16 de febrero 2023
El cronista deportivo y bloguero Miguel Mendoza pasó 598 días secuestrado por el régimen orteguista, en las celdas de la cárcel El Chipote. Por meses no le permitieron hablar con su esposa, y por más de año y medio no pudo ver a su pequeña hija o comunicarse con su mamá, de 91 años. Sin embargo, el expreso político no guarda “ningún tipo de rencor” hacia sus captores.
“No le deseo el mal a nadie, soy capaz de saludar a quienes me capturaron, a quienes me llevaron, y las últimas palabras que yo le dije a un policía fue, bajando del bus para meternos al avión, ‘Dios me lo bendiga a usted y a su familia, nos vemos dentro de poco’”, comentó Mendoza.
El comunicador fue condenado a nueve años de prisión por el supuesto delito de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional, en perjuicio del Estado de Nicaragua”. Hoy forma parte de los 222 excarcelados políticos que fueron desterrados a Estados Unidos y despojados ilegalmente de su nacionalidad nicaragüense.
En una entrevista con el programa Esta Noche, Mendoza habló de cómo vivió los días de encierro en El Chipote, las costumbres con sus compañeros de celda y los extensos interrogatorios a los que era sometido.
“A mí no me quebraron en El Chipote, en los interrogatorios siempre defendía a la prensa independiente, si un día sacan esas grabaciones se van a dar cuenta”, subrayó.
¿Cómo estás y cómo ha sido esta primera semana en libertad?
Cansado, no he dormido lo suficiente desde hace seis días que salimos de El Chipote, en Managua, pero creo que el rostro no se me mira tan marchito y maltratado, como cuando venimos.
¿Cuáles fueron tus condiciones en la cárcel? ¿Qué te decían en los interrogatorios?
Las preguntas eran bastante tontas, sin mucho sentido; en primer lugar ¿quién me financiaba?, que si yo había recibido dinero del extranjero. En una ocasión me dijeron que como periodista era culpable de publicar noticias negativas, porque decían que las noticias negativas son malas noticias y que eso hacía infeliz al pueblo de Nicaragua, que como periodista estaba obligado a publicar solo noticias positivas; o sea, cuando el Gobierno inauguró un puente, cuando hacen el estadio. Yo les decía: ‘ustedes están equivocados, la prensa pública noticias y es la gente la que decide que sí es negativa o positiva’. Una cosa es que te digan que es falsa, otra cosa es que te digan que está hablando con la verdad, que fue lo que yo hice a través de mis redes sociales.
Al principio, me estresaban y disgustaban los interrogatorios, pero cuando dejaron de llevarme, hasta me hacían falta porque era el único entrenamiento o calistenia para estar dialogando con alguien, con los detectives captábamos información del mundo exterior que no teníamos; por ejemplo, nos dimos cuenta de aquella barbaridad, el calificativo de Ortega que nos dijo después de las elecciones presidenciales, donde nos llamó hijo de perra. No me dijeron eso, solo me dijeron que después de lo que dijo el presidente vos vas a pasar un montón de tiempo aquí adentro.
Algunas personas cuestionan ¿por qué un cronista deportivo se puso a opinar sobre política, las violaciones de los derechos humanos y la crisis nacional?
También me decían eso en los interrogatorios. Les dije: ‘ustedes no tienen un vicealcalde, que es también cronista deportivo. Si es un crimen que un cronista deportivo opine de deporte; entonces, hay un montón de funcionarios que han sido cronistas deportivos’. Ahí venía una contradicción y se acababa esa pregunta.
¿Por qué me puse a opinar?, porque es una responsabilidad de todo nicaragüense decente, comprometido con la justicia y la democracia, que ama a nuestro país, que debíamos ser la voz de los que no tenían, y hacer hincapié en la barbaridad que se estaban haciendo en el país desde 2018.
Lo mío en las redes se convirtió en una bola de nieve, que empezó pequeña y de repente se fue incrementando, hasta que aquello se hizo una fuente en la cual yo sentía que la gente confiaba mucho en lo que decía.
Te encarcelaron por opinar en las redes sociales, pero además de eso ¿hubo alguna razón que te hayan encarcelado porque pertenencias a alguna organización de las protestas o apoyabas alguna candidatura política?
Insistieron mucho con eso en los interrogatorios, ¿a qué grupo político pertenecía?, ¿qué si tenía aspiraciones (políticas)?, ¿qué si andaba buscando el Ministerio de Deportes? Cosas que daban risa. Les decía que no pertenecía a ningún partido, obviamente tengo mi simpatía por algún tipo de corriente ideológica, pero no soy ni militante, ni aspirante a nada, simplemente deseo que nuestro país se enderece, que vuelva hacia el rumbo democrático.
Me preguntaron por el periodismo independiente, me preguntaron por ustedes (CONFIDENCIAL), me preguntaron por muchísimo colegas que tienen mucha incidencia en la población. Me llegaron a decir a mí me financiaba la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, yo les dije ‘ni una recarga telefónica me dio Cristiana (Chamorro Barrios)’.
En una ocasión me dijeron: ‘vos estabas involucrado en lavado dinero, defendiendo a gente que lavaba dinero’; les decía ‘hay unos que tienen unos canales vayan a investigar ahí (en referencia a los hermanos Ortega Murillo, que son propietarios de varios canales de televisión), no estar investigando a alguien, que solo tiene un teléfono celular, que anda colgado en un bus, que con costo le mete una recarga telefónica a su teléfono’.
Después de tu detención hubo una movilización mundial de la prensa internacional demandando tu libertad, ¿te diste cuenta?
Pues me doy cuenta cuando empiezan las visitas y me empieza a decir, Margine, que todos los días estoy apareciendo en los periódicos, que hay organizaciones, que mis colegas de la prensa independiente de Nicaragua, pero una cosa es que te lo digan otra cosa es que lo veas, ahora vengo y estoy viendo las cosas que de mí se dijeron y me impresionan.
A mí no me quebraron en El Chipote, en los interrogatorios siempre defendía a la prensa independiente, si un día sacan esas grabaciones se van a dar cuenta. Cuando me llevaron a la exhibición, el 1 de septiembre (de 2022), yo a los periodistas oficialistas les grité: ‘viva la libertad de expresión, viva el periodismo libre, ustedes serán libres también, porque ustedes no pueden ni pensar’.
Desde El Chipote se recibían denuncias de torturas psicológicas, confinamiento, malos tratos, ¿cuál fue tu situación?
El hecho de que no me permitieran ver a mi hija, el hecho de tener largos períodos sin visitas; pasaron 72 días desde que me secuestraron hasta la primera visita.
Lo único que leía eran las recomendaciones y etiquetas de la pasta dental, de los jugos, de las bebidas en botellas, de las bolsitas donde venían galletas, semillas y maní. Las únicas veces que toqué un lapicero, en año y medio, es cuando tenía que firmar una agenda, cuando se terminaba mi visita, eso es lo único que firmé, nada más.
La falta de lectura te vuelve loco, con algunos compañeros decíamos ‘se me están olvidando las palabras, se me están olvidando los nombres’. Era por ese ritmo que uno tiene al conversar o debatir, pero cuando vos estás metido en ese hoyo, en donde solo pasas hablando de los ejercicios, de que si el gallopinto viene calmado, o si el día de hoy me van a traer agua o pasar el Ensure que mi familia me trajo, o porque mi medicamento no me lo traen. Esas eran las únicas pláticas.
De vez en cuando decíamos que ya repetíamos historias, anécdotas o chistes. Logramos hacer una gran amistad con todos. Yo estuve con alrededor de nueve personas más, aprendí de cada uno. Creo que saqué una maestría en historia universal con don Francisco Aguirre Sacasa, saqué una maestría en asuntos del Movimiento Campesino con Pedro Mena, y así con cada uno, con Lesther Alemán, Irving Larios y Juan Lorenzo Holmann. La plática era muy importante, los ejercicios también.
Oramos mucho, rezamos mucho el Santo Rosario, en la mañana; la Divina Misericordia, por la tarde. Hacíamos unas peticiones a nuestro Señor, en relación a nuestra salida y a la petición que le pedíamos de nuestros familiares, creo que salimos todos muy distintos de cómo entramos allí.
Yo salí sin ningún tipo de rencor, no le deseo el mal a nadie, soy capaz de saludar a quienes me capturaron, a quienes me llevaron, y las últimas palabras que yo le dije a un policía fue, bajando del bus para meternos al avión, ‘Dios me lo bendiga a usted y a su familia, nos vemos dentro de poco’.
El mismo día que los excarcelaron y desterraron, Rosario Murillo dijo en cadena nacional de radio y televisión que los hijos de los excarcelados políticos no tenían culpa, cuál es tu reacción a esa declaración
Ni yo tengo culpa de lo que me hicieron, no solamente nuestra familia. Nosotros no somos culpables. Es una decisión alocada, pues es sin sentido todo lo que ocurrió con nosotros; espero que las palabras de doña Rosario se conviertan en que nuestra gente va a estar con seguridad, que nadie las va a hostigar, que nadie la va a perseguir, que van a poder tener una vida normal.
Estados Unidos anunció, que les ofrecerá una estadía temporal de dos años bajo un programa humanitario, ¿pensás quedarte por ahora en Estados Unidos?
De momento, estoy dos semanas en Nashfield, con mi hijo mayor, tomándome un descanso. Después estaría viajando a Miami, en donde se va a realizar el Clásico Mundial de Béisbol, al que le daré cobertura. Me avisaron que tenían mi credencial.
Ahí ya tomaré la decisión de dónde me estableceré definitivamente, mi hijo quiere que esté aquí, allá (Miami) tengo una hermana que también está tratando de convencerme que me quede, todavía no he definido cuál será el paso definitivo en este destierro, en esta expulsión a la que me mandaron, en la no soy ni chicha ni limonada.
La dictadura aprobó una reforma constitucional para despojarles de su nacionalidad, ¿qué opinas sobre eso?
Pero es que ser nicaragüense se lleva aquí en el corazón, eso no me lo pueden quitar nunca; además, yo no me detengo en esta situación porque, de todas manera, siendo ciudadano de Nicaragua, no iba a poder regresar a Nicaragua y esto se va a revertir cuando todo cambie en Nicaragua, que espero que no sea dentro de mucho.
El Gobierno de España les ofreció la nacionalidad, ¿lo consideraría o no?
Yo ya metí la solicitud, creo que todos lo hicimos, después vendrá un tiempo en donde se aprueba la ciudadanía, y ahí es donde uno tiene que decidirse si acepta o no, pero de momento yo ya hice la solicitud.