30 de junio 2022
El documento oficial del Banco Mundial sobre el préstamo de 116 millones de dólares, aprobado el pasado 23 de junio, describe una versión “mejorada” del impacto de la pandemia en Nicaragua, en la cual destaca que el Ministerio de Salud (Minsa) ejecutó medidas preventivas y otras acciones de control “desde antes” que el coronavirus llegara al país. De esta manera, el BM “maquilla” el manejo opaco del régimen de la pandemia —señalado por organismos internacionales de salud— y minimiza las más 12 000 muertes que ha dejado la covid-19 en Nicaragua, según estimaciones de sobremortalidad de la OMS.
“La respuesta incluyó la creación de una comisión interinstitucional y la elaboración de un Protocolo para el Control y Gestión de los casos de COVID-19 publicado en febrero de 2020. Estas acciones permitieron definir un marco para el abordaje integral, la detección oportuna, el diagnóstico temprano y la atención médica a la población”, detalla el documento.
El epidemiólogo Leonel Argüello señaló que la aprobación de los préstamos para atender la covid-19, no ha provocado cambios en la estrategia del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo para manejar la pandemia, que urge mejorar en transparencia y prevención.
“Los préstamos no están cambiando la realidad. No he encontrado un solo préstamo que haya cambiado ni la estrategia ni la información, que es lo fundamental, hasta el grado que en Nicaragua la gente cree que ya no hay covid-19. Sigue muriendo gente, mucho menos; sigue enfermándose gente”, explicó el médico en entrevista con el programa Esta Noche.
El protocolo citado por el documento sí fue elaborado por el Minsa en febrero de 2020, pero este se mantenía en reserva. Fue hasta el 12 de marzo de ese año que se volvió de conocimiento público tras ser filtrado a CONFIDENCIAL. Asimismo, el personal de los hospitales y del Sistema Local de Atención Integral en Salud (Silais) tuvo acceso a una guía de abordaje clínico del nuevo coronavirus hasta pocos días antes de que se reportara la primera muerte en el país y cuando ya habían varios casos confirmados.
“Nos preocupa la falta de distanciamiento social, la convocatoria a aglomeraciones. Nos preocupan las pruebas (de covid-19), el rastreo de los contactos y la notificación de casos. También nos preocupa lo que vemos como inadecuado en cuanto a control y prevención de la infección”, dijo Carissa Etienne, la directora de la OPS, a los 20 días de haberse confirmado el primer caso.
En el primer semestre de la pandemia, el Estado limitó las pruebas PCR, ocultó los contagios, escondió las muertes, el desborde de las hospitalizaciones, promovió aglomeraciones, despidió a los médicos que reclamaron equipo de protección de personal e instaló un negocio para vender los test a personas que viajaban a otros países. Sin embargo, nada de esto se menciona en el documento del BM, confirmó CONFIDENCIAL.
“Los protocolos emitidos por el Minsa fueron aplicados por las instituciones públicas y las agencias de transporte, mientras que los espacios públicos (...) como los mercados, las escuelas, las terminales de transporte fueron objeto de desinfecciones periódicas”, destaca el escrito.
Sin embargo, los protocolos que citan fueron publicados en la página web del Minsa hasta marzo de 2021, cuando la covid-19 ya había dejado más de 6000 fallecidos, según estudios de sobremortalidad, y miles de personas estaban contagiadas. El monitoreo independiente del Observatorio Ciudadano reportó que hasta diciembre de 2020 identificaron 12051 casos y 2868 muertes sospechosas de la covid-19. Mientras, el Gobierno admitía 6046 contagios y 165 fallecidos.
Los estudios de sobremortalidad han demostrado que, de Centroamérica, Nicaragua es el país que más diferencia tiene entre las muertes por covid-19 que reporta y las estimadas por exceso de mortalidad. Hay estimaciones que calculan hasta 33 000 fallecidos. Mientras, el Minsa reporta solo una muerte semanal desde octubre de 2020, un dato improbable estadísticamente.
Doctor Argüello: “Los bancos son cómplices”
El Dr. Leonel Arguello critica el limitado seguimiento que los organismos multilaterales dan a los créditos autorizados, que finalmente serán pagados por la población nicaragüense sin que se vean cambios.
“Los bancos son cómplices del desastre que está ocurriendo, en términos del abordaje de una enfermedad, que nos causó más de 15 000 muertos, y que no debería haber muerto esa cantidad de gente. Pero, cuando mezclas la política con la ciencia, cuando lo que dirige es la política partidaria y no la evidencia científica, entonces ahí es adonde entramos a problemas”, lamentó.
Añadió que los préstamos deben estar dirigidos a objetivos que, “basados en datos reales”, demuestran su impacto en la enfermedad. “El impacto no (tiene que ser) que construiste un hospital, que pintaste una clínica, que creaste más laboratorio. Ese no es el impacto en salud”.
El médico, quien ha sido una de las voces sanitarias más escuchadas durante la pandemia, señaló que los nicaragüenses tienen derecho a estar informados de la situación real, a tener acceso al sistema de salud de calidad, a pruebas de laboratorio y conocer sus resultados, a recibir un tratamiento adecuado; pero a más de dos años de pandemia se sigue careciendo.
“Todavía siguen dando medicamentos que desde hace más de dos años se demostró que no sirven”, dijo el sanitario refiriéndose a la ivermectina, una medicina entregada por el Minsa como prevención.
Organismos ejecutores deben ser auditados
El millonario préstamo del BM será ejecutado por la Oficina de Servicios para Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), esta última se encargará de la compra de medicamentos, equipos médicos y vacunas. Sin embargo, Argüello subrayó que estos organismos deberían ser auditados porque “carecen de autonomía”.
“La Organización Panamericana de la Salud no es una organización autónoma, depende de los países, su Junta Directiva es de los países, su asamblea o sea, el cuerpo colegiado, que es el que manda (...) se ha convertido en una organización complaciente de los Gobiernos de turno, y además, metiendo gente de que posiblemente, por la misma influencia de los Gobiernos”, comentó el epidemiólogo.
A pesar de esto, la OPS ha señalado en varios momentos de la pandemia su preocupación por el manejo de la pandemia en Nicaragua. En marzo pasado, cuando se cumplió el segundo aniversario de la confirmación del primer caso en el país, el organismo reconoció que no han hecho una “valoración exhaustiva” ante la falta de información oficial.