19 de julio 2022
La decisión del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, de cancelar la personería jurídica de la Exposición Pecuaria del Istmo Centroamericano (Expica), y otra nueve organizaciones de la sociedad civil, ejecutada por la aplanadora oficialista en la Asamblea Nacional, generó “gran preocupación” entre el sector ganadero regional.
Este lunes, la Asamblea sesionó para cumplir una orden más de Ortega, anunciada la semana pasada, con lo que asciende a 1080 el número de oenegés canceladas en Nicaragua desde 2018 a la fecha.
Expica es una organización regional con sede en Nicaragua, cuya feria anual era la meca del sector ganadero centroamericano, a la que acudían no solo expositores del istmo, sino también empresarios de México y Estados Unidos, hasta Colombia y Brasil.
Erick Montero, secretario técnico de la Federación Centroamericana del Sector Lácteo, (Fecalac), consideró de “gran preocupación el cierre de Expica Nicaragua, que se ha caracterizado por ser la vitrina para impulsar el mejoramiento genético de la ganadería regional, y un punto de capacitación importante”.
Luis Diego Obando, director ejecutivo de la Corporación Ganadera (Corfoga), de Costa Rica, opinó que el cierre sería “un retroceso para todo el sector ganadero de Centroamérica”, dado que “Expica ya se ha forjado un nombre, una trayectoria, una buena reputación”, al punto que “hay ganaderos que esperan ese evento, que ya es ‘el evento’”.
La feria estaba lista para comenzar este jueves 21 de julio, con una duración de diez días. El cierre ocurrió de forma tan imprevista que algunos no tuvieron tiempo de cancelar su viaje, como ocurrió a un expositor costarricense que llevaba 38 animales de alta genética, al que le permitieron pasar la frontera con todos sus animales, para luego devolverlos al llegar a Rivas.
Una fuente del sector ganadero nicaragüense dijo no tener idea de la motivación oficial para cerrar Expica, mientras que un directivo de una organización ganadera, se limitó a suponer que es “por razones políticas, y por lo de las exoneraciones”.
Empresas retiran sus exhibidores
Desde inicios de los años noventa de la década pasada, durante el Gobierno de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro, se autorizó la exoneración del impuesto al valor agregado (IVA), para las ventas que se efectuaran en la feria anual, lo que le dio un gran impulso a la actividad, que se convirtió en un gran salón de exposición comercial para muchos tipos de productos.
Eso incluye electrodomésticos, motocicletas, línea blanca, servicios bancarios, alimentos, ropa, productos de cuero y hasta automóviles, así como insumos específicos para el sector ganadero, entre medicina veterinaria, alimentos especializados, maquinaria, capacitación en buenas prácticas, sanidad animal, etc.
Al conocerse la decisión, todas las empresas (restaurantes, bancos, casas comerciales), que habían alquilado un módulo para participar en la feria (los más caros costaban 5000 dólares), se llevaron los logotipos, exhibidores, muebles y adornos que habían puesto en sus módulos. “Se llevaron todo lo que les pertenecía”, narró a CONFIDENCIAL un profesional que presta servicios al sector ganadero.
“Las casas comerciales se apresuraron a desmantelar las mejoras que le habían hecho a sus stands, y a recuperar su mercadería antes que se los confiscaran”, dijo por su parte, una profesional que trabajó varios años para la feria.
Las ventajas de comprar en Expica eran tan grandes, que “los ganaderos extranjeros aprovechaban para adquirir productos en la feria y se los llevaban de regreso a sus fincas, porque les salía más barato que comprarlos en sus países”, compartió el profesional.
El evento había crecido tanto, que se calcula en 5000 la cantidad de empleos temporales que se paralizaron, lo que va desde ayudantes de cocina, hasta gerentes de sucursal bancaria, pasando por meseros, vendedores de autos y de motos, cocineras, ejecutivos que ganan comisiones por venta, vigilantes, etc., de 180 empresas grandes y 60 mipymes.
Este año, Expica estaba apoyando a más de 25 emprendedores para que expusieran sus productos por primera vez, lo que incluye a una vendedora de rosquillas somoteñas, que había invertido 500 dólares, lo que para ella representa un monto demasiado alto, como para tirarlo a pérdida.
Cancelan gran feria de ventas
Cancelar la personería jurídica de la Exposición Pecuaria del Istmo Centroamericano, afectará a mucha más gente que los 5000 que iban a trabajar en ella durante los diez días de su duración, si se considera que se esperaban unas 80 000 personas, y que hasta la Asociación Nicaragüense de Distribuidores de Vehículos Automotores (Andiva) iba a hacer su propia feria dentro de la feria.
“Se esperaba vender centenares de motos en la feria, para la que Andiva había hecho pedidos especiales, y algunos de sus asociados había preparado descuentos de hasta el 10 por ciento”, dijo el profesional citado antes.
“La mayor parte de esas 80 000 personas son ‘público en general’, pero no hay que olvidar que muchos de los visitantes, son gente de alto poder adquisitivo. Cancelar la feria también afecta a gente afín al Frente Sandinista —desde diputados a productores— que son ganaderos”, añadió.
El sector turístico se cuenta entre los ‘damnificados’, porque los expositores y ganaderos de la región ya tenían sus reservas hoteleras, y se trata de empresarios que viajan en avión, comen en restaurantes de lujo, aprovechan su viaje para conocer cualquiera de los destinos turísticos del país, y compran lo que les guste.
Estos ganaderos ya habían pagado el permiso de los ejemplares que ya no llegarán a la feria, y ahora están haciendo trámites para llevarlos de regreso a sus países. Con esta cancelación, tampoco llegarán los expositores que enviaban las empresas patrocinadoras para hablar de las marcas que representaban, lo que incluye a médicos veterinarios, charlistas, etc.
El ejecutivo de una empresa que exporta productos de uso animal a Nicaragua, refirió a CONFIDENCIAL que uno de sus clientes que se preparaba para participar en la feria, perdió buena parte de la inversión que había hecho: desde los pagos adelantados de cada módulo, hasta el monto adicional que invirtió en aumentar sus inventarios de cara a la feria.
“Nosotros como exportadores realizamos la venta al cliente, que pidió más producto con la vista puesta en lo que podía ser la feria. Nos pagó de contado, y ahora se queda atiborrado de mercadería que no podrá vender tan rápido como tenía pensado. A nosotros también nos afecta, ya que tendremos que esperar unos tres meses para que nos hagan otro pedido, cuando ya teníamos proyectado enviar más producto en el mes de agosto”, relató.