27 de noviembre 2022
A pesar de una rebaja en el precio internacional del barril de petróleo WTI —de referencia para el continente americano—, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene congelados los precios de los combustibles en la parte alta del esquema, con lo que Nicaragua paga la gasolina más cara de Centroamérica.
El 20 de marzo, la Administración Ortega y Murillo anunció el congelamiento del precio de los combustibles, decisión que sigue vigente ocho meses después. El problema es que los precios se congelaron cuando estaban altos, pero no variaron cuando disminuyó la cotización del barril de petróleo, ni del resto de hidrocarburos, con lo que la medida diseñada para favorecer a los usuarios y al conjunto de la economía, terminó perjudicando a muchos.
Esa política se basa en “un gigantesco fraude”, a criterio del economista Enrique Sáenz, quien considera que los sobreprecios que paga Nicaragua con respecto a sus vecinos del istmo, se explican fundamentalmente por una decisión impuesta “desde el poder económico y desde el poder político, porque cada nicaragüense paga ese sobreprecio que se traduce en ganancias para quienes están en el negocio: Ortega y sus compinches”.
Petróleo 33% más barato
Los datos respaldan esas aseveraciones.
El 1 de abril, afectado por la zozobra causada por la guerra de Rusia contra Ucrania, los mercados vieron elevar el precio del barril hasta los 114.58 dólares. Desde entonces, el precio estuvo bajando de forma constante, mes a mes —con la excepción de agosto—, hasta situarse en los 76.55 dólares por barril, en este momento.
La diferencia de 38.03 dólares representa una disminución del 33.2%, beneficio que no llega a los bolsillos de los usuarios, se queda en las manos de las petroleras.
La aplicación de una rebaja en un porcentaje similar, permitiría que el litro de gasolina súper —que cuesta 48.97 córdobas (185.11 córdobas por galón), desde la primera semana de abril— se cotizara en un aproximado de 34.28 córdobas por litro o 129.58 córdobas por galón.
El precio de la gasolina regular —que es de 47.81 córdobas por litro (180.72 córdobas por galón)— se ha mantenido invariable por más de siete meses y medio, cuando debería venderse a 33.47 córdobas el litro, o 126.50 córdobas por galón.
En el caso del diésel —que es el combustible de mayor consumo en el ámbito nacional— su precio actual es de 43.21 córdobas (163.33 córdobas por galón), aunque debería estar cercano a los 30.25 por litro, o 114.33 por galón.
Nicaragua: gasolina USD 0.90 más cara
Al comparar con el resto de Centroamérica, Nicaragua paga la gasolina más cara, mientras que el diésel se compra más caro en Costa Rica y Guatemala, dos de las economías más grandes de la región.
Datos obtenidos en el portal Global Petrol Prices, muestran que al 21 de noviembre, los conductores nicaragüenses pagaban 5.15 dólares por galón de gasolina súper, mientras que los ticos pagaban 4.96 dólares; los hondureños, 4.67 dólares; los guatemaltecos, 4.48 dólares; los salvadoreños, 4.31 dólares; y los panameños unos 4.25 dólares, o sea, noventa centavos de dólar menos que en Nicaragua.
El escalafón para el diésel —siempre según Global Petrol Prices— muestra que la industria y el transporte pesado costarricense pagan el precio más alto por galón: 5.14 dólares, mientras que el precio en Guatemala llega a 4.72 dólares. En la misma fecha, Nicaragua pagaba 4.54 dólares por galón de diésel; Panamá, 4.50; Honduras 4.34, y El Salvador, 4.14, o sea, cuarenta centavos de dólares menos que en Nicaragua.
USD 200 millones del BCIE… ¿para?
El hecho que Nicaragua —al igual que el resto de países de la región— tenga acceso a un fondo de 200 millones de dólares creado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para financiar un programa regional de apoyo ante el alza global de precios de los combustibles, no parece haber tenido incidencia sobre el precio que pagan los conductores.
El programa del BCIE, que está dotado con hasta 800 millones de dólares, se presentó como una iniciativa para financiar el “Programa Temporal de Apoyo ante la Crisis de los Combustibles en Nicaragua”, para reducir el impacto del incremento de los precios de los combustibles.
Aunque al momento de aprobar el préstamo con el BCIE los diputados Walter Espinoza (liberal), y el oficialista Wálmaro Gutiérrez defendieron la aprobación del préstamo en nombre de los supuestos beneficios que recibiría la población, el hecho que el precio internacional de los combustibles siga bajando, mientras en Nicaragua siguen congelados en la parte alta de la escala, muestra que esas promesas siguen sin hacerse realidad.