15 de diciembre 2022
Sin el mejor Mbappé, y agregando al incidente Rabiot y al defensor Upamecano a su larga lista de bajas importantes, encabezadas por Benzema, Francia está en el lugar previsto: la final del Mundial 2022, listo para enfrentar al equipo de Argentina a cara descubierta, como lo exigirá ese duelo… El miércoles, con un juego borroso y obviamente preocupado por la cercanía del adversario y sus dificultades de traslado, Francia derrotó 2-0 a ese batallador y firme equipo de Marruecos marcando muy temprano el 1-0, inclinando la balanza, y en la recta final, sellando la pizarra 2-0, con su arquero Lloris ahogando dos grandes posibilidades con atajadas sensacionales… Párrafo aparte merece la gestión acrobática de Jawad El Yamiq en el primer tiempo, intentando una chilena que paralizó corazones. Fue puro Circo del Sol, con el balón desviado hacia el poste por las uñas de Lloris. ¿Se imaginan como cambiaba el panorama un empate 1-1 a esa altura? No fue gol y la calma retornó a Francia.
Tres tiros de cada uno
Aunque los arqueros no pueden quejarse de 90 minutos de soledad, solo tres disparos al marco de cada equipo, es un indicativo de las pocas opciones de gol que consiguieron, aunque más llegadas e intentos de Francia, como se esperaba, con Marruecos más dosificado por su tendencia a defenderse, a veces con líneas de cinco y cuatro, moviéndose al mismo tiempo. Pese a eso, Marruecos, que no quedó entre los cuatro primeros del torneo africano ganado por Senegal, obligó al arquero Lloris a estar muy atento y responder apropiadamente a dos grandes exigencias en momentos cumbres. Siempre en ventaja, aunque sin descuidarse, Francia supo manejar el tiempo con el juego concentrado en el medio campo. Eso permitió que Ziyech se mostrara en arremetidas que alcanzaron profundidad, mientras Amrabat y el estupendo Ounahi, se encargaban de garantizar proyecciones, con El Yamiq, defensa del Valladolid atreviéndose a incursionar.
Mbappé se vio bajo de voltaje
Una rareza en Francia, es que el ritmo ofensivo de su “As de espadas” Kylian Mbappé, decreció en los dos últimos juegos, y no por falta de goles. Sus fugas casi siempre de ribetes espectaculares y sus cruces al centro, no se vieron tanto, consecuentemente no fue desequilibrante, excepto por su extraordinario pase para gol. Frenado Mbappé por la izquierda y con Dembelé nuevamente errático por la derecha, Francia se vio forzada a recurrir a la aglomeración por el centro, al no contar con ese gran soporte que es Rabiot en contención y proyección… Con más posesión de la pelota, Marruecos no tuvo ideas claras, logrando si que dos de sus penetraciones desembocaran en confusión frente a la cabaña de Lloris…Que Mbappé vuelva ser tan peligroso y desequilibrante como en los cuatro primeros juegos, es una necesidad imperiosa de Francia, que en la final, encontrará como ya lo sabe, un equipo más competitivo como es Argentina, con un jugador tan imprevisible como Messi, que depende de ratos de inspiración.
Batalla brava, pero rocosa
Francia, con ese derroche de confianza que siempre la cobija, tomó el riesgo de adelantar su línea de defensas en busca de asegurar entregas y acelerar las transiciones, constantemente interceptadas… En ciertos momentos, los avances por la derecha de Francia fueron afectados por el discreto accionar de Dembelé. El sello del juego fue puesto por ese trazado rasante, largo y preciso de Mbappé, que el recién ingresado Kolo Muani, reemplazo de última hora de Kunku, remató con potencia para dejar a Marruecos 0-2, dependiendo de una improbable remontada… Con solo un autogol permitido en cinco juegos, Marruecos, vio como su defensa era vulnerada por las incursiones de los franceses, que dispararon once veces al marco desde diferentes puntos y distancia. Al ir Francia al ataque, Marruecos supo responder desplegando su mejor ofensiva del torneo, pero necesitado de mayor profundidad y precisión.
No nos engañemos
Lo que vimos de Francia, sudando, sufriendo, no es lo que vamos a ver en la final con Argentina, seguramente encabritada, intentando encumbrarse sobre la batalla Francia-Inglaterra, hasta hoy el mejor juego. La actuación de Francia frente a Marruecos es engañosa. Sin Rabiot, aún reconociendo el formidable trabajo realizado por Tchouameni, no se vieron los enlaces rápidos con toques de primera y llegadas más claras. Rabiot es un inagotable generador de agresividad que hizo mucha falta. Upamecano sin alcanzar esa dimensión ha sido útil. Así que, el domingo Francia será más ágil y más intensa en su propuesta, como hay que hacerlo en una final… Agreguemos el Mbappé que todos conocemos, no el súbita e inexplicablemente sombrío, frenado en el juego seis. Superar a Messi en goles, es estímulo y pretensión. Ese es un partido aparte Messi-Mbappé que no los sacará de paso en su obligación fundamental: buscar la victoria.