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Vieja y nueva soga en el cuello de Nicaragua

Daniel Ortega, igual que Adolfo Díaz, nunca le ha interesado la opinión del pueblo nicaragüense, sino la opinión de los Estados Unidos

Si la dictadura aparenta fortaleza

Onofre Guevara López

26 de julio 2022

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En su discurso del 19 de julio de 2022, Daniel Ortega no se refirió al 43 aniversario de la revolución del 19 de julio de 1979, olvidando que se realizó en el país en donde vive, o sea, Nicaragua.  Si no habló del motivo del acto ni del país en cuya capital estaba hablando, ¿cómo iba a poder hablar de su crisis política, económica y social?

Solo habló de que los Estados Unidos quiere “dialogar” con él… y él –como buen patriota— no puede hablar con el imperialismo, porque, como dijo el Che, a este no se le puede creer… “ni tanto así”, lo cual graficó juntando la punta de los dedos índice y pulgar. Lo extraño es que cuando dijo que dialogar con los Estados Unidos es “ponerse la soga al cuello” no llevara sus manos al pescuezo para dramatizar mejor su actuación.

Esa parte “filosófica” de su discurso fue lo más interesante, porque Nicaragua durante mucho tiempo y en varias épocas ha estado “con la soga al cuello”. Pero a Daniel se le olvidó esa parte de la historia nacional cuando se la estaba contando a Ralph Gonsalves.

II


Las oligarquías libero-conservadoras con su política exterior se limitaban a reforzar el protectorado que de hecho fue la condición que tuvo Nicaragua durante 67 años continuos (1912-1979) Pero esa soga hubiese tenido un bonito adorno si los Estados Unidos hubiese complacido a Adolfo Díaz, cuando este le propuso que permitiese a Nicaragua quedar en una situación semejante a la de Cuba bajo la Enmienda Platt.

Como se sabe, con esta enmienda –que ayer 25/7/22 cumplió 121 años— los Estados Unidos se permitía el derecho de intervenir en la Isla cada vez y cuando los intereses estadounidenses estuviesen amenazados.  La intención de Díaz, era que tal derecho de intervención estadounidense en Nicaragua tendría como… fin la paz y la existencia de un gobierno legal. Legalidad emanada de la voluntad de los mismos Estados Unidos.

III

De modo que la soga se quedó desprovista del adorno Platt. Pero el país ha quedado libre de la soga solo durante breves intervalos. Ahora mismo estamos sin intervalo alguno, pues la soga está en funciones, pero hay que explicar el asunto.

Daniel Ortega tiene una política exterior limitada a reforzar su régimen dictatorial enfrentado a la comunidad internacional, para ellos representada de modo exclusivo por los Estados Unidos. Daniel Ortega, igual que Adolfo Díaz, nunca le ha interesado la opinión del pueblo nicaragüense, sino la opinión de los Estados Unidos.

Claro que son sentimientos en apariencia contradictorios por ser el de Díaz a favor y el de Ortega en contra, pero ambos identifican sus sentimientos sobre el mismo país, pues el primero clamaba por ayuda estadounidense –es decir, pedía que le cambiaran el estilo de la “la soga en el cuello”— para protegerse de “la revolución” liberal. Pero el segundo les rechaza un diálogo a los estadounidenses para no ponerse “la soga al cuello”, cuando aquí nadie lo está amenazando con ninguna lucha armada.

Lo que a Daniel le demanda la comunidad internacional es que… ¡le quite la soga que le ha puesto al pueblo de Nicaragua, lo cual comenzaría por quitárselas a los centenares de presos políticos, y crear la posibilidad de un diálogo con la oposición como única salida posible sin más derramamiento de sangre!

Es cierto, el gobierno estadounidense se comporta como si solo su país fuera la comunidad internacional por su obvia y decisiva influencia sobre la política exterior de un grupo –cada vez menor— de países de América Latina y los países de la Unión Europea. Sin embargo, la demanda… ¡de ponerle fin de la dictadura con todo derecho y justicia es de la mayoría de los nicaragüenses! ¡Y por ese reclamo les ha puesto “la soga al cuello”!    

IV

En el argot político nicaragüense cuando se mencionan las “paralelas históricas” se hace referencia a los dos partidos políticos tradicionales –el conservador y el liberal— aunque en rigor histórico eso ha venido quedando solo en el léxico común, porque en el terreno de la política real esos dos partidos han venido a menos precisamente por su obsecuencia servil ante los gobiernos estadounidenses, lo que en demasiadas ocasiones les permitió mantener al país “con la soga al cuello”.

La desarmonía entre el decir y el hacer de los gobiernos de ayer y de hoy, cuando quieren convencer al pueblo de sus bondades, es característica de nuestra vieja política. Para las nuevas generaciones ya no tiene sentido eso de “las paralelas históricas” –lo comenzaron a demostrar el 2018.

Ha emergido un concepto nuevo acerca de las paralelas históricas que ya no es entre los partidos conservador y liberal. Ahora el paralelismo se identifica a través de las conductas en la conducción política del Estado respecto a sus relaciones internacionales, en particular, con los gobiernos estadounidenses.

La conducta en el ayer histórico de los partidos libero-conservadores, de entrega servil a la voluntad estadounidense, era para obtener o para conservar el poder. En el presente histórico, la conducta de la dictadura bicéfala –con su aldeana pretensión dinástica— es enfrentar a un gobierno estadounidense en defensa de sus particulares intereses, pero haciéndolos pasar como si fuera en defensa del país.

Es decir, la oligarquía libero-conservadoras ejercía el poder en defensa del status quo de una sociedad conservadora, apoyada en la protección de un súper poder extranjero; en tanto, la dinastía “sandinista” ejerce el poder en defensa de su status quo dictatorial familiar, enfrentado al mismo súper poder extranjero.

V

En todo caso, quienes han tratado de prolongar sus gobiernos se asocian de modo oportunista con las grandes potencias –antes los Estados Unidos, ahora China y Rusia— cayendo en estado de dependencia, de servicio más que como alianza. La dictadura actual, aparte poner en juego la soberanía nacional, nada ha aportado ni puede aportar a la estratégica geopolíticas de las grandes potencias, sino firmas y palabras.

Solo han sido números en los afanes neo coloniales; ayer del panamericanismo dominante de los Estados Unidos, y ahora tras la búsqueda de un mundo multipolar opuesto al tradicional hegemonismo estadounidense, pero siempre a cambio de recibir protección a su aspiración de continuidad en el poder: los Díaz y los Somoza en el pasado, y la dictadura de los Ortega Murillo, en el presente.  En todas las épocas, los intereses de los sectores populares solo han servido de pretexto.

 VI

Las libertades del pueblo nicaragüense ha sido su prenda de garantía ante las potencias dominantes. La amistad, solo en la foto. La dependencia libero-conservadora de antaño era a nombre del panamericanismo occidental y cristiano, y ahora tiene su réplica en la dependencia de la dictadura Ortega Murillo ante las potencias rivales de los Estados Unidos. Esta es la versión del paralelismo histórico en tiempos cibernéticos.

Su posición la justifican los dictadores actuales con un discurso dizque anti imperialista, como su escudo de protección y nunca como expresión de patriotismo. Esto lo demuestran sin mucha complejidad, los discursos de Daniel y Rosario.

Parecen discursos grabados en piedra, porque lo grabado en piedra se queda en el camino viendo pasar los hechos de la realidad sin moverse, menos conmoverse. ¿Y cuáles son los hechos que los dueños del disco no quieren que se vean pasar, pero pasan y se sienten?

Veamos otras cosas paralelas entre el pasado y el presente, en la forma de aplicar la represión contra los adversarios políticos. Los gobernantes libero-conservadores se encarcelaban mutuamente, según estuvieran arriba o abajo. En aquellos tiempos se aplicaban los siguientes castigos:

+Cien palos (garrotazos) o más contra los cuerpos desnudos y colgados de los prisioneros de guerra (de las “revoluciones” provocadas por políticos con sus ejércitos privados y como soldados los trabajadores de sus haciendas);

+El robo y la quema de propiedades de quienes las tenían y solo quema de las viviendas de quienes no tenían otra cosa;

+Expulsión del país encadenados y a pie a través de las fronteras hacia países vecinos;

+Fusilamientos en plaza pública, y con presencia del respetable público con redobles de tambores;

+Fusilamientos disfrazados con la “ley fuga”;

+Animales feroces (leones, tigres) en celdas vecinas de las celdas de los prisioneros políticos;

+Toda clase de torturas: simulacro de ahogamiento, extracción de uñas, violencia física, etcétera;

+Causaban graves daños a la salud de sus prisioneros con largas condenas de cárcel “alimentados” a pan y agua.

Bajo la dictadura actual –una virtual continuidad de las tres dictaduras somocistas— esas torturas no son muy diferentes, aparte de la “modernización” de algunas:

+Fusileros escondidos disparando a larga distancia contra el público de las manifestaciones;

+La mitad de la sociedad nicaragüense, quizás más, sumida en una crisis de su poder adquisitivo de sobrevivencia (lo cual no es muy diferente en el pasado); mientras la acumulación de riqueza de la otra media mitad no se detiene, utilizando todos los mecanismos del poder, como muchos antiguos gobernantes;

+Casi doscientos seres humanos están sufriendo condenas por delitos convenientemente inventados y aplicadas por esbirros de toga y birrete; mientras los secuestrados son escondidos del público y castigados en privado;

+Centenares de miles de mujeres y hombres extrañados de su tierra y extrañándola desde lejos, tanto como a su familia y al pueblo que pertenecen; pero los dictadores regalan empleos y nacionalizaciones a extranjeros prófugos de la justicia de su país;

+Niños, niñas, ancianos y ancianas –inválidos todos— adornan con su triste condición las principales calles y avenidas de la ciudad, pidiendo y haciendo malabares (de verdad) para poder comer; en contraste, los dictadores adornan con flores y luces de alto costo sus tribunas y en centros geométricamente diseñados, con público escogido y sentado pagando con aplausos el privilegio;

+Nicaragua entera, y como nunca, carece de diarios escritos ni otros medios de comunicación independientes, porque hay confiscación de empresas y persecución de directores y periodistas; cuando quiere la familia hace dos cadenas de radio y televisión: una con todos los medios y la otra para atar tener a sus partidarios frente al televisor;

+Largas condenas de cárcel sin relación con los “delitos” imputados en “juicios” con guardias como “testigos”; tribunales de “justicia” montados en la propia cárcel sin defensa, o con una defensa limitada al capricho de los jueces partidarios, quienes a su vez cumplen caprichos “de arriba”;

+Prisioneras y prisioneros del régimen en aislamiento total, con luz día y noche o en la oscuridad total; no reciben ni un rayo de sol en meses (y años ya para algunos); sin visitas regulares, sino a los meses por un solo familiar bajo condiciones de vigilancia y registro ofensivo a la dignidad personal; sin permiso de ver ni de largo las madres y padres a sus hijos menores y viceversa; sin derecho de ir al entierro de madres ni parientes; ineficiente y ocasional visita  médica al penal; condiciones que solo causan mayor dolencia y hasta la muerte, como la del héroe sandinista Hugo Torres.

Como ya lo hemos testimonio otras veces, Daniel Ortega recibía visita semanal de madre y hermana; varias horas de sol todos los lunes; comida caliente en la cárcel Modelo; almuerzo diario de su familia entregado en cárcel La Aviación, sin más requisitos que los ordinarios de todo penal. Una de las diferencias entre dos dictaduras: la del último Somoza y la del antiguo preso, ahora carcelero. Pero ambas injustas y sin patente de eternidad.

Al margen de estas cuartillas

*Son cosas injustificables en este mundo tan hermoso y tan malvado a la vez; tan modernizado y tan atrasado e injusto como siempre, pero ahora como si aún se viviera en oscuros siglos anteriores…

*Los discursos de los dictadores –por su desgaste— ya suenan como vieja música grabada en discos de piedra a 78 revoluciones por minuto…

*Por eso no se les escucha ninguna renovación, sino la repetición mecánica de sonidos distorsionados y molestos a los oídos...

*Si, en su discurso, Daniel no mencionó el motivo de su fiesta, el cumpleaños 43 de la revolución, fue porque él está consciente de que ahora solo existe su dictadura…

*Cualquiera haya sido la causa de su omisión del 43 aniversario, motivo por el cual tenía sentada a su clientela VIP, fue como invitarla a tomar sopa de gallina… ¡pero sin gallina!

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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