29 de diciembre 2022
Un reto es una situación difícil o peligrosa con la que uno se encuentra, por lo que para superarlo se debe recurrir a cualquier herramienta de que se dispone en el marco de la legalidad para enfrentarlo y superarlo.
Para los países y naciones los retos para 2023 son muchos y de muy variada estirpe y todos y cada uno tienen que ver con sus intereses nacionales.
Desde la fundación de la Organización de Naciones Unidas en 1945, se ha contado con una instancia que de alguna forma ha sorteado los numerosos problemas que enfrentan las naciones y por supuesto los 193 Estados que convergen en esta organización.
Las diferentes instancias conformadas en el seno de la ONU han sido cada vez más confrontadas con una realidad cambiante y dinámica que reflejan los intereses de los diferentes gobiernos que dirigen los países.
La población mundial de acuerdo al Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, a partir del 15 de noviembre 2022, es de 8000 millones según el informe Perspectivas de la Población Mundial.
Además se observa de manera perpleja cómo se ha acrecentado el fenómeno de la corrupción tanto pública como privada y como el hambre, el analfabetismo- ahora con la variante del analfabetismo digital-, las enfermedades, pandemias, la pobreza y la desnutrición continúan campantes en los diferentes Estados y de manera especial el acrecentamiento de las guerras interestatales, locales, tribales, religiosas y de contenido ideológico pululan por el planeta. A todo esto, se aúna la falta de compromiso de los Estados por cumplir las normas básicas de los acuerdos, tratados y Convenciones que muy orondamente han firmado y como “guinda del pastel” la colusión de Estados con el crimen organizado dando lugar a elecciones fraudulentas financiadas por el narcotráfico y por otros delitos conexos.
Todo lo anterior, sin olvidar la responsabilidad que tienen los Estados para cuidar el medioambiente y dotar a sus ciudadanos de la educación ambiental para contribuir con el cumplimiento de esta meta.
La lucha geopolítica por territorios, recursos naturales como litio y tierras raras al igual que por los mercados y las inversiones con el agregado del desarrollo de la Inteligencia Artificial con fines económicos y la creación de infraestructura digital como 5G y 6G son el encuadre de lo que la población mundial observa mientras el deterioro de la democracia se agudiza y los periodistas son asesinados cuando cumplen con su deber de fiscalizar el poder desde los medios de comunicación.
La falta de una legislación mundial sobre la ciberseguridad y la propuesta elaborada por los expertos en Tallin, para dar respuesta a la misma espera una respuesta.
Las sanciones económicas, políticas, punitivas y de contenido moral no han logrado cambiar la deriva de los gobiernos autoritarios y de corte fascistoide que violan a su gusto y antojo la Declaración de Derechos Humanos que con gran pompa accedieron a respetar.
Los nacidos en América Latina hemos sido testigos de numerosos presidentes y vicepresidentas acusadas de corrupción pública. Desde la década de los noventa han sido acusados de corrupción pública presidentes y vicepresidentes y expresidentes de las siguientes naciones: 1. Argentina; 2. Bolivia; 3. Brasil, 4. Colombia; 5. Costa Rica; 6. Cuba; 7. Ecuador; 8. El Salvador; 9. Guatemala; 10. Haití; 11. Honduras; 12. México, 13. Nicaragua; 14. Panamá; 15. Perú; 16. República Dominicana; 17. Venezuela.
Algunos han sido juzgados y condenados; otros, están siendo juzgados y la minoría han sido sancionados esperando a ser juzgados.
Mientras tanto los problemas y necesidades de las poblaciones subsisten y los líderes de las economías más industrializadas se reúnen para aplicar más sanciones y con ello, dar más tiempo a la solución de los asuntos vitales de una población mundial cada vez más desencantada de los partidos políticos que gobiernan las naciones y de la crisis permanente que atraviesan.
Urge que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas redoble sus esfuerzos para resolver estos problemas y de respuesta contundente a los mismos en el marco de la legalidad internacional, una vez que resuelva los problemas que en su propio seno anida tal es la discusión aún no zanjada entre las diferentes visiones de las potencias mundiales- que conforman el núcleo de los países con poder de veto, tales son: 1) Estados Unidos; 2) Federación Rusa; 3) Francia; 4) Reino Unido y 5) República Popular de China - sobre el destino de la humanidad.
El diálogo y la diplomacia son esenciales para tomar las decisiones que el mundo espera.