2 de agosto 2022
La presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, llegó este martes a Taiwán en una visita sin anunciar que ha exacerbado las tensiones entre su país y China, que considera el viaje una provocación a la que ha respondido mostrando músculo militar e imponiendo sanciones a importaciones de la isla.
Pelosi aterrizó en Taipéi poco antes de las once de la noche locales procedente de Kuala Lumpur poniendo fin a un frenesí de especulaciones, ya que su visita no se había confirmado con anterioridad pese a que medios estadounidenses y taiwaneses la daban por segura desde la víspera.
Minutos después de aterrizar, la alta funcionaria, segunda en la línea de sucesión a la Casa Blanca, señaló en Twitter que su visita “honra el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con el apoyo a la vibrante democracia taiwanesa” y “no contradice las políticas mantenidas desde hace un largo tiempo” por su país.
Para Pekín, sin embargo, el viaje de Pelosi supone el cruce de una “línea roja” por parte de Washington y un desafío a la política estadounidense de ‘una sola China’ que implica, en teoría, el reconocimiento de la soberanía china sobre Taiwán.
China llevaba días advirtiendo de que respondería con contundencia y sin excluir acciones militares a la presencia de la política estadounidense en la isla al considerarlo de facto una muestra de respaldo a la independencia del territorio, que es para Pekín una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas.
Así, el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, condenó esta misma jornada la “deplorable traición” de Estados Unidos en la cuestión de Taiwán, vaticinó que la actuación del país norteamericano “perjudicará su credibilidad a nivel internacional” y calificó de “línea roja” para China el principio de ‘una sola China’.
Se trata de la primera visita de un presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU. a Taiwán desde la que hizo en 1997 el republicano Newt Gingrich.
También es la visita de mayor nivel por parte de un representante estadounidense desde esa fecha, si bien varias delegaciones de congresistas han pasado por allí en los últimos meses.
Sanciones y despliegue militar
La primera respuesta concreta del gigante asiático fue prohibir este lunes la importación de cientos de productos alimentarios taiwaneses, a la vez que mantiene un despliegue militar que incluye el cierre de áreas marítimas por maniobras navales en el Mar de China Meridional y en el de Bohai (norte).
Al mismo tiempo en que el avión de las Fuerzas Aéreas de EE. UU. en el que viajaba Pelosi se aproximaba a Taipéi, aviones militares chinos identificados inicialmente como SU-35 sobrevolaron el Estrecho de Taiwán, según medios estatales del país asiático.
Minutos después, el Ministerio de Defensa de China anunció una serie de “maniobras militares dirigidas” en respuesta a la visita de Pelosi con el objetivo de “defender decididamente la soberanía nacional y la integridad territorial” del país.
“Estados Unidos no busca ni quiere una crisis. Estamos preparados para gestionar lo que Pekín decida hacer”, dijo en una rueda de prensa en la Casa Blanca el coordinador de Comunicaciones del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
Aseguró que las advertencias lanzadas por Pekín durante las últimas horas están “en la línea” con lo que Estados Unidos había anticipado, y defendió que “no hay ninguna razón” por la que el Gobierno chino use este viaje como “pretexto para aumentar su actividad militar” en la región.
El Teatro de Operaciones del Este del Ejército Popular de Liberación (Ejército chino), notificó a su vez la organización de maniobras militares marítimas como aéreas en el norte, suroeste y sureste de Taiwán que comenzarán en la noche de este martes.
Las maniobras, según la agencia estatal Xinhua, comprenderán prácticas con fuego real e incluirán el cierre del espacio marítimo y aéreo en dichas zonas.
Además, la página web de la Presidencia de Taiwán sufrió un ataque informático externo que la dejó fuera de servicio durante unos veinte minutos, aunque ya funciona de nuevo con normalidad, según el portavoz de la Oficina Presidencial, Xavier Chang, citado por la agencia oficial taiwanesa CNA.
Bienvenida de altura para Nancy Pelosi
Mientras, en Taiwán muchos celebraron la presencia de la representante estadounidense y el rascacielos más alto de Taipéi, el Taipei 101, se iluminó con mensajes como “Bienvenida a Taiwán”, “Gracias a nuestro amigo democrático”, “La amistad entre Estados Unidos y Taiwán siempre será firme” y “Protejamos juntos el orden internacional”.
Legisladores y representantes políticos de distinto signo de la isla manifestaron su satisfacción por la visita, que según Lo Chih-cheng, del gobernante Partido Progresista Democrático (PPD), “aumentará la fe de Taiwán en el compromiso de Estados Unidos con su seguridad”.
Liu Tsai-wei, portavoz del principal partido de la oposición, el Kuomintang, dijo que su partido da la bienvenida “a todos los invitados internacionales amistosos con Taiwán”, si bien pidió a la presidenta, Tsai Ing-wen, que no “explote esa amistad” para provocar a Pekín.
Según medios locales y a falta de agenda oficial, Nancy Pelosi se reunirá mañana miércoles con la jefa del Ejecutivo taiwanés y se espera que poco después abandone la isla y reanude su gira por Asia con paradas en Corea del Sur y Japón tras las realizadas desde el lunes en Singapur y Malasia.
Taiwán, con quien EE. UU. no mantiene relaciones oficiales, es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y Estados Unidos, debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de la isla y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con el gigante asiático.