20 de diciembre 2022
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El presidente colombiano Gustavo Petro se refirió nuevamente a la crisis política y de derechos humanos en Nicaragua en una entrevista brindada a la periodista Vicky Dávila, directora de la revista Semana, en la que se refiere como desde su perspectiva el poder ha sido como una droga para el dictador Daniel Ortega, distorsionando su realidad.
La alusión a Ortega fue hecha primeramente por la periodista, cuando abordaba con el presidente colombiano la temática sobre los liderazgos sociales y los retos diplomáticos que representa lidiar con regímenes autoritarios.
"Como con Ortega", se refirió la periodista colombiana.
Gustavo Petro: "Con Ortega tenemos un pleito".
Vicky Dávila: ¿Ortega actúa como un dictador?
Gustavo Petro: "A mí no me gusta lo que pasa. Esa generación que hizo la revolución sandinista fue amiga del M-19. Mucha gente del M-19 fue a pelear en Nicaragua contra el dictador Somoza. Había empatías y la mayoría de esa gente está presa. Ortega puso presa a la comandancia que hizo la revolución. Obviamente, pedí que liberarán a Dora María Téllez, por ejemplo. La Corte de La Haya dijo que teníamos que dialogar alrededor del tema del mar y hay que hacerlo. Pero la petición que hice para liberar las personas que están presas no fue atendida por Ortega".
Vicky Dávila: ¿Está muy sordo?
Gustavo Petro: "No me puedo meter tanto, pero es que el poder es una droga. Imagino a muchos de estos presidentes que llegaron aquí, viendo estas sillas doradas y estos gobelinos y las lámparas lujosas y los tapetes. Pues se engargolan, se engolosinan, sienten que ese es el poder".
Vicky Dávila: Se enloquecen…
Gustavo Petro: "Y el poder es una droga, te quita la perspectiva de la realidad, te la deforma y te vuelve adicto".
La gestión del presidente Gustavo Petro
El 9 de septiembre pasado, el canciller de Petro, Álvaro Leyva Durán, explicó en una entrevista que las razones por por las que Colombia se ausentó de la sesión del 13 de agosto de 2022 en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que condenó los atropellos a los derechos humanos por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, fueron “absolutamente humanitarias” y no tenían que ver con alguna negociación sobre el derecho a la pesca de las comunidades raizales de San Andrés en aguas que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya declaró como territorio de Nicaragua.
El titular de Relaciones Exteriores del Gobierno de Gustavo Petro reveló en esa ocasión una gestión del gobernante colombiano para lograr la liberación de 21 presos políticos, entre estos cuatro de los precandidatos presidenciales, monseñor Rolando Álvarez y algunos periodistas, que no fue atendida por el régimen de Ortega y Murillo.
Aunque la negoción fue llevada con sigilo, fue un vocero oficioso de la dictadura de Daniel Ortega quien públicamente cerró la posibilidad de cualquier negociación con el presidente de Colombia.
William Grigsby Vado afirmó en su programa “Sin Fronteras” de Radio La Primerísima que la negociación propuesta por Petro, usando a “mensajeros” a quienes no identificó, es que Colombia reconocería el fallo de La Haya —favorable a Nicaragua desde 2012— a cambio de que le entreguen a “los tranqueros”, refiriéndose a los presos políticos que están en las cárceles de El Chipote.
“¿Qué te parece? Entonces, ¡no hermanito, por Dios!, así te manden de mensajero a San Pedro. Primero, no estamos pidiendo nada diferente a que reconozcan el fallo del máximo tribunal del planeta”, afirmó en esa ocasión Grigsby, conocido como uno de los principales propagandistas del régimen Ortega-Murillo.
Nuevo litigio en La Haya
El 5 de diciembre pasado, La Corte Internacional de Justicia inició las audiencias orales en el nuevo litigio que enfrentan Nicaragua y Colombia por la soberanía de 200 millas náuticas.
La Corte Internacional pidió a ambos países dedicar el juicio oral de esa semana a presentar sus argumentos exclusivamente en relación con dos cuestiones del derecho internacional consuetudinario (costumbres legales que los países adoptan como obligatorias) “antes de proceder a cualquier consideración de cuestiones técnicas y científicas” del caso.
Nicaragua defendió ante la Corte Internacional de Justicia, que las plataformas continentales y zonas marítimas que se superponen entre Estados “deben ser delimitadas de acuerdo con el derecho internacional” y costumbres legales aceptadas por ambas partes como norma.
“Las plataformas continentales, así como todas las áreas marítimas que se superponen entre Estados, tienen que ser delimitadas de acuerdo con el derecho internacional (…) reglas que fueron aceptadas por ambas partes como normas de derecho internacional consuetudinario”, señaló el agente nicaragüense ante la CIJ, Carlos José Argüello Gómez.
