21 de febrero 2023
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La política nicaragüense posterior a la llamada independencia hasta nuestros días, funciona con mecanismos represivos heredados de la colonia. Decimos la llamada independencia, porque realmente –y todos lo sabemos— llegó sin las batallas que caracterizaron las luchas de independencia suramericanas.
La historia oficial sigue con el cuento de la “glorioso septiembre” (15/1821) que solo fue una maniobra preventiva de las élites por temor a que fuera el pueblo el que se adelantara a proclamar la independencia, y así lo confiesan en el acta… “para prevenir las consecuencias que serían temibles, en el caso de que la proclamase de echo el mismo pueblo”.
Todo fue “...resultado de un cambalache entre un funcionario español débil y corrupto [Gabino Gaínza] y los representantes criollos que le ofrecieron a cambio de la proclamación de la independencia su permanencia en la jefatura del gobierno y del ejército”. (Heberto Íncer: Amigo, ¿qué país es este? Página 19, 2021)
Motivos tenían para adelantar la maniobra, pues había inquietudes, por ejemplo, en el año 1811 –diez años antes— el pueblo de Granada había protagonizado un levantamiento en reclamo de la independencia, que fue reprimida con cárcel, expropiación y condenas de muerte, después conmutadas por cadena perpetua en calabozos de España, es decir, desterrados y además presos.
II
Alcanzada la mediatizada independencia, los criollos iniciaron una lucha a muerte por el poder entre ellos con “revoluciones” y ejércitos privados –con generales-hacendados y campesinos-soldados— traiciones, saqueos, asesinatos por ahorcamientos y fusilamientos; cárceles y destierros de personajes incómodos para el mandamás de turno.
El largo período de paz de los últimos treinta años del siglo XIX con los conservadores en el poder, repartido por medio de elecciones entre amigos políticos y familiares mientras que, de una población de 368 571 personas (datos de 1867) no votaba la mayoría analfabeta ni quienes carecían de alguna propiedad con un valor arriba de los cien pesos.
Era una “idílica” paz política, y una paz social con servidumbre y ausencias de derechos; los gobiernos la mantenían con ayuda de la iglesia católica que –además de su influencia religiosa— controlaba a la sociedad: manejaba el registro público, el matrimonio eclesial exclusivo, los cementerios solo para católicos y la educación. Con el Estado compartía el poder político y el poder económico (con tierras, principalmente)
La conmoción del sistema llegó con la violencia armada de José Santos Zelaya, quien hizo reformas importantes y recuperó las estructuras civiles para el Estado, pero impuso su dictadura, ejerciendo la reelección y la represión contra sus oponentes, castigándolos con cárcel, expropiación y destierros.
Fue derrotado por la intervención estadounidense, primero diplomática (la Nota Knox, 1909) y después armada contra sus sustitutos (1912) y él mismo terminó su vida desterrado. EE.UU. estableció un protectorado hasta 1926, controlando la economía e imponiendo presidentes. Algunos llaman a eso “la segunda república conservadora”, que en realidad solo fue la imposición de su protectorado sobre el país.
Luego de 26 años se fueron los marines, hubo un corto período, y reanudaron la intervención armada en 1927 hasta 1933, combatiendo sin éxito la rebelión de Augusto C. Sandino; llegó una paz ficticia y en 1934 ordenaron el asesinato del general Sandino, ejecutada por su criatura Anastasio Somoza García. Con esas maniobras, y estrenando títeres continuaron otras formas de intervención sobre el país, hasta completar 67 años (1912-1979), 43 de los cuales correspondieron al premio de la familia Somoza por la cabeza de Sandino.
III
En 43 años de somocismo dictatorial, dinástico y represivo, se “estrenaron” tres confinamientos colectivos. El primero, un mes después del golpe de Estado de Somoza al presidente Juan Bautista Sacasa (junio de 1936) Los debutantes fueros dirigentes del Partido Trabajador Nicaragüense (1931): José Andrés Cajina, Samuel Páramo, Enrique Flores, Salvador Alemán, Abelino Eskorcia Zúniga (todos de Masaya) y Roberto González Morales (de Managua)
El lugar hacia donde los confinaron, hoy es un paseo turístico: Little Corn Island del Caribe nicaragüense, pero entonces de muy difícil acceso. El segundo confinamiento lo aplicó Somoza García, un año después (1937) hacia la misma isla caribeña, de cuatro miembros del mismo PTN: Carlos Leclaire, Jesús Maravilla Almendares, Emiliano Alfaro y el Poeta Manolo Cuadra, quien escribió el libro Itinerario en Little Corn Island. En carta a su padre (13/4/37) Manolo le dice que se rumoraba el arribo siete confinados más, pero eso no se confirmó.
El tercer confinamiento fue a la isla Ometepe del Lago Cocibolca, en junio de 1947, un mes después del golpe de Estado al doctor Leonardo Argüello. Los confinados fueron cuatro dirigentes del Partido Socialista Nicaragüense, José Francisco Pinel, Manuel Pérez Estrada, Augusto Lorío y Edmundo Leets Castillo y, otra vez, el Poeta Manolo Cuadra, más tres miembros de la oposición liberal independiente y conservadora, para sumar ocho ciudadanos.
Los destierros del somocismo a sus adversarios políticos también se produjeron durante 43 años, pero su mayoría fueron individuales y casi siempre a pie por las fronteras. También de estos destierros no se escapó, con más de una vez, el Poeta Manolo Cuadra, quien, en su corta vida de 50 años –sin ser líder de ningún partido— no dio tregua con su crítica a la dictadura somocista.
Manolo tenía 29 años cuando encabezó el comité de huelga de los choferes de Managua en 1936, la cual Somoza intentó manipular para encubrir el golpe de Estado al presidente Sacasa, el cual consumó días después. Manolo cayó preso.
Pese a esa saña contra el Poeta Cuadra –encarcelamientos, destierros y cárceles— nunca cesó de combatir a la dictadura somocista con su recia y valiente crítica. “Suceda lo que suceda la dictadura caerá”, fue el título de una columna que escribió en el diario El Heraldo. Su vaticinio se cumplió, ya no existe ninguno de los tres Somoza (ni sus familias) en el país, pero Manolo Cuadra, no pudo verlo… murió el 14 de noviembre de 1957. Es recordado por su obra intelectual, pero no se le ha reconocido su condición de héroe civil en la lucha por la democracia.
VI
Los destierros fueron muchos, casi todos de personajes de la política tradicional y uno colectivo de cuatro socialistas, en agosto de 1945: Armando Amador, Manuel Pérez Estrada, Carlos Pérez Bermúdez, Fernando Centeno Zapata y Julio Selva Cortés (liberal independiente)
Esa historia histérica de destierros y expropiaciones la sigue con mayor crueldad los dictadores actuales que, después de años de cárcel, desterró en masa a 222 desterrados, más los 94 ciudadanos despojados de su nacionalidad y expropiados de sus bienes (en menos de 15 días) Han roto todos los récords de las represiones políticas en nuestra historia “republicana” de 203 años.
Si estos y anteriores delitos inhumanos y condenables, causantes de tanto dolor, no hace reflexionar a los responsables, es difícil imaginar lo que aún le queda por sufrir a las familias nicaragüenses. Y, lo que fuere lo que aún está por venir, los delitos ya cometidos son más que suficientes conductores de irreparables daños y dolores.
Pero es de humano esperar, no milagros, sino por lo menos señales de que todavía puede haber posibles soluciones no necesariamente violentas, distintas a lo que han sido las pretendidas y falsas soluciones intentadas hasta hoy en nuestra lamentable historia.
Al margen de estas cuartillas
*En honor a la memoria de Manolo Cuadra quien, con fragmentos de algunos escritos en distintos momentos de su vida, se auto definió…
*“Los amigos me bautizaron ´Manolo Cuadra´. Acepté porque para ciertas cosas, apenas si tengo carácter…”
*“El membrete legítimo de mis vivencias lleva la leyenda de Manuel Antonio Cuadra Vega, de padres nicaragüenses…”
*“A ellos debo mis virtudes. Mis vicios, a las fuerzas malas de la sociedad”…
*“1932. Sandino. Cerré contra él “porque sí”, porque en este infame paicesito siempre anda sobrando tiempo para doctorarse uno de imbécil” [tenía 25 años]…
*“Me alisté como un mercenario [operador de radio] de un ejército promiscuo. Era la única manera de acercármele…”
*“…he podido comprobar lo que ya sospechaba, es decir la franca simpatía con que cuenta Sandino…”
*“…nuestra política, miserable por tradición, y abyecta por conveniencia, repudia el gesto de este muchacho [Sandino] que debió haber nacido bajo el potente sol de Grecia, cuando Licurgo dictaba sus leyes y Leónidas sabía morir…”
*“Por lo que respecta a mi libertad, la aceptaré cuando me la devuelva; pero me resentiría si ésta me llegara en virtud de súplicas…”
*“Que ese hombre [Somoza] me saqué de aquí [la isla] si ese es su placer, pero nunca consentiré en que se me otorgue como una gracia lo que se me debe como un derecho…”
*“Una señora que tiene familiaridades con la Guardia (supongo que amante de un sargento) vino a contarme (…) que este sargento, a propósito de haberle preguntado por mí, le dijo lo siguiente, más o menos:
*“A este solo estamos esperando la oportunidad para tirarlo, o si llega a salir también se va al primer desvío”…
*“No me moriré de miedo antes. No uso del miedo exageradamente, sino de forma natural consustanciada con mi modo de vivir”.
Tres comadres
Ana Coreta: ¡Ay… qué linda nuestra historia! Mis antepasados jodieron para conservar las buenas costumbres, la obediencia y el respeto a nuestros cristianos gobernantes…
Ana Conda: Los míos fueron fieles a esa herencia; conservaron las enseñanzas de cómo manejar el poder, e hicieron todo lo malo que pudieron para conservarlo …
Ana Lisis: Mi gobernante todo lo puso en un orden moderno: a obispo y sacerdotes en las cárceles… fuera de las fronteras a quienes quisieron salvarse… ¡y puso a 222 presos en avión hacia el destierro!
