19 de septiembre 2022
El obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez, crítico del régimen de Daniel Ortega, cumple este 19 de septiembre un mes desde que fue sacado de la Curia Episcopal de Matagalpa y trasladado por la fuerza a la casa de su familia, en Managua, donde continúa su arresto domiciliario impuesto por el régimen el 5 de agosto pasado.
Monseñor Álvarez es supuestamente “investigado” por el régimen por intentar “organizar grupos violentos”, presuntamente “con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”. A pesar de la gravedad de los señalamientos, las autoridades no han ofrecido ninguna prueba contra el líder religioso.
Desde que Álvarez fue trasladado a Managua únicamente ha sido visto por sus familiares más cercanos y por el cardenal Leopoldo Brenes, quien el pasado cuatro de septiembre declaró a la agencia Efe que, pese a esas condiciones, el obispo se encuentra bien.
“He estado platicando con él (…) De salud me dijo que está muy bien. Lo encontré de mejor ánimo. Tuve un buen tiempo platicando con él. Y él nos pide que sigamos orando por él y que ojalá pues, el Espíritu Santo nos ilumine para que pronto solucionemos este conflicto”, relató.
El cardenal Brenes explicó también que el obispo Álvarez “está siendo bien cuidado. Su familia va dos veces por día a visitarlo. En la mañana y en la tarde”, y que “su prima, que era la que le cuidaba la casa, limpiaba y le cocinaba los días que estaba en Managua, le sigue cocinando”, indicó.
Al igual que monseñor Álvarez, el régimen de Ortega y Rosario Murillo mantiene encarcelados a siete sacerdotes, dos seminaristas y un laico comprometido. Además, en marzo pasado expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y meses después, en julio, a 18 misioneras de la Caridad. También canceló una decena de medios de comunicación pertenecientes a la Iglesia y forzó a varios sacerdotes al exilio.
Papa dice que “hay diálogo” con el Gobierno
Ante el arresto domiciliario de monseñor Álvarez y la escalada represiva contra la Iglesia católica, el papa Francisco afirmó el pasado 15 de septiembre que “hay diálogo con Nicaragua” y que el Vaticano ha hablado con el Gobierno de Ortega.
“En Nicaragua las noticias son claras, hay diálogo, se ha hablado con el Gobierno. Hay diálogo, pero esto no quiere decir que se apruebe o desapruebe todo lo que hace el Gobierno”, expresó el pontífice durante una rueda de prensa a bordo del avión papal a su regreso a Roma después de su viaje a Kazajistán.
El papa aseguró que “hay problemas y hay que resolverlos” y deseó que puedan regresar al país las misioneras de la Caridad, congregación que fundó la Madre Teresa de Calcuta y que fue ilegalizada en Nicaragua en julio pasado. Las 18 misioneras que fueron echadas del país “son revolucionarias, pero revolucionarias del Evangelio y se necesitan mujeres como ellas”, apuntó Francisco.
“Hay cosas que no se entienden, que no se asimilan, pero nunca hay que detener el diálogo”, agregó el papa, tras calificar de “incomprensible” la expulsión de Nicaragua del nuncio Waldemar Stanislaw Sommertag, que es “un buen hombre que ahora ha sido nombrado en otro país”.
Respecto al arresto domiciliario del obispo Álvarez, el papa dijo que no ha hablado con él. El régimen de Ortega, sin embargo, no se ha pronunciado sobre el ofrecimiento del papa Francisco, por lo que analistas han señalado que “no existe interés” genuino de solucionar las cosas.
Exigen liberación del obispo Álvarez
El hecho ha sido condenado ampliamente por la comunidad internacional. Horas antes de las declaraciones de Francisco, los diputados del Parlamento Europeo (PE) aprobaron una resolución sobre la situación de Nicaragua, “en particular la detención del obispo Rolando Álvarez”, en las que —entre otras cosas— exigen la liberación inmediata del líder religioso y todos los presos políticos del régimen de Ortega y Murillo.
Actualmente el régimen de Ortega y Murillo mantiene 205 presos políticos, la mayoría de ellos permanecen en condiciones infrahumanas en las cárceles de El Chipote y La Modelo, en Managua, de acuerdo con el Mecanismo para el Reconocimiento de Presos Políticos.
En el documento, los eurodiputados piden al régimen nicaragüense que libere de forma “inmediata e incondicional” a todos los presos políticos, incluyendo al obispo Álvarez, y “que se anulen todos los procedimientos judiciales contra ellos y las sentencias impuestas”.
Durante el debate previo a la votación del PE, la eurodiputada Željana Zovko, del Grupo del Partido Popular Europeo, explicó que monseñor Álvarez es “una persona que habla claramente pidiendo la libertad y la democracia en su país”, por lo que es perseguido por el régimen gobernante en Nicaragua.
Para la eurodiputada Isabel Santos, del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, los ataques del régimen Ortega-Murillo a la Iglesia católica son “el reflejo del ataque perturbador a las libertades sociales y el estado de terror que viven los nicaragüenses”.
El arresto de monseñor Álvarez “es un caso más” en la lista de violaciones a los derechos fundamentales de los nicaragüenses, advirtió la eurodiputada Santos. Es por esa razón que demandó la liberación del obispo y todos los presos políticos “de manera rápida” y “sin ningún tipo de condiciones”, enfatizó.
En ese mismo orden, el eurodiputado José Ramón Bauzá, del Grupo Renovar Europa, advirtió que estamos “ante el verano más negro de la Iglesia en Nicaragua”. El arresto de monseñor Álvarez y otros ocho sacerdotes es “un hecho ruin que solo dictadores como Ortega pueden ejecutar”, comentó.
La resolución del Parlamento Europeo “no puede quedarse exclusivamente en una denuncia a la represión contra la Iglesia. El Obispo Álvarez representa muchos más”, enfatizó Bauzá.
Una violación a todos sus derechos humanos
Hasta ahora, ni el Ministerio Público ni la Policía Nacional han presentado públicamente una acusación formal contra monseñor Álvarez, quien próximamente cumplirá 56 años y quien es el primer obispo arrestado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007.
“El régimen Ortega Murillo no va a desviar nuestra atención. Seguimos preguntando dónde está monseñor Rolando Álvarez ¿Qué están haciendo con los sacerdotes, seminaristas y el camarógrafo secuestrados en El Chipote?”, preguntó semanas atrás el Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh).
El arresto del obispo Álvarez es el capítulo más reciente de un último año especialmente convulso para la Iglesia católica de Nicaragua con el Gobierno de Ortega, quien ha tildado de “golpistas” y “terroristas” a los religiosos.
La Policía además ha ingresado por la fuerza y allanado una parroquia, impedido a los feligreses recibir la eucaristía dentro del templo y sitiado a otros sacerdotes en sus iglesias. Igualmente, prohibió a la arquidiócesis de Managua la procesión con la imagen peregrina de la Virgen de Fátima.