19 de enero 2023
La reciente detención del comisionado general Adolfo Marenco Corea, exsubdirector de la Policía Nacional, revela “fisuras” en el círculo de “confianza y lealtad” de Daniel Ortega y Rosario Murillo, valoró la socióloga Elvira Cuadra, experta en temas de seguridad.
Para la investigadora, el encarcelamiento de Marenco en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como El Chipote, “marca un hito” en la relación de la pareja presidencial y la Policía, ya que les advierte a los demás mandos policiales que, lo ocurrido con el exsubdirector, “le puede suceder a cualquiera”.
Marenco fue director de investigación e inteligencia de la Policía y formaba parte del círculo íntimo de Murillo y del asesor de seguridad Néstor Moncada Lau. Era considerado uno de los pilares del espionaje político del régimen. Sin embargo, en noviembre pasado, Ortega mandó a retiro al comisionado general y hace pocos días lo encarceló en El Chipote, donde mantiene secuestrados a más de una veintena de presos políticos.
“(El arresto de Marenco) es muy significativo, porque muestra que ese círculo de confianza tiene fisuras. Además, que hay un malestar, incluso, dentro de la misma Policía”, comentó Cuadra en una entrevista con el programa Esta Noche.
Señaló que “el impacto (dentro de la Policía) es fuerte porque este tipo de situaciones golpea la moral de la institución. Aunque Marenco no tuviera ninguna relación directa con el resto de los efectivos, particularmente con los de primera línea”.
“Marenco es una persona clave porque manejaba información de una de las áreas más sensibles de la Policía, que tiene que ver con todo el tema de las investigaciones y la inteligencia, que incluye la vigilancia política, investigaciones económicas, crimen organizado, narcotráfico”, comentó la experta.
Según un perfil periodístico de CONFIDENCIAL, Marenco Corea era el “jefe de espionaje de la represión” en Nicaragua que operaba “en la sombra” y “el guardián de los secretos de la pareja presidencial”.
“No solo es una persona que maneja información de la Policía, sino de las diferentes instituciones y órganos paralelos que han participado activamente en esta política de represión”, resaltó Cuadra.
El mensaje a los demás jefes policiales
El subdirector de la Policía es el primer jefe de alto nivel que cae de su puesto y es apresado por la dictadura orteguista. Fuentes policiales han detallado a CONFIDENCIAL y otros medios nacionales que Marenco fue detenido en una vivienda en Managua, donde estaba bajo arresto domiciliario de facto luego que fue denunciado, por una facción de la cúpula del régimen, de supuestos actos de corrupción y manejo de negocios privados no autorizados.
En círculos policiales, hay dos versiones que explican el encarcelamiento. Una es que fue para “callarlo” porque lo acusan de quererse fugar del país, con lo que el círculo de Ortega estaría dando una “especie de golpe preventivo”, aseguraron las fuentes.
La otra es que se negó a continuar trabajando para los Ortega-Murillo, lo que irritó a la pareja presidencial. Marenco no aceptó su traslado en comisión de servicio al Instituto de Seguridad y Desarrollo Humano (ISSDHU), que administra las pensiones de la Policía y otras dependencias del Ministerio de Gobernación.
“No hay claridad sobre las razones que ocasionaron, primero, el retiro de Marenco, y ahora su encarcelamiento. Esto tiene que ver con la forma cómo se manejan este tipo de informaciones de parte del Gobierno”, destacó Cuadra.
Explicó que “si es cierto que Marenco fue destituido y detenido por participar en negocios ilícitos; entonces, los otros (jefes policiales), que han mantenido su lealtad con el régimen por las prebendas, el tráfico de influencias y la permisibilidad que les han dado para participar en negocios similares, ya saben que les puede suceder (lo mismo) en cualquier momento”.
La investigadora apuntó que los mandos policiales “no saben exactamente cuál es el límite o hasta dónde pueden llegar (con sus negocios ilegales), porque la corrupción está enraizada en la institución y también en las prácticas de todo el sistema Ortega-Murillo”.
“Esa línea o ese límite (de la corrupción) es opcional, dependiendo de lo que decidan Ortega y Murillo. Entonces, en cualquier momento les puede tocar a ellos (jefes policiales)”, subrayó la especialista.
“Todos son tratados como sospechosos”
La destitución y arresto de Marenco ha coincidido con el ascenso de su segundo en la Dirección de Inteligencia, el comisionado general Zhukov Serrano Pérez, quien en noviembre pasado fue nombrado subdirector de la Policía.
Además, Ortega elevó el perfil del comisionado general en retiro de la Policía, Horacio Rocha López, al nombrarlo como ministro asesor en Asuntos de Seguridad del presidente. Con esta decisión, Rocha se convirtió en la máxima autoridad ante la Presidencia en temas de seguridad, y puede participar de las reuniones del consejo de ministros, donde se abordan los temas coyunturales del país y es presidida por la vicepresidenta Murillo.
Para Cuadra, estos movimientos en la cúpula policial responden a “una reconfiguración del círculo de confianza y de lealtad más cercano de los Ortega-Murillo”.
Dijo que estos “movimientos”, generalmente, se dan en los regímenes, como el orteguista, cuando estos enfrentan o está en curso “un proceso acelerado de erosión interna de su base de apoyo”.
“Hemos sabido de la gran cantidad de gente que ha salido del país, funcionarios públicos, ya no solo del nivel de base, sino también de alto nivel. Los que ocupan un cargo importante no han salido porque no pueden, porque están sumamente vigilados o les han quitado los pasaportes”, manifestó.
“Hay malestares internos, hay fisuras y hay un estado de vigilancia permanente (en el círculo de los Ortega-Murillo), donde prácticamente todos son tratados como sospechosos, y ya no hay ningún nivel de certidumbre para quienes están más cerca de ellos”, aseguró.
“Todos son sospechosos, ya no pueden dormir tranquilos, no saben en qué momento les pueden tocar la puerta con una situación similar a la de Marenco”, advirtió.