16 de agosto 2022
La Policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo impidió el ingreso de los feligreses a la parroquia Santa Lucía, en Ciudad Darío, Matagalpa, bajo asedio desde las 7: 00 a. m. de este martes 16 de agosto. El párroco, Sebastián López, celebró misa en el atrio de la iglesia, mientras los fieles participaron de la eucaristía desde la calle, custodiada por antimotines.
El sacerdote entregó la hostia a los feligreses a través de una malla perimetral se constató a través de una transmisión en vivo desde la cuenta de Facebook de la iglesia acompañado por el mensaje: "compartimos la misa desde el frente de nuestra parroquia Santa Lucía. Oren por nosotros. El pueblo vive la misa desde la calle".
El sacerdote, al finalizar la misa, exhortó a los fieles a seguir orando, a que tengan mucha fe y que el Señor "sea la solución de nuestra nación". Una feligrés respondió: “no están solos, aquí está su pueblo Darío con ustedes”.
Este nuevo asedio contra una parroquia perteneciente a la Diócesis de Matagalpa se da en un contexto de recrudecimiento contra la Iglesia católica por parte del régimen de Daniel Ortega, que mantiene desde hace 13 días en casa por cárcel a su encargado, monseñor Rolando Álvarez y diez personas. El prelado también es el administrador apostólico de la Diócesis de Estelí.
Este domingo 14 de agosto la Policía impidió que dos sacerdotes de los municipios matagalpinos de Rancho Grande y El Tuma, viajaran hacia la catedral de San Pedro, en la ciudad de Matagalpa para participar en el recibimiento de la imagen de la Virgen de Fátima. Uno de ellos fue visitado a su parroquia para informarle del bloqueo, y al otro lo regresaron en la carretera El Tuma-La Dalia.
Ese mismo día también capturaron al sacerdote Óscar Benavidez Dávila, responsable de la parroquia Espíritu Santo, en Mulukukú. Dos días después de su secuestro, la Policía del régimen no ha informado cuáles son los motivos y el paradero del sacerdote, que según fuentes fue trasladado a Managua.
Un mes de asedio
El régimen orteguista inició el asedio contra la Diócesis de Matagalpa el pasado 1 de agosto, cancelando sus diez emisoras católicas y posteriormente, intentando robar los equipos de la Radio Católica de Sébaco, lo que provocó el rechazo del pueblo que llegó a la iglesia Jesús de la Divina Misericordia, donde funcionaba la emisora, para resguardar los equipos.
La Policía golpeó a los feligreses y ocupó por casi tres días la Iglesia mientras mantenía sitiado a su párroco, Ulises Vallejos.
El régimen orteguista justificó el encierro contra monseñor Álvarez por una investigación por supuestamente “organizar grupos violentos” y “fomentar el odio”, tan solo horas después que la vicepresidenta Rosario Murillo amenazó a aquellos que “siembran el odio o la discordia” con que en el país hay “leyes”.
Tras casi 15 días de sitio policial a monseñor Álvarez que permanece en la Curia Episcopal de Matagalpa y haber citado a varios de los fieles, la Policía no ha informado sobre cuál es la situación del supuesto proceso investigativo, mientras, fuentes eclesiales confirmaron que se estaba forzando al exilio al religioso, aunque él no había aceptado.