28 de agosto 2022
El obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, señaló este domingo 28 de agosto que "quienes hoy se jactan altaneros en el poder y humillan a sus pueblos con la cárcel, la muerte o el exilio, ya han firmado su condenación. Puesto que se "se olvidan de que 'solo Dios es poderoso" y que "el despotismo y la crueldad cierran el camino hacia Dios y a su gracia".
Durante su homilía en la parroquia Santa Agatha, en Miami, donde se encuentra exiliado desde 2019 debido a una solicitud del papa Francisco, monseñor Báez rechazó la prepotencia de "los poderosos" en Nicaragua e hizo un llamado a la humildad.
"Los dictadores no se dan cuenta de que su arrogancia, su altanería, su ceguera ética y su incapacidad para rectificar en favor de sus pueblos, es su mayor debilidad", advirtió monseñor Báez. "¡Cuántos grandes, orgullosos, hombres y mujeres de poder han terminado en el anonimato, en la miseria o en la prisión", continuó parafraseando al papa Francisco.
El mensaje del obispo auxiliar de Managua se da en un momento en que el régimen de Daniel Ortega mantiene secuestrados al obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez, siete sacerdotes y dos seminaristas, como parte de una escalada represiva en contra de la Iglesia católica en Nicaragua. Además, el seis de marzo de este año el Gobierno expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Sommertag.
Para Báez, "quienes tienen el poder en nuestros países y las personas fanáticas o interesadas que los apoyan, deberían aprovechar la última gota de humanidad que queda en sus corazones para reflexionar, asumir la responsabilidad de sus delitos y comenzar a ceder, devolviendo a sus pueblos la dignidad y la libertad que les han robado".
El obispo también valoró que "nunca es tarde" para acoger a Dios a través de la humildad. "Ejercer el poder – decía Benedicto XVI– es un deber que exige cada día preguntarse: ¿he estado a la a altura?”. A mayor poder, mayor responsabilidad, y mientras más responsabilidad se tiene, más humildad se requiere. No lo olvidemos. La persona humilde no es débil, es fuerte. Solo la fuerza de la humildad podrá cambiar el mundo", continuó.
Brenes pide “confiar en el Señor, no en las estrategias”
Mientras tanto, en la Catedral Metropolitana de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, pidió a la feligresía que confíe "plenamente en el Señor, no en las estrategias, no en los medios humanos, no en la lógica de este mundo, no en los cálculos, no en los grandes discursos, no en los aplausos, no”.
Brenes ha sido el único interlocutor que ha podido conversar con monseñor Rolando Álvarez, desde el 5 de agosto pasado cuando la Policía del régimen oficializó su arresto domiciliario en la curia de Matagalpa y luego de su secuestro la madrugada del 19 de agosto.
El cardenal Brenes se reunió con monseñor Álvarez, en su casa en Managua, donde se encuentra bajo arresto domiciliario, y señaló a través de un comunicado que su “condición física está desmejorada”, pero su “ánimo y espíritu están fuertes”. Álvarez le manifestó la confianza en la oración de todos ante la “difícil situación que vivimos en comunión eclesial”.
“Esperamos que la razón, así como el entendimiento respetuoso abran solución de esta crítica y compleja situación para todos” se lee en la misiva, en la que Brenes llamó al pueblo a seguir orando para que Cristo interceda por su rebaño.
Ante esta situación, el papa Francisco expresó a la hora del Ángelus el pasado domingo 21 de agosto su “preocupación y dolor por la situación creada en Nicaragua que involucra a personas e instituciones”.
“Sigo con preocupación y dolor la situación de Nicaragua. Quisiera expresar mi convicción y mi esperanza de que, a través de un diálogo abierto y sincero, se puedan seguir encontrando las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”, dijo el pontífice.
Sin embargo, una semana después del mensaje del papa Francisco el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo todavía no se ha pronunciado sobre el llamado del papa al diálogo.
El cardenal Brenes fue convocado por el papa Francisco para asistir este fin de semana a una reunión, en la que participarán casi 300 cardenales del mundo, para reflexionar sobre la nueva Constitución apostólica, un encuentro que se está desarrollando en Roma, luego de la investidura de veinte nuevos cardenales. Sin embargo, el cardenal nicaragüense no pudo participar debido a que su madre, Lilliam Solórzano, se encuentran muy delicada de salud.
La escalada contra la Iglesia
El secuestro de monseñor Álvarez y 10 sacerdotes en los últimos meses es el más reciente capítulo de una historia de 43 años de desencuentros entre la Iglesia católica y el régimen de Ortega.
Ortega ha calificado de “terroristas” a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional que buscaba una salida pacífica a la crisis que vive Nicaragua desde abril de 2018.
La situación en Nicaragua ha empeorado tras las cuestionadas votaciones de noviembre pasado en las que Ortega se reeligió sin competencia política para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
En el último mes el régimen de Ortega también ha clausurado una decena de radios y canales de televisión que pertenecían a la Iglesia católica, expulsó del país a 18 misioneras de la Caridad e intensificó el asedio y persecución a líderes religiosos.