20 de febrero 2023
El gerente general del diario La Prensa, Juan Lorenzo Holmann, describió su encarcelamiento durante 545 días en la cárcel de El Chipote, incluyendo varios meses en celdas de castigo, como un acto de resistencia “en el centro del ring, para salir caminando, no con los pies para adelante”, en el que sus principales soportes fueron la oración a Dios y la solidaridad y el apoyo de sus compañeros de celda.
Al cumplir sus primeros diez días en libertad, después de ser excarcelado y desterrado en Estados Unidos, Holmann agradeció al equipo y los trabajadores de La Prensa que mantienen el trabajo del periódico informando en su plataforma digital desde el exilio, después de haber sido confiscado por la dictadura Ortega-Murillo. “Son unos héroes que están haciendo un trabajo que hay que agradecer y aplaudirlo”, destacó en esta entrevista con CONFIDENCIAL y Esta Semana.
¿Cómo has vivido tus primeros diez días en libertad en Estados Unidos, después de haber sido encarcelado en El Chipote durante 545 días?
Adaptándome a todo esto, pero muy contento de tener a mis hijas. Acá tengo la inmensa bendición de que estaban mis hijas, abrazarlas, besarlas, platicar con ellas, tantas cosas que no pudimos hacer mientras estuve en El Chipote, y esperando, cuando me voy a ver con mi esposa.
¿Cómo está tu salud?, conocimos que en la cárcel entraste con algunas complicaciones médicas que se agravaron, no sé si surgieron otras secuelas en la salud, ¿has podido ver algún médico especialista?
Aún no he podido, pero creo que la próxima semana vamos a tener la oportunidad de verme con un médico. No es muy fácil aquí conseguir citas médicas, pero creo que ya el lunes o martes voy a poder, lo que más me preocupa, pues tengo problemas en el corazón, problemas en una hernia inguinal, tengo un problema en el ojo derecho, pero yo creo que ya para la próxima semana voy a tener una mejor idea de cómo estoy y qué es lo que debo de hacer para componerme. Definitivamente para la hernia, voy a tener que ir a una cirugía.
Cuando te echaron preso en El Chipote, en la madrugada del 14 de agosto de 2021, la Policía había estado varias horas interrogándote a vos y a miembros del equipo gerencial de La Prensa, supuestamente estaban haciendo una inspección por defraudación aduanera, ¿por ese motivo te detuvieron?
Llegaron a las 12:20 del viernes y estuvimos ahí hasta las 3 de la mañana del amanecer del día 14, llegaron con dos documentos: uno era el defraudación aduanera y el otro un cateo general, es decir, llegó Aduana y llegó también la orden de un juez para allanar.
Se llevaron todo. La defraudación aduanera era un sinsentido, porque todo lo que teníamos ahí se recibe porque la Aduana te ha dado el OK, y se llevaron un documentación financiera; y encontraron en las instalaciones de La Prensa unas cajas que había mandado Cristiana (Chamorro) a guardar ahí. Yo creo que por lo que me llevaron, porque después el juicio fue sobre eso, fue porque encontraron esas cajas.
¿Esas cajas, se supone que eran parte de los archivos de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, pero tenían que ver con las operaciones de La Prensa?
Nada que ver, es decir, Cristiana mandó esas cajas a guardar ahí en la oficina antigua de Redacción; yo no sabía de la existencia de las cajas y ellos, cuando encontraron las cajas, mostraron una felicidad como que habían encontrado el oro de El Dorado, eso fue temprano como a las dos de la tarde, pero estuvimos ahí hasta las tres de la mañana.
Me condenaron por ser parte de lo de la Fundación (Violeta Barrios de Chamorro) sin ser de la Fundación, entonces no tenía nada que ver con La Prensa, nada que ver la acusación de que yo soy “cómplice” porque escondí las cajas y yo no sabía de las cajas ni qué es lo que contenían esas cajas.
¿En ese simulacro de juicio te interrogaban en relación a La Prensa, como medio de comunicación? ¿a las noticias que publica? ¿Qué quería saber la Policía?
En los interrogatorios me preguntaban de La Prensa, me preguntaban de mi familia, me preguntaban de nuestra familia, nos preguntaban de todo, pero lo raro de todo esto es que durante el juicio, de todo lo que me preguntaron en los interrogatorios, nada salió como prueba. Es decir, no entiendo para qué hacían esos interrogatorios, si nada salió o fue presentado en el juicio como prueba.
Antes de tu captura, ¿existía algún indicio de que el régimen tenía ya la decisión o la intención de cerrar La Prensa y posteriormente confiscarla?
Las intenciones estaban en tratar de impedir o de hacer difícil nuestro trabajo porque nos estuvieron reteniendo los insumos, papel, tinta, planchas, para que pudiésemos imprimir la edición impresa y por eso fue que tomamos la decisión de decir que, momentáneamente, estábamos interrumpiendo la edición impresa, porque no teníamos papel. Pero nunca honestamente se me ocurrió que fuesen a hacer una cosa como la que hicieron, amén de que ya lo habían hecho con ustedes (CONFIDENCIAL), ya lo habían hecho con 100% Noticias, pero la verdad es que la esperanza siempre es que lo que le está sucediendo a otros no te suceda a vos y es, tal vez, una forma de protección, de protección en la mente, pero sí sabíamos que en cualquier momento iban a hacer algo. Pero nunca creí, pues, que fuese a ser un golpe tan violento como el que hicieron.
En la cárcel estuviste en celdas de castigo, ¿por qué?
No sé, cuando me llevaron, inicialmente, en la primera celda que me pusieron fue en una celda de castigo junto con Mauricio Díaz, ahí estuvimos hasta como el 23 de octubre (de 2021) que nos sacaron, pero después, el 23 de enero de 2022, me pasaron nuevamente a una celda de castigo y estuve ahí por indisciplina.
¿Qué quiere decir indisciplina?
Hice, para ellos, actos de indisciplina durante una visita, no acaté órdenes, me porté mal, y me pasaron a una celda de castigo, donde estuve compartiendo con Miguel Mendoza y, posteriormente, con Freddy Navas.
¿Cómo resististe estos 545 días en la cárcel sin poder leer y escribir y sin poder tener una comunicación normal con, incluso, los compañeros de celda y con otras personas en la cárcel?
Siempre pedíamos, no solo yo, todos pedíamos el tema del derecho a la lectura. Yo no conozco cárceles en otros países, primera vez en mi vida que estoy preso, pero sí sé que en todos los regímenes carcelarios existe la posibilidad de leer, existe la posibilidad de comunicarte con otros, existe la posibilidad de tener comunicación con tus familiares afuera, de comunicarte con tu abogado para planificar tu defensa. Nada de eso tuve, es decir, sí teníamos unas visitas con nuestros familiares, pero las visitas no eran programadas, sino que eran cuando ellos así lo querían y eran de improvisto.
¿Cómo hacía para sobrevivir? Bueno, yo soy muy creyente, y lo hacía a través de la oración y hablando con Dios y pidiéndole fortaleza y entregándome en sus manos, diciéndole –Señor, hágase en mí tu voluntad, cuando vos decidás y creás que ya es conveniente que se abran esas puertas y nosotros salgamos, vamos a salir, mientras tanto, dame fortaleza, dame protección, dame serenidad, y a mi familia afuera dale lo mismo Señor–. Y así fue día a día, rezábamos, y mucha meditación con Dios.
Leía únicamente las etiquetas de las pocas cosas que podían enviarnos yogurts, jugos, Ensure y esas cosas. Leía y releía las etiquetas. Por último, lo que hacía para mantener la mente fuerte es que leía al revés de atrás para adelante o volteaba las etiquetas y leía cabeza para abajo las etiquetas, todo eso con el ánimo de poner la mente a trabajar. Y platicaba mucho con mis hermanos de celda, yo trataba de platicar de cosas vanas y mundanas, de películas, de música, yo no sé de qué cosas, porque también quería escapar de estar pensando siempre en el mismo tema, escapar de ese tema para que la mente trabajara y no estar abrumada. La tortura, especialmente, la psicológica, es tortura si uno acepta que lo están torturando, si uno rechaza eso, entonces es, simplemente, un sinsentido, que te están diciendo, y el cometido que ellos quieren hacer no llega a gestarse.
En algún momento, en una de esas visitas familiares, vos les transmitiste a algunos de tus familiares que en esa celda como que estabas en el centro del ring, es decir ¿estabas en una confrontación también con los que te tenían en esa condición?
Sí, la idea es que sobrevivir es como aguantarme, yo decía, no es aguantar. Yo estoy en el centro del ring dando la pelea. Ahora, en un momento en que yo dije, mi situación no es estar en una pelea. Aquí tengo que dejar pasar las cosas y enfocarme en que tengo que mantener mi salud mental y mi salud física para salir afuera a donde mi familia, tengo que salir caminando, no puedes salir con los pies para adelante de aquí, ni en una silla de ruedas, ni en una camisa de fuerza.
Mientras estuviste preso, se consumó la confiscación de La Prensa, luego la persecución contra los periodistas, que obligó al traslado de toda la redacción al exilio y a mantener sus operaciones en la plataforma digitales, ¿cómo ves el periodismo en el exilio?
A diferencia de otras ocasiones, en que La Prensa ha sido cerrada y sus directores, mi abuelo, tu abuelo, tu papá (Pedro Joaquín Chamorro Cardenal), todos, en esos momentos, La Prensa estaba cerrada y no podía funcionar. Ahora que tenemos los medios digitales, podemos seguir haciendo el trabajo que hemos estado haciendo y eso es una gran ventaja. Dichosamente, hoy tenemos esa respuesta, porque si no fuese así La Prensa estuviese callada y no pudiese estar haciendo el trabajo que se tiene que hacer.
Me siento eternamente agradecido y además orgulloso de la gente que, mientras yo estaba en la cárcel, siguieron haciendo su trabajo y una de las cosas que le decía a mi mamá, cuando llegaba, deciles afuera que yo estoy bien y que sigan haciendo su trabajo, que por mí no se preocupen, que sigan haciendo el trabajo, y así lo hicieron. Ha sido difícil, yo sé que para todo el periodismo independiente, que está haciendo su trabajo desde el exilio y ahora desde el destierro, siento que son unos héroes que están haciendo un trabajo que hay que agradecer y aplaudirlo.
En Nicaragua hay también una criminalización de la libertad de expresión. ¿Cómo ves esa pretensión del régimen de imponer otro tipo de censura, una censura basada fundamentalmente en el miedo y en el temor?
Yo creo que cada cosa que ellos hacen para impedir la libertad de expresión se les devuelve, es decir, es cuestión de tiempo y es cuestión de aguantar también. Yo sé que es bien difícil. Yo tengo familia allá en Nicaragua, no sé qué puede pasar. Pero si el temor a expresarse definitivamente es latente, y hay que tener cautela en cómo decir y hacer las cosas.
Y sin embargo la gente está hablando con la prensa independiente bajo protección de su identidad, es decir, uno lee hoy La Prensa, CONFIDENCIAL, 100% Noticias, los tres medios confiscados están informando desde el exilio en Nicaragua
Así es, hay una frase —que no me la sé de memoria o literalmente— de tu papá (Pedro Joaquín Chamorro Cardenal) que el derecho humano más importante es el derecho a nacer y a vivir, el derecho a la vida, y que el segundo derecho para él, era el derecho a la libre expresión, pero que de nada servía el primer derecho, si la libertad de expresión no se podía practicar. Y yo creo que estamos llegando a ese punto, porque la libertad de expresión, no solo el periodismo, la libertad de expresión es el derecho a poder alimentarse de información, de educarse y poder hablar, discernir y expresar tus ideas, y la verdad es que vivir no solo con un bozal en la boca, sino que también con los oídos tapados y los ojos cerrados es no vivir, pues, es no vivir. No sé cuánto tiempo puede aguantar esto.
Los presos aguantaron en la cárcel más de 600 días algunos, más de dos o tres años, y al final la dictadura se ve obligada a excarcelarlos, y de nuevo el periodismo sigue informando a pesar de ese tipo de situaciones de persecución y de censura.
Cuando te metes a esta noble forma de vivir que es el periodismo, sabes que te estás exponiendo, en Nicaragua hoy es la parte política, en México es otro tipo de exposición, en otros países es otro tipo de exposición.
Yo creo que la situación nuestra en Nicaragua es más fácil de componer que la de otros países, siento yo, porque es una cuestión de que la sociedad, todos nosotros, nos pongamos de acuerdo para construir esa sociedad que nosotros soñamos y queremos y sentar las bases para ir construyendo una democracia en la que se restablezcan todos los derechos, y la sociedad digamos y seamos República, como lo hemos soñado todos, una república en que todos los poderes del Estado sean independientes y podamos practicar todos nuestros derechos sin estar con un miedo de qué es lo que vamos a hacer inclusive el gobernante sin miedo.
Aparte del dolor, las privaciones, el aislamiento que te están marcando tu vida en la cárcel, te dejó una convivencia con compañeros de celda de otros orígenes políticos. La gente habla de la cárcel como un lugar también de encuentro, ¿cómo fue tu experiencia?
Es un lugar de encuentro, todos mis hermanos de celda, en los momentos que estuve acompañado de alguien, a ninguno conocía anteriormente. Tuve primero a Mauricio Díaz, después a Miguel Mendoza, después estuve con Francisco Aguirre, con Pedro Mena, con Irving Larios, con Max Jerez, con Freddy Navas, a ninguno de ellos conocía. A Miguel Mendoza lo conocía como cronista deportivo, pero personalmente no. A Francisco Aguirre lo conocía por los medios y por lo que él ha hecho, a Mauricio también, sabía que era político, pero yo nunca había hablado con ninguno de ellos y es fascinante.
Estuve también con Félix Maradiaga, con José Antonio Peraza. A Félix sí lo conocía, había hablado un par de veces con él, pero lo interesante es cómo estás en una celda en la que no tenés otra cosa que hacer más que platicar, lo que llegás a hacer es a conocer muy íntimamente a las personas y a crear un lazo de amistad, que es más fuerte que un lazo de amistad que podas establecer fuera de una situación como esa.
Yo los considero mis hermanos, los considero más que amigos, los considero mis hermanos, y cualquier cosa que yo pueda hacer por ellos o necesiten ellos de mí, yo estoy a la disposición de ayudar y estar al lado de ellos, como estuvimos en esos momentos duros en los que nos dimos mucho soporte unos a los otros, en algún momento siempre, algunos bajaban un poco la emoción y el otro le subía el ánimo, y así pasamos los días.