27 de junio 2022
Ocho expresidentes costarricenses –Oscar Arias, Abel Pacheco, Rafael Calderón, José María Figueres, Miguel Ángel Rodríguez, Laura Chinchilla, Luis Guillermo Solís, y Carlos Alvarado– enviaron una carta abierta al presidente Rodrigo Chaves, abogando para que Costa Rica no respalde la candidatura de Werner Vargas, propuesto por la dictadura de Daniel Ortega para ocupar la secretaría general del Sistema de Integración Centroamericano (SICA).
Los exmandatarios consideran que “resultaría incongruente con los valores que defiende y promueve Costa Rica –promoción de la paz, los derechos humanos y la democracia– avalar la elección de un candidato propuesto por el régimen despótico y opresor que gobierna Nicaragua, para que ocupe el principal cargo del sistema de la integración centroamericana”.
El expresidente Luis Guillermo Solís, historiador y politólogo, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), considera que “con esa designación se abriría la puerta para que Nicaragua se asiente en un sistema del cual debió ser expulsada desde hace mucho tiempo, porque es un régimen que no es democrático”.
En una entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Solís expresó su expectativa de que los presidentes de Costa Rica, Panamá y República Dominicana que forman la “Alianza para el Desarrollo en Democracia”, “valoren la importancia de no darle al régimen de Daniel Ortega oxígeno político”, por el daño que significa para Centroamérica.
El canciller de Costa Rica anunció el jueves que se sumaba al consenso de la región para apoyar la nominación de Werner Vargas, el candidato del régimen de Daniel Ortega para secretario general del SICA, ¿qué implicaciones tendría esta eventual elección?
Creo que, simbólicamente, más implicaciones que en la práctica, porque el SICA está muy venido a menos y es una institución que desde hace ya varios años tiene muy poca incidencia en la vida centroamericana y, por lo tanto, el secretario general, aunque no sea el candidato de Daniel Ortega, va a tener un margen muy pequeño para la acción. Pero, en la parte simbólica es terrible, porque significa casi normalizar la presencia de Nicaragua en el SICA, lo cual es inadmisible siendo una dictadura atroz, ni en el espíritu de Esquipulas, que creó el SICA, ni en la normativa del SICA, la idea de una democracia que participa con todos los demás Gobiernos en igualdad de condiciones se encuentra presente, así que desde el punto de vista político y de perspectiva regional, me parece es altamente conveniente que no ocurra.
Varios de los países que integran el SICA, entre ellos Costa Rica, Panamá, República Dominicana, y El Salvador, han suscrito también declaraciones de la OEA en las que no reconocen la legitimidad de las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua ¿esta eventual elección tendría algún significado en relación a cómo se posicionan frente al régimen de Nicaragua?
Ciertamente, sería muy inconsistente que los países que han sostenido con mano firme, con mucha templanza, la línea de oposición a la dictadura, reviertan esa posición por medio de una elección en un órgano regional. Me parece que sería absurdo, y que lo hagan, además, sin ningún marco de referencia político que por lo menos adorne esa decisión con respecto, por ejemplo, a la condición que están los presos políticos en Nicaragua.
Estamos frente a un régimen que no solamente ha asesinado, que ha usado el terrorismo de Estado para reprimir violentamente a su propio pueblo, sino que frente a un Gobierno que se ha aislado de la comunidad internacional, que hace caso omiso a lo que la comunidad internacional le demanda, que no tiene respeto absoluto con sus propios conciudadanos que querían participar de una elección o abrir los espacios a una elección que terminó robándose el Gobierno de Ortega.
Entonces, sí, yo creo que el anuncio en sí mismo es complejo y si se concretara me parece que sería muy malo para la imagen de Centroamérica. ¿Quién va a querer venir a darnos recursos para un sistema regional que incluye una dictadura como esa y también para los países que han participado de la elección misma?
El rechazo a los anteriores candidatos de Ortega se basó en el argumento que no reunían las condiciones de idoneidad para ocupar ese cargo, pareciera que la aceptación de este candidato se quiere justificar en que sí se trata de un profesional que tiene trayectoria en el sistema integracionista. Pero, ¿van a elegir a un funcionario o le están otorgando legitimidad al régimen que representa?
Sí, es que yo creo que si se coloca la discusión en la persona y no se mira una óptica mayor sobre lo que esa persona representa y lo que los Gobiernos centroamericanos desean para el SICA, la cosa se complica mucho. Nosotros sabemos que los funcionarios o los simpatizantes que son funcionarios del régimen de Ortega van a hacerle caso a ese régimen. No hay una separación orgánica que uno pueda decir este es un técnico que está independiente del Gobierno. No, esto es un corre-ve-y-dile de Daniel Ortega, que llegó al SICA protegido por la dictadura, que es finalmente la entidad que lo patrocina. Entonces, me parece que colocar el acento en si es idóneo o no, equivoca en la argumentación con respecto al fondo del problema, que es que con esa designación se abre la puerta para que Nicaragua se asiente en un sistema del cual debió ser expulsada desde hace mucho tiempo, porque es un régimen que no es democrático.
¿Es inevitable que los presidentes, o al menos los presidentes que representan gobiernos democráticos en Centroamérica, ratifiquen esta decisión de los cancilleres?, ¿tienen otra opción? La oposición nicaragüense ha sugerido, por ejemplo, que nombren a un administrador interino.
Sí, a mí me parece que los señores presidentes pueden ponderar, en los próximos días cuando se reúnan, que utilicen el mecanismo que ellos juzguen necesario. Pueden ponderar estas observaciones que se han hecho desde diferentes puntos, porque este debate tiene aristas en distintos países, y se ha recibido también la carta de la oposición nicaragüense.
Me parece que se pueden hacer muchas cosas o incluso podemos hacer lo que Nicaragua ha estado haciendo desde ya muchos años, que es rompiendo un consenso sin el cual no existe posibilidad de tener un secretario general y se bloqueó el sistema. Lo cual, a mí me duele mucho, porque es una instancia que promueve o podía promover proyectos de desarrollo regional, pero tampoco se acaba el mundo.
Aquí hay que poner en la balanza los derechos humanos, y se tiene que poner en la balanza la vida de las personas que están indebidamente encarceladas y cuyos derechos no solamente están siendo violentados, sino que físicamente están siendo torturados, así que yo creo que los presidentes tienen un menú amplio para aplicar en los próximos días y semanas.
Irónicamente, en esta última década, el régimen de Ortega se ha convertido en el refugio de exfuncionarios de Honduras, El Salvador y Guatemala, señalados por corrupción, a los que le ha otorgado la nacionalidad de forma exprés y ahora algunos de estos Gobiernos que señalan al Gobierno de Ortega de promover la impunidad, estarían otorgándole legitimidad con esta elección.
Sí, todo se está volviendo muy confuso y, lo peor, se ve muy feo. Es decir, en un mundo donde estamos viendo una arremetida autoritaria en que Centroamérica, que era una región en donde se había logrado establecer un plan de paz, que mal que bien iba funcionando con democracias dispares, cada una con sus propias convicciones, iban evolucionando, Nicaragua incluida, con problemas como en cada uno de nuestros países, de gobernabilidad, de transparencia en la función pública, se está sumando a esta discusión. Estamos quedando pocas democracias dispuestas a dar la pelea y yo creo que hay que dar la pelea, y la pelea por la democracia tienen que darla todas las democracias abrazadas las unas con las otras.
Hay tres países de la región, Costa Rica, junto con Panamá y República Dominicana, que incluso han promovido una alianza para promover el desarrollo con democracia, mientras hay otros Gobiernos que tienen otro tipo de tendencia. Pareciera que todos están coincidiendo en otorgarle esa normalización al régimen de Ortega a través del SICA ¿Hay un vacío de liderazgo democrático en los Gobiernos de República Dominicana, Costa Rica, Panamá?
Efectivamente, lo hay, y son tres Gobiernos que tienen mucha fuerza, porque son los tres países con mayor desarrollo relativo de la zona. Creo que todavía hay margen para que los señores presidentes de estos tres países valoren, justiprecien, la importancia de no darle al régimen de Daniel Ortega oxígeno político, nombrando a su representante como secretario general del SICA. Todavía tengo la esperanza de que prevalezca una perspectiva amplia de lo que esto significa para Centroamérica, el daño que se le puede hacer, especialmente porque la cooperación internacional, desde Estados Unidos y Europa, que son las principales fuentes de cooperación para Centroamérica, también están muy críticos respecto al régimen de Ortega y creo que ese conjunto de países, ese llamado “Triángulo del Sur”, que no es en realidad un triángulo ni es del sur, podrían aportar mucho más de lo que están haciendo hoy.
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Esta discusión parecería tener también resonancia en la manera en cómo se posicionan los organismos regionales y multilaterales. Por ejemplo, el Banco Centroamericano de Integración Económica ha sido un pilar fundamental del financiamiento del régimen de Ortega, pero ahora también el Banco Mundial le está otorgando al Gobierno un préstamo de 116 millones de dólares, destinado a la atención de la pandemia de la covid 19, a pesar de Nicaragua no ha reunido lo más mínimo de los requisitos de transparencia en materia de información sobre contagio, pruebas, mortalidad, vacunación y otros aspectos de la covid 19.
Así es. A veces no entiendo por qué nos cuesta tanto a las democracias ser contundentes con relación a las condiciones mínimas que se les deben prestar a los Gobiernos para que este sea parte de la comunidad internacional en condiciones, digamos, de aceptabilidad.
Como historiador, me perturba el hecho de ver cómo estos regímenes son capaces de resistir y consolidarse poco a poco gracias al apoyo de los organismos multilaterales financieros internacionales, incluso los regionales. El BCIE es el caso más claro, que además de darle recursos a Nicaragua para los temas de seguridad pública, que sabemos cómo ha terminado, con una represión terrible, le han dado posibilidades a Nicaragua de usar eso como letra de cambio para negociaciones con otros países, que han llevado a situaciones como las que tenemos hoy.
La argumentación siempre es que hay que normalizar, no se puede permanecer siempre así aislados, que hay que ser pragmáticos, pero la carga de la prueba se la ponen siempre la democracia y no a la dictadura, que es lo que corresponde.