27 de noviembre 2022
En los últimos cuatro meses, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha prohibido al menos seis grandes procesiones religiosas en diferentes departamentos del país, como parte de una escalada represiva contra la Iglesia católica que ha dejado, hasta el momento, a un obispo en “casa por cárcel” y otros nueve sacerdotes en la cárcel.
Las restricciones para realizar estas procesiones de santos patronos y otras solemnidades de la religión católica, se han realizado mientras el régimen intenta sostener su discurso de “Gobierno cristiano” con celebraciones propias, exhibiciones de santos y la próxima celebración y puesta de altares de la Purísima Concepción de María, en la avenida Hugo Chávez.
Esta es una práctica que usa desde años anteriores, cuando se apropió de las fiestas patronales de Managua ante la disposición de la Iglesia católica de no traer la imagen de Santo Domingo como medida de prevención contra la pandemia de la covid-19.
Las celebraciones religiosas que ha impedido en 2022 incluye la procesión de despedida de la imagen de la Virgen Peregrina de Fátima, que estuvo en Nicaragua durante dos años y medio y la iglesia no pudo realizar una última procesión en las calles de Managua porque Ortega impidió, a través de la Policía Nacional, su realización por “por motivos de seguridad interna”. La orden de suspensión fue replicada en Siuna, Telpaneca y varios municipios de Matagalpa.
La suspensión de actividades religiosas por “motivos de seguridad” se ha ejecutado también con otras procesiones religiosas de diferentes departamentos del país. En Masaya, el régimen restringió las celebraciones de San Jerónimo y San Miguel Arcángel, que iniciaron sus fiestas en septiembre pasado, y hace unos días impidió el tradicional recorrido de La Santa Cruz, un fuerte símbolo cristiano para los monimboseños que tienen una devoción desde 1772, cuando el volcán Masaya hizo erupción.
Otra de las celebraciones restringidas fue la procesión de la Virgen de la Merced, patrona de la Diócesis de Matagalpa. El obispo de esta diócesis, monseñor Rolando Álvarez, se encuentra detenido bajo el régimen de arresto domiciliario desde hace tres meses.
En Ciudad Darío, Matagalpa también suspendieron la tradicional procesión de la Virgen María por el municipio. En consecuencia, la parroquia San Pedro ordenó que la imagen sea llevada a cada barrio donde realizará una misa a las seis de la mañana. Sin embargo, ya no habrá procesiones por la noche ni por la madrugada.
En Managua, la Catedral ha realizado las celebraciones que tradicionalmente tienen procesiones en las calles, como la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, celebrada el 20 de noviembre, dentro de sus terrenos. Este domingo, celebrará la bajada de la Inmaculada Concepción de María, que inicia el novenario para la celebración nacional de la Gritería, con una procesión igual. Mientras, ese día el régimen de Ortega inaugurará los altares de las instituciones del Estado en honor a la Virgen María.
Obispo recuerda que “Jesús no quiere una Iglesia callada”
Monseñor Silvio Báez, exiliado por la persecución del régimen de Daniel Ortega, durante su homilía el 13 de noviembre de 2022, hizo un emotivo llamado a la Iglesia católica de Nicaragua para que alce la voz en contra de las persecuciones a sacerdotes desatada por el régimen de Ortega.
El obispo carmelita expresó en esa ocasión que “Jesús no quiere una Iglesia callada, sino una Iglesia llena de sabiduría, que sepa decir la palabra de la verdad con mansedumbre, pero con claridad y valentía”.
El obispo, quien está exiliado desde 2019 por la persecución de la dictadura, reseñó que “los cristianos no han sido perseguidos sólo en la Iglesia primitiva, sino que hoy también son perseguidos y llevados a la cárcel por su causa, por anunciar la verdad del Evangelio y denunciar el pecado y “la injusticia”.
Las autoridades eclesiásticas de Nicaragua han mantenido un hermético silencio sobre estos atropellos. El 31 de octubre, el cardenal Leopoldo Brenes en Roma aludió a un supuesto diálogo con la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Hay que seguir dialogando, siempre debemos continuar con el diálogo. El diálogo comienza pero no sabemos cuándo termina, hay que seguir adelante, promoverlo siempre. El papa siempre nos da esta indicación: el diálogo no puede terminar”, expresó el cardenal Brenes en esa ocasión.
“Siempre debemos continuar con el diálogo. El diálogo comienza pero no sabemos cuándo termina, hay que seguir adelante, promoverlo siempre. El Papa siempre nos da esta indicación: el diálogo no puede terminar”, añadió el cardenal Brenes tras participar en la presentación de un documento del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM).
Preocupante silencio de la Iglesia católica
La abogada y activista Martha Patricia Molina se ha dedicado a desarrollar dos estudios especializados que documentan los ataques sufridos por la Iglesia católica por parte de la dictadura orteguista.
Molina dijo que “es preocupante el silencio de la Conferencia Episcopal de Nicaragua en temas puntuales, entre estos el incremento de las hostilidades en contra de la Iglesia y principalmente con los sacerdotes que se encuentran encarcelados y siguiendo un proceso ilegal e inconstitucional, y también respecto al secuestro del obispo Álvarez”.
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“Desconozco la estrategia de los señores obispos en relación a este silencio, pero considero que en ningún momento es porque sean cómplices o estén bendiciendo las injusticias que se cometen a diario. Lo que es cierto es que las injusticias deben ser llamadas por su nombre a como lo demostró la Conferencia Episcopal en los años 80, cuando los sandinistas también perseguían a la iglesia”, agregó.
Molina valoró que la hostilidad hacia la Iglesia católica continuará en 2023. “La Iglesia tiene su propia dinámica y solo ellos saben que es lo mejor en este momento, que se encuentran perseguidos y criminalizados por esta dictadura. La Iglesia católica por su naturaleza siempre buscará un diálogo, pero al señor Ortega no le interesa dialogar y menos si sus interlocutores son obispos y sacerdotes”, puntualizó.