alcanzar el cargo del que está arriba.
Existen también pugnas por los cargos, por la mordida, porque solo se quedan con los reales los de arriba y abajo no, eso pasa en la Policía. A veces los pleitos no son políticos, es por corrupción.
¿Qué hace falta para que esa crisis de confianza, esas pugnas por poder se conviertan en fisuras o en grietas?
Hay fisuras, porque llegan a ponerse en contra el uno del otro por la repartición de los panes. Sí, hay fisura, hay gente honesta todavía en el Estado y en el mismo Frente que se va, que no los han corrompido, porque ellos te corrompen, al más alto nivel te corrompen, y entonces, con poco ya le hicieron partícipe de la corrupción y ya se tiene que quedar callado, pero existen otros que no participan, lo miran, pero se tienen que quedar callados y creen que es correcto, el problema es que crees ideológicamente que es correcto.
¿Qué hace falta para que esas fisuras se transformen en una crisis interna visible?
Las grietas ya están, el problema es que algunos, cuando ya se les hace imposible mantenerse en el medio, porque otros lo van superando en los niveles de agarrar o en los cargos, se enojan. Se enojan, se salen, se quieren ir o los corren, y eso se convierte en política, porque sale hacia fuera y el daño es político para ellos. Pero la gran mayoría de los que tienen los más altos cargos no tienen conciencia política ni de izquierda ni de derecha, están en el negocio y ejerciendo el poder.
¿Cuáles son las debilidades del Frente Sandinista que podrían enrumbar a un quiebre, a una crisis interna?
Yo creo que ya se enrumbó, porque el mayor apoyo lo tenía no del sector estatal, lo teníamos de más de un millón de gente que históricamente hemos estado en el FSLN. Los trabajadores del Estado son solo 170 mil, a eso sumale 10 000 que hay, que a través del Estado aparecen en la planilla del Ministerio de Educación, algunos secretarios políticos no lo paga el Frente y eso que el trabajo de ellos es partidario, a comisiones de la Juventud Sandinista a nivel municipal y no pertenecen al Estado.
Cantidad de miembros de la Juventud Sandinista salieron en desbandada a la hora de las protestas, después de las protestas. Aquí hay miles en Estados Unidos y en Costa Rica. Aquí (en Estados Unidos) hay un montón de gente que se ha declarado perseguido políticos sin serlo.
Hay un desencanto, hay una gran abstención, la gente ya no confía en las elecciones, el militante histórico ya no va a votar, se está desmoronando. Por eso he hecho el llamado que abandonen la dictadura los trabajadores del Estado, si quieren desertar de la Policía que se deserten, o a última hora, que le haga el ánimo el Ejército y se le pare. Se están desmoronando no porque la cúpula de poder tenga fricciones entre ellos, sino porque las bases los estamos y los hemos abandonado. Esas marchas que sacan no se hacen 300 mil personas, si las sumas en todo el país. Por eso ya no hacen, ahora es un círculo reducido que no son ni mil personas sentadas que hacen el 19 de julio, porque ya no reúnen gente. Se les acabó, se les está acabando.