9 de enero 2023
El crecimiento económico de 2.1% previsto para Nicaragua en 2023 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) será insuficiente para bajar las tasas de pobreza, en un contexto en el que al régimen se le cierran las fuentes de financiamiento internacional y, si la economía crece, lo hace en gran medida por causa de factores externos que pueden cambiar sin haber posibilidad de incidencia.
Luego que el ‘efecto rebote’ generara un crecimiento de 10.3% en 2021, se calcula que el producto interno bruto (PIB) tenga un alza de 3.8% en 2022, y se desacelere más a partir de 2023, creciendo 2.1%, según la Cepal. El presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, asevera que la economía crecerá entre 3.5% y 4.5% este año, y entre 3.0% y 4.0% en 2023.
Uno de esos factores externos es el desempeño de la economía estadounidense, que ha comenzado a mostrar mejoría en las últimas semanas: el PIB del tercer trimestre creció 2.6%, y la Reserva Federal de Atlanta pronostica que el cuarto trimestre crezca 4.0% con bajísimo desempleo, lo que augura que se mantenga el flujo de remesas enviadas a Nicaragua, refirió el economista nicaragüense Julio Sevilla, profesor de Negocios de la Universidad de Georgia.
El economista y exdiputado nicaragüense Eliseo Núñez menciona que el alza en los precios de los productos de exportación impulsa la economía nicaragüense, sin olvidar que también crece el costo de las importaciones, y cómo, la capacidad de endeudamiento neto del país, que es de unos 400 millones de dólares al año, impactará sobre el crecimiento, con lo que “el país estará en un valle, no en una meseta”, por los próximos cuatro a cinco años, detalló.
“El Economist Intelligence Unit tiene una proyección cercana al 2.0%. Lo mismo el Banco Mundial y Cepal, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI), Standard and Poor’s, y el Gobierno lo tienen en 3.0%”, dijo a CONFIDENCIAL un economista que pidió el anonimato.
Su criterio es que ambos escenarios son factibles, pero que las probabilidades están del lado del escenario más alto, por el crecimiento de las remesas y las exportaciones, considerando que el turismo y la inversión extranjera apuntan en la misma dirección. En sentido contrario, ve a la construcción y a la inversión privada como las mayores incógnitas, junto con lo que pueda ocurrir en la economía estadounidense, y las sanciones que pueda dictar Washington.
“Esos son los riesgos que pueden llevar a que la trayectoria tienda más hacia la baja, así que las perspectivas dependen de cómo se mueva cada uno de esos elementos”, dijo, sin obviar que cualquiera de los dos escenarios (el del 2.0% y el del 3.0%) es insuficiente, porque “tendríamos que crecer a tasas del 7.0% anual para duplicar el PIB per cápita en diez años”.
Empleo. Inflación. Pobreza
La falta de empleo, la alta inflación y la lacerante pobreza, seguirán estando presentes en el país, afectando en primer lugar a los más pobres, tanto por los desafíos estructurales que enfrenta la economía nicaragüense, como por las consecuencias de las decisiones políticas que toma la pareja dictatorial.
“La capacidad de generar empleo en nuestra economía está muy limitada y debe analizarse sector por sector y tomando en cuenta los flujos de inversión y el crecimiento del PIB”, dijo a CONFIDENCIAL el gerente de una empresa que brinda apoyo al sector productivo nacional.
El profesional identifica como “prueba de que falta pujanza y crecimiento”, el hecho que la cartera de crédito de los bancos no ha logrado volver a los niveles de 2017, cuando llegó a 5377 millones de dólares. A octubre de 2022, la cartera de crédito se encuentra en 3902 millones, dijo citando datos del BCN.
Por otro lado, reconoce que el ‘nearshoring’ (la recolocación de empresas) ha generado más trabajo y más actividad en las zonas francas, “lo cual ayuda, pero eso no ha impedido el fuerte flujo migratorio hacia el exterior”.
Una de las razones para que eso sea así, es que “la economía tiene problemas para generar empleos por la alta carga social y la alta tasa impositiva, lo que ha llevado a las empresas a recortar costos laborales”, explica el economista.
En cuanto a la inflación, señala que hay una tendencia mundial hacia la baja que podría beneficiar a Nicaragua, “pero la pobreza continuará siendo un problema, por la dificultad para generar empleos formales, especialmente por el hecho de que la inflación se mantendrá más elevada de lo usual, lo que tiende a deteriorar los salarios”.
Una de las opciones más importantes para generar empleos –no siempre formales– es la agricultura, labor que “no está creciendo mucho; más bien se está manteniendo. Las áreas de los principales cultivos de exportación y consumo interno no han sufrido grandes cambios en los últimos años”, explica el gerente.
Con el aumento de la migración, la agricultura tendrá que apostar por la mecanización y volverse más eficiente para resolver el problema de la falta de mano de obra, y buscar cómo aumentar la productividad de quienes realizan labores de campo, explica.
El sector agropecuario, que todavía requiere de insumos cuyos costos han bajado pero no a niveles prepandemia, verá menores precios del café, y de otros cultivos de exportación que bajarán, pero no tanto: cacao, aceite de palma, bananos, carne, y azúcar de caña.
Además de prever que el próximo sea un buen invierno, también se espera una baja en el precio de los combustibles, en línea con los menores precios del petróleo; que se mantengan las áreas de siembra de café, palma, caña y maní, así como un leve crecimiento en arroz, y frijoles, en medio de la tensión por la falta de mano de obra, que ya afecta al café y al tabaco.
Extorsión a empresas es “comida para hoy, hambre para mañana”
El tinglado empresarial –cuyo fortalecimiento sería clave para hacer crecer el empleo y para mejorar la competitividad del país– tampoco está en capacidad de cumplir esa labor, tanto por la hemorragia del recurso humano calificado que significa la migración masiva, como por la campaña de extorsión tributaria que sufre de parte del régimen, sin olvidar la profundización de la reforma tributaria de 2019.
Esa reforma es una de las principales barreras a la inversión privada y al crecimiento de la economía, señala el gerente, relatando que hay muchas empresas que están implementando estrategias de sobrevivencia pensadas para ser eficientes y mantenerse operativas con cero o mínima inversión, lo que refleja el clima de incertidumbre que padece el inversionista privado y el extranjero.
Para el exdiputado Núñez, los ataques coordinados de la Dirección General de Ingresos (DGI), la de Servicios Aduaneros (DGA), y las alcaldías, (con la de Managua al frente), profundizan la crisis de confianza que viven los empresarios, porque no saben si la voracidad recaudatoria del régimen pondrá a su empresa al borde de la quiebra, o si serán arrestados y acusados penalmente por alguna deuda –real o no– que le cobre alguna municipalidad.
Núñez señaló el error que conlleva la política de negar una solvencia fiscal al socio de una compañía que tiene problemas con el fisco, y cómo eso apunta, por ejemplo, en contra del desarrollo de un mercado de valores, porque si alguien compra una acción de una empresa, y luego esta tiene problemas tributarios, ese accionista puede verse afectado por esa política.
“Esa es una política de ‘comida de hoy, hambre de mañana’, porque obtienen recursos a lo inmediato, pero destruyen la confianza de los empresarios”, dijo aseverando que eso es una muestra más de que Daniel Ortega “solo tiene una estrategia del día a día, tanto en lo político como en lo económico”.
“La pérdida neta que genera la migración es brutal para el país”, porque perdemos personal calificado y especialistas que salen a trabajar como técnicos, (aunque tengan un título profesional), porque así ganarán más, con el resultado que las empresas ya no encuentran personal calificado, lo que les hará más difícil expandirse, graficó.
Al ampliar el panorama, observa empresas con poco incentivo o capacidad para invertir, falta de confianza y de personal, menor capacidad para promover a sus colaboradores, porque muchos de ellos ya están fuera del país. “Reducirán operaciones en Nicaragua, o contratarán gente que trabaje en línea desde el extranjero. De una forma u otra eso implica pérdida de empleos, porque cada persona de clase media que se va del país, despide al personal doméstico, al conductor, al jardinero, y muchos de ellos no vuelven a hallar trabajo, refirió.
¿Todavía estás peleando con Estados Unidos?
Aunque en el discurso ochentero de Daniel Ortega, Estados Unidos sea el origen de todos los males, en realidad ese país es el primer socio comercial, la principal fuente de inversión extranjera, de remesas, de acceso a tecnología, entretenimiento y conocimiento para Nicaragua.
“En este mundo globalizado, en el que el crecimiento de nuestra economía está ligado al de nuestros socios, Nicaragua depende fuertemente de nuestro principal socio comercial, que es Estados Unidos, de donde provienen tres grandes flujos de ingresos: remesas (hasta octubre, el 79.5% venía de ese país); inversión extranjera directa (casi el 36% en el primer semestre de 2022), y es el principal comprador (45%), de nuestras exportaciones”, detalló el gerente.
Es por eso que una mala relación con ese país, (pero también el estado policial interno, la corrupción, la sensación de inseguridad jurídica que hay en Nicaragua), atentan en contra de la posibilidad de que el régimen pueda seguir teniendo acceso a recursos en los organismos multilaterales en los que Estados Unidos tiene poder de voto… o influencias.
Del otro lado, el profesor Sevilla celebra en estos momentos la cercanía de la economía estadounidense con la economía nica, porque el panorama ha mejorado para aquella, al punto que se considera que hay menor probabilidad de recesión.
Explica que en ese país se generan cuatro millones de empleos anuales, y se destruyen unos 3.7 millones, y que en la situación actual “hay mucha demanda para el tipo de empleos que realizan los nicas”, lo que ha favorecido que los empleadores deban pagar más para atraer esa mano de obra, y eso fortalece el envío de remesas.
“La construcción se ha detenido un poco, porque el costo de las hipotecas ha subido mucho, y eso puede afectar a los nicas, aunque siempre existe la posibilidad de encontrar empleo en restaurantes, logística, distribución de productos, etc.”, y eso propicia que las remesas se vuelvan más seguras, y se mantengan estables los altos precios de nuestras exportaciones, detalló el académico.
La política de fomento de la migración para captar más remesas (el monto acumulado hasta diciembre, equivale al 84% del presupuesto de ingresos de 2022), es un error, pues “depender de las remesas es una receta para el fracaso”. “Las economías basadas en el servicio y el consumo suelen ser muy pequeñas, y funcionan hasta que la economía necesita diversificarse”, y aumentar su escala de producción, y de uso de la tecnología, explicó Núñez.