31 de julio 2022
El Arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes, dijo en su homilía de este domingo que "el poder no da felicidad" al cuestionar las ansias de poder, durante la misa en que conmemoraron los dos años del atentado contra la venerada imagen de la Sangre de Cristo, que calcinó a una imagen con más de 300 años de historia y que en su momento la Iglesia católica calificó como un atentado terrorista.
Brenes ofició la ceremonia en Catedral en la que los feligreses escucharon lecturas en las cuales los exhortaron a fijarse en la riqueza espiritual y no en la material. “Adquirir poder, más poder, más poder, pero al final desaparece. El poder no da la felicidad y muchas veces, lleva a la tristeza, lleva a la frustración", expresó el prelado, un mensaje en que coincidió con otros Obispos.
Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador de la diócesis de Estelí, dijo en su reflexión que, dependiendo del uso que se le otorgue al dinero, este puede ser un instrumento de idolatría o de salvación.
Álvarez expresó que el dinero se distorsiona cuando se utiliza "para el chantaje, para la coacción, para la compra de conciencia, para la malversación, la corrupción, el desorden...", pero se convierte en salvación cuando es usado para vivir con dignidad y se comparte con los más pobres, los necesitados.
“Eviten toda clase de avaricia porque la vida del hombre no depende de los bienes que posea”, dijo Álvarez, uno de los obispos más críticos contra el poder en Nicaragua, lo que le ha valido la persecución del régimen de Daniel Ortega.
La Iglesia católica se encuentra bajo ataque de la dictadura que considera a los obispos cómplices de un supuesto "golpe" de Estado, la principal coartada desde el poder para ejercer la represión contra la ciudadanía. Sacerdotes y obispos en realidad han demandado el respeto a los derechos humanos de los nicaragüenses, lo que ha sido respondido con una campaña sucia contra los religiosos.
También fueron encarcelados el padre Manuel Salvador García de Nandaime y Monseñor José Leonardo Urbina de Boaco, el primero señalado de amenazar a fanáticos sandinistas y el otro por violación en procesos en que no se respeta el debido proceso, según juristas independientes.
El "recuerdo doloroso" del atentado
Frente al rostro calcinado de Jesús, conservado como reliquia en una urna de vidrio y colocada en el altar de la Catedral de Managua, Brenes reflexionó sobre su significado. Dijo que en el rostro de la Sangre de Cristo veía “compasión, perdón” y en el cuerpo calcinado “a Cristo clavado en la cruz, muriendo por nosotros, perdonándonos”.
“En ese rostro y esa mirada no hay odio, no hay rencor, sino que es una mirada de misericordia…”, expresó el cardenal ante decenas de católicos, que repetían alabanzas a la sagrada imagen: “¡Que viva la Sangre de Cristo!”, “¡Que viva la Sangre de Cristo!”, “¡La Sangre de Cristo tiene poder!”.
El cardenal calificó como “un recuerdo doloroso” la quema de la consagrada imagen de la Sangre de Cristo. A la vez, señaló que “ningún atentado físico que se pueda hacer podrá apartarla de nuestra mente, de nuestro sentimiento. Oramos siempre por esas personas que desde un corazón enfermo han atentado contra ella y han querido atentar contra nuestra fe, pero más bien ha crecido nuestro amor a Jesús Sacramentado”, expresó.
El atentado ocurrió a las 11:00 de la mañana del 31 de julio de 2020. La Policía aseguró que el siniestro se debió a “vapores de alcohol acumulados en el interior de la cúpula de la Sangre de Cristo, al mezclarse con el aire caliente (temperatura 36.1), produjeron el fuego en un proceso conocido científicamente como solvatación”. Los ingenieros químicos refutaron la versión policial. El cardenal dijo que la Iglesia respetaba el informe, pero no compartía sus conclusiones.
La Policía, alineada al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional, aseguró que el incendio no fue intencional y descartó mano criminal. Sin embargo, Brenes sostuvo que el atentado fue planificado.
CENIDH: "Fue una declaración de odio"
Para el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), “la gran mayoría de los nicaragüenses estamos convencidos de que ese fue un “acto terrorista”, "una declaración de odio contra la Iglesia Católica por su labor evangelizadora”, expuso a través de su cuenta de Twitter.
🇳🇮A 2 años de la quema de la Capilla de la Sangre de Cristo de la catedral de Managua, la gran mayoría de los nicaragüenses estamos convencidos de que ese fue un "acto terrorista", una declaración de odio contra la iglesia católica por su labor evangelizadora. pic.twitter.com/Fg5QWXT8iT
— Cenidh (@cenidh) July 31, 2022
En las misas de este domingo, tanto Brenes como Álvarez solicitaron oraciones a los fieles católicos por los sacerdotes y obispos de la Iglesia.
El régimen orteguista ha mantenido un ataque frontal contra la Iglesia desde 2018, cuando la institución denunció las violaciones de derechos humanos contra el pueblo de Nicaragua y respaldó a la población en su demanda de cambios en el sistema político. Este año, principalmente, el régimen arreció su saña contra los prelados, sometiéndolos a más actos de hostigamiento y persecución.