28 de enero 2023
Alcira Gaitán, mujer miskitu de 42 años, vivía junto a sus dos hijas en una comunidad indígena integrada por 150 familias en Waspam, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN) de Nicaragua. “Nosotros trabajábamos en el campo, cosechábamos nuestro arroz, nuestros frijoles. Así sobrevivíamos”, recuerda Gaitán. En noviembre de 2020, todo cambió.
Los huracanes Iota y Eta, de categoría 4 y 5, respectivamente, impactaron la Costa Caribe Norte de Nicaragua con menos de dos semanas de diferencia. Cientos de familias indígenas y afrodescendientes lo perdieron todo. “Quedamos completamente desplazados… Perdimos nuestras casas, nuestras cosechas”, agrega Alcira.
Ante la destrucción de sus comunidades y la desatención del Estado, muchos migraron a territorios cercanos, pero fueron nuevamente desplazados por colonos armados. “Mi vida corría peligro y me mudé a Managua, pero dos meses después me vine a Costa Rica, porque no encontré trabajo”, explica Gaitán desde La Carpio, un barrio ubicado en la capital josefina.
Reymunda López, de 36 años, es otra mujer miskitu desplazada por la violencia generalizada y los huracanes. En 2015, ella y su familia fueron expulsados por colonos armados de la comunidad indígena de Santa Clara, y se vieron forzados a mudarse a Puerto Cabezas. “Intentamos regresar a nuestra comunidad luego de cinco años, pero no pudimos porque ya no teníamos nuestra casa. Luego pasó lo de los huracanes y lo perdimos todo nuevamente. Fue cuando decidí venir a Costa Rica”, relata.
La migración indígena hacia Costa Rica por los desastres naturales asociados al cambio climático es un fenómeno reciente, pero en aumento, valora Amaru Ruíz, presidente de la cancelada oenegé Fundación del Río. “Centroamérica es altamente vulnerable ante los efectos del cambio climático. El desplazamiento por razones climáticas es cada vez más latente en la región. En el caso de Nicaragua, el incremento en la cantidad y la intensidad de los huracanes, ha impactado enormemente a estas comunidades, aumentando las vulnerabilidades ya existentes por la invasión de sus territorios, y siendo forzados a buscar otro lugar que les permita reconstruir su vida”, expone.
Personas miskitu tienen más dificultades para integrarse
Las personas indígenas desplazadas por los huracanes han encontrado en Costa Rica un refugio. Sin embargo, enfrentan dificultades jurídicas, económicas, sociales y culturales para integrarse a la sociedad costarricense.
Regularizar su estatus migratorio en Costa Rica, es uno de los principales.
Alcira ingresó a Costa Rica por vía irregular en marzo de 2022 con el poco dinero que había logrado ahorrar trabajando en Managua y fue acogida por una lideresa miskitu que emigró meses antes por sufrir persecución política en Nicaragua. “Los primeros meses fueron muy duros, porque no tenía mis papeles en regla”, comenta. No podía trabajar, acceder a servicios públicos, como salud, ni realizar trámites que requieren contar con una identificación válida ante el Estado costarricense. Los niños también deben contar con un carné de solicitante de refugio para acceder al sistema educativo y otros servicios públicos.
La supervivencia económica es otro desafío. En septiembre, la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica le otorgó a Alcira su carné provisional como solicitante de refugio, el cual también funciona como permiso laboral. Sin embargo, solo ha conseguido trabajos informales temporales de mínima remuneración y no todos los meses es capaz de cubrir sus gastos de alquiler de vivienda, alimentación, transporte, tratamiento médico y el dinero que envía a sus hijas en Nicaragua. “Es duro, porque aquí todo es diferente”, expresa.
Para Reymunda López, la situación es aún más difícil. Ella llegó a Costa Rica a finales de 2021 junto con su esposo y sus dos hijos, pero no ha logrado conseguir empleo, aunque ya cuenta con su carné de solicitante de refugio. “Yo he buscado trabajo en algunas tiendas, pero me dicen que tiene que ser una muchacha bien vestida, bien presentable y no me quieren dar”, comenta. Su esposo es el único sustento de la familia y realiza trabajos informales por temporada.
El idioma para quienes están más acostumbrados a usar su lengua materna es también una limitante extra. “Yo no hablo muy bien el español, pero ahora estoy aprendiendo más”, comenta López.
“Es fundamental reconocer la migración por razones climáticas”
Para Gabriela Oviedo, coordinadora del Proyecto de Movilidad Humana del Centro de Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), es importante que los Estados receptores comprendan y reconozcan este tipo de migración forzada, para que puedan hacer frente de manera oportuna a la misma.
“En el caso de Nicaragua, el impacto de los huracanes restringe el derecho a la vivienda, el derecho a la integridad física, a la salud, incluso el derecho a la vida. Sumado a una crisis sociopolítica y la desprotección estatal por falta de voluntad… Estamos frente a una masiva violación de derechos humanos”, agrega.
“Nos estamos viniendo a Costa Rica porque en Nicaragua nadie nos apoya”, sostiene Alcira.
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951) y Naciones Unidas no reconocen legalmente en el ámbito del Derecho Internacional a los migrantes climáticos. La Ley General de Migración de Costa Rica solamente reconoce como refugiados a aquellas personas que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, género, pertenencia a determinado grupo u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, por causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país”.
“El brindarles a estas personas el reconocimiento legal como desplazados climáticos, les va a permitir integrarse de manera adecuada en la sociedad, y acceder a servicios públicos y otros derechos”, considera Oviedo.
Propuesta legislativa para refugiar a desplazados climáticos
En diciembre de 2012, se presentó en la Asamblea Legislativa de Costa Rica un proyecto de ley que busca otorgar estatus de refugio a personas desplazadas por eventos relacionados al cambio climático.
“Lo que se propone es agregar un inciso adicional al artículo que regula las condiciones para el otorgamiento de refugio dentro de la Ley de Migración y Extranjería. Lo que indicamos es que las personas desplazadas por causas asociadas al cambio climático también estarán dentro de las personas sujetas a la condición de refugio y eso implica todos los derechos para esa condición de refugio”, explica Enrique Sánchez, promotor de la propuesta.
Para Sánchez, la presentación de esta propuesta es un primer paso para iniciar un debate nacional sobre la migración por razones climáticas y su impacto en la región. “No sabemos si la categoría de refugio es lo que cabe en este caso, pero queríamos iniciar la discusión. Hay que prever que este fenómeno seguirá en aumento y debemos tener una posición al respecto”, expone. En este momento la propuesta se encuentra en un periodo de consulta ante organismos internacionales.
Para los miskitus desplazados por los huracanes, esta propuesta representa un rayo de esperanza. “Siguen entrando más y más personas por los huracanes. Con esto –comenta Alcira sobre la propuesta– se podría ver la manera en que el Gobierno de Costa Rica nos brinde un mayor apoyo”.