20 de junio 2022
La supuesta víctima del sacerdote Manuel García Rodríguez, párroco de la Iglesia Jesús de Nazareno, en Nandaime, a quien el régimen de Daniel Ortega mantiene encarcelado desde el 2 de junio —acusado de supuesta agresión— se retractó en los tribunales de Granada, y dijo que todo fue un “accidente y por eso no firmó la denuncia.
La mujer, identificada como Martha Candelaria Rivas Hernández, de 44 años, acusó al religioso, frente a los medios oficialistas, de golpearla con un candado y “reventarle la cara”, luego de una discusión.
García Rodríguez es el primer sacerdote encarcelado en medio de la confrontación de la dictadura contra la Iglesia católica, a cuyos obispos y religiosos han acusado de “golpistas”, tras asumir una posición de defensa de los derechos humanos y la institucionalidad en 2018.
En tono acusatorio, sin ofrecer pruebas, en la nota publicada en El 19 Digital, el medio oficial incluso asegura que la víctima se cubrió “su rostro golpeado por la fuerza bruta del alcoholizado sacerdote”, cuando una patrulla de la Policía llegó a indagar sobre la situación, la que calificaron como una “sórdida historia”.
El cambio de la versión de Rivas Hernández contra el cura Manuel García quedó registrado en un breve documento, que resume la sesión realizada ante la juez María Graciela Monterrey Vélez, del Juzgado Distrito Penal de Adolescentes de Granada, adonde, además de ella, compareció como “testigo” su hija, quien es menor de edad.
Como fiscal auxiliar participó la abogada Cristhian Kathiela Huete Zeledón en el caso registrado bajo el asunto 001562-ORR1-2022-PN. Rivas Hernández afirmó en esa audiencia de anticipo de pruebas —como la llaman técnicamente— el 17 de junio pasado que, desde el principio, se opuso a interponer denuncia, “ya que no me siento agredida ya que fue accidental, y por eso no firmé denuncia alguna”.
Hasta ahora, sobre este caso no se ha pronunciado ni la Diócesis de Granada ni la Conferencia Episcopal de Nicaragua, luego que el ejecutivo intensificó su persecución a los sacerdotes, asediando a monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, en Managua y al norte del país; al padre Harvin Padilla en Masaya y también tras la apropiación del Canal 51 para entregarlos a personeros cercanos a la familia presidencial.
“No era pareja del padre Manuel García”
La denunciante aclaró también la supuesta “relación íntima” con el sacerdote, a la que se refirió en su primera versión, no existe en los términos en que se dio a entender originalmente.
“Amigo íntimo es que yo llegaba a contarle mis cosas”, dijo ante la jueza. De manera contundente, la mujer dijo esta vez que no era pareja “del padre Manuel”.
Según ella, la “discusión” se dio el pasado 30 de mayo, cuando fue a la parroquia en Nandaime. La acompañaron dos de sus hijos, ambos menores de edad.
Según ella, luego de la cena, sus hijos se dirigieron a ver televisión, mientras él y el sacerdote “compartieron unos tragos”. La discusión habría ocurrido supuestamente cuando ella revisó el celular del religioso.
“Me dijo que no era lo que estaba pensando, y se fue al portón, el área del portón estaba oscura, yo voy detrás y él está de espalda, yo estoy a su izquierda, y él me dijo a eso viniste a hacerme un reclamo, donde me dice eso levantó la mano, yo me agacho y veo que me sale sangre y yo llamé a mi hija y le dije: vení que me golpeó el padre”, relató esta vez la mujer.
Ella indicó que el sacerdote se disculpó y hasta le puso una toalla con manzanilla, después escucharon un alboroto y fue entonces cuando el religioso salió a la calle con un machete, en una secuencia de imágenes de la que se valieron los medios oficialistas para proyectar la imagen de un religioso violento.
La hija confirmó ante la jueza que nunca estuvo presente cuando se dio la supuesta agresión y solamente supo de la misma cuando su madre le dijo. “Fuimos a visitar al padre a la Iglesia, yo la vi golpeada y de desesperación salí y pedí ayuda y les dije que llamaran a la Policía y ellos me dijeron que no tenían el número. Después se escucharon dos bolonazos y el padre Manuel salió con un machete”, narró la joven.
Para la joven, el mismo día de la agresión se quedaron a dormir en la casa cural y ella también ratifica que se trató de un “accidente”. Martha Candelaria Rivas Hernández agregó que fue el miércoles primero de junio que fue al médico y a las dos de la tarde recibió una llamada de la vecina que su casa estaba rodeada y la andaban buscando. Ese día fue largo, su hijo le dijo que no llegara y terminó dando declaraciones a las tres de la mañana del día siguiente en la Dirección de Auxilio Judicial.