21 de enero 2023
Todos los sábados a las ocho de la mañana Ericka Sánchez, una joven nicaragüense, llega al Centro Comercial El Pueblo en San José, Costa Rica, lista para aprender. Recibe un curso técnico de Auxiliar de Farmacia, junto a otros catorce nicaragüenses exiliados en este país.
Muchos de los estudiantes tenían puestos en el área de Salud pública o estudiaron carreras relacionadas en Nicaragua, como Sánchez, quien trabajó por muchos años como enfermera y fue despedida del hospital donde ejercía su profesión por asistir médicamente a manifestantes autoconvocados y por participar en las protestas ciudadanas de la rebelión cívica de 2018.
“Aquí en Costa Rica se me ha hecho difícil encontrar un trabajo. Si no sos estudiante, no sos servidora de la Salud de aquí de Costa Rica, o si no sos tica, no te dan la oportunidad de trabajar, ni trayendo tu documentación de otro país”, relata Sánchez. Por eso decidió aplicar a una beca para recibir este curso, porque anhela trabajar en su oficio. Homologar o validar su título de Enfermería en Costa Rica tiene costos elevados que no puede asumir en este momento, añade.
Esta iniciativa se llama Manos Amigas y tiene como objetivo facilitar cursos técnicos básicos en el área de Salud a nicas en Costa Rica para ampliar sus conocimientos y así tengan mejores oportunidades laborales en Costa Rica.
Los cursos son subsidiados por la Asociación Popol Na y facilitados por el doctor Rommel Meléndez, de la Asociación Unidad Médica Nicaragüense. Meléndez se exilió en Costa Rica hace cuatro años, luego de ser obligado a renunciar a su puesto en un centro hospitalario público como represalia estatal, tras haber asistido a manifestantes heridos durante las protestas en 2018.
“Hemos realizado varios cursos en diferentes regiones del país con refugiados nicaragüenses y personas de la diáspora. Hasta el momento hemos capacitado a alrededor de 60 nicas”, indica Meléndez.
La iniciativa nació a finales de 2021 y hasta el momento ha cubierto tres ciclos. El primer curso impartido fue el de Asistencia de Pacientes y se realizó en Guanacaste, donde más de veinte nicaragüenses fueron capacitados.
En San José se llevó a cabo un curso intensivo, teórico y práctico, en Primeros Auxilios que duró dos semanas. En 80 horas, veinte nicaragüenses lograron formarse, de lunes a viernes, invirtiendo su tiempo desde las ocho de la mañana hasta la seis de la tarde. Actualmente se terminan de capacitar otros 15 nicas para ser asistentes de Farmacia, con un curso de un semestre que finaliza este mes.
“Estamos con diferentes acreditaciones a nivel internacional y estamos tratando de acreditar estos cursos con el INA (Instituto Nacional de Aprendizaje), acá en Costa Rica, para que ellos tengan un diploma que los respalde a la hora que sean contratados en algún puesto de trabajo”, explica Meléndez. El Instituto Nacional de Aprendizaje es una institución autónoma estatal dedicada a impartir educación técnica en distintas ramas cuyas acreditaciones tienen gran valor en el mercado laboral costarricense.
Una oportunidad de formación
Para los nicaragüenses beneficiados estos espacios son necesarios para mejorar la posibilidad de hallar un trabajo en Costa Rica o para, de cierta forma, retomar estudios o carreras que ejercían en Nicaragua.
José Espinoza es un joven nicaragüense exiliado que estudiaba la carrera de Medicina y Cirugía. También era presidente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, pero las autoridades fieles al partido de Gobierno le expulsaron de la carrera por haberse unido a las protestas ciudadanas en 2018.
En su exilio forzado le ha costado retomar sus estudios universitarios por temas económicos y porque no cuenta con la documentación que piden como requisito las universidades. “Acá me piden mi título acreditado, pero (en la UNAN) me extraviaron mis documentos al momento de la expulsión, mis notas de secundaria no me las da el Ministerio de Educación de Nicaragua, y esa es mi mayor frustración”, describe Espinoza, quien aspira a terminar su carrera y tener una certificación válida en Costa Rica.
Para los nicaragüenses cabeza de familia y que desean continuar sus estudios, estos espacios son beneficiosos, asegura Junieth Brenes, madre de tres hijos y quien llegó a Costa Rica en 2018 por ser perseguida política del régimen en Nicaragua.
“No solo queremos trabajos informales que nos den (dinero) para el día a día, también tenemos necesidad de conocimiento, de seguir formándonos, educándonos y estos espacios nos están dando esa oportunidad de adquirir herramientas para un mejor desempeño y mejores puestos de trabajo en este país”, comenta Brenes.
“Esperamos seguir educando a más nicas”
El doctor Meléndez comenta que la Asociación Unidad Médica Nicaragüense espera tener más convenios con organizaciones e instituciones que les permitan mayor alcance. “Estamos buscando financiamiento nacional e internacional para que este proyecto continúe, nuestro objetivo es una necesidad real que no solo aporta al exiliado sino también al país”, dice.
“Nosotros aportamos mucho al país, pero desde la informalidad. Emprendemos pequeños negocios, trabajamos en puestos que no le gustan al costarricense, salimos adelante a pesar de nuestra condición de migrantes y refugiados… Urgen más espacios de formación que acrediten nuestras capacidades”, concluye Brenes.
Este 2023 se abrirán nuevos cursos básicos de Salud. Puede informarse a través de las redes sociales de la Asociación Unidad Médica Nicaragüense y del movimiento aliado Carazo Azul y Blanco 8 de Julio. Los interesados pueden consultar al número de WhatsApp de Manos Amigas +506 6021 8248 o a través del correo electrónico mnosamigascr@gmail.com.