14 de enero 2023
Uno de los divertimentos que me he regalado por nuevo año ha sido interactuar con el ChatGPT desarrollado en 2022 por la empresa OpenAI y que se promueve como "especializado en el diálogo".
El primer día de 2023 saludé a la "entidad", que me respondió con amabilidad, moderación y en un español casi perfecto. De inmediato la interrogué sobre temas urgentes de la Isla y sus sugerencias para la economía cubana me parecieron más acertadas que todo lo dicho por el ministro Alejandro Gil desde que está en el cargo.
Con un tono ponderado, que advierte que no emite su opinión y que evita pronosticar situaciones futuras, el algoritmo detrás del chatbot me fue detallando algunas medidas que podrían ayudar a salir del atolladero económico a nuestro país. El listado resultante no se diferencia mucho de lo que se escucha en las colas o en las conversaciones entre amigos cuando se toca la crisis que atravesamos y sus posibles soluciones, pero sí se distancia bastante del discurso oficial.
Si la necesidad de la inversión extranjera, el fomento de la agricultura y la obligación de estabilizar la moneda son puntos de contacto entre las respuestas de esta inteligencia artificial con lo que se comenta en las calles cubanas y con las frases que constantemente dicen los dirigentes cubanos, el ChatGPT se desmarca completamente de estas últimas, porque no se queda en las propuestas que nunca se concretan y los fuegos artificiales retóricos. Alejado del triunfalismo y las polarizaciones, advierte de la urgencia de aumentar el nivel educativo de la gente y también de impulsar cambios políticos "necesarios para implementar reformas económicas más amplias".
Sin consignas, sin llamados al sacrificio ni lemas partidistas, las frases del simpático bot llegan también calzadas con la advertencia de que cualquier reforma de este tipo lleva, además, "un compromiso a largo plazo". En el terreno de las aperturas políticas se mostró mucho más contundente: se necesita mayor transparencia y rendición de cuentas por parte de las autoridades, más participación ciudadana, respeto a la libertad de expresión y a la prensa, además de parar en seco la violación de los derechos humanos en la Isla.
Y para rematar el animado intercambio, la inteligencia artificial se despidió: "Que tengas buen día y, si necesitas algo más de mí, por aquí estaré", una cortesía bien distante de los insultos que brotarían de la garganta de cualquier funcionario cubano si un ciudadano osara hacer tales cuestionamientos. El ChatGPT tiene el buen talante, el pragmatismo para anteponer la realidad a la ideología y el conocimiento que tanto escasean entre los dirigentes del Partido Comunista de este país.
*Publicado originalmente en 14ymedio