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Despliegue de tropas rusas en Nicaragua apunta a espionaje y labores de inteligencia

Expertos ponderan “amenaza”, sugieren “vigilancia”, y ponen en duda capacidad del Ejército ruso para combatir al narcotráfico desde Nicaragua

Iván Olivares

12 de junio 2022

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Dos expertos -el exembajador de Estados Unidos en Panamá, John Feeley, y el consultor civil en temas de seguridad y defensa, Roberto Cajina- consideran que la nueva autorización para que tropas rusas entren a Nicaragua no representa una amenaza militar contra Estados Unidos, aunque alertaron contra lo que el Ejército ruso puede hacer en el país, en materia de espionaje y recolección de inteligencia.

La Gaceta del martes 7 de junio, publicó el Decreto Presidencial 10 - 2022, donde se autoriza la llegada al territorio nacional de militares de nueve nacionalidades, incluyendo centroamericanos, cubanos, venezolanos, estadounidenses, y rusos. El comentario de la presentadora de la televisión rusa, Olga Skabeeva, que sugirió desplegar “algo poderoso”, cerca de Estados Unidos, y la rápida respuesta de la vocera de la Cancillería rusa, María Zakharova, explicando que todo es un “procedimiento rutinario”, le elevó el nivel a la noticia, y la puso en muchas portadas.

“Creo que tenemos que mirar el decreto y la noticia en contexto. No es la primera vez que Nicaragua emite un boletín de esta naturaleza en La Gaceta. La diferencia es que esta vez es mucho más detallado sobre lo que van a hacer los rusos”, detalló el diplomático, en entrevista para el programa Esta Semana, que solo se transmite en línea, por causa de la censura del régimen presidido por Daniel Ortega y Rosario Murillo.

“Si soldados rusos van a llegar a Nicaragua para realizar actividades humanitarias, invito al pueblo nicaragüense y cualquier observador, a ver lo que están haciendo los soldados rusos en Ucrania. Sin querer ser muy cínico, creo que es justo decir que las tropas rusas y la maquinaria militar rusa, no tienen ni la menor idea de lo que es vigilar por derechos humanos o servir causas humanitarias, cosa que el Comando Sur de Estados Unidos ha demostrado por más de 50 años después de la Guerra Fría, con un involucramiento humanitario, con buques-hospital, con despliegues de tropas para construir clínicas, etc.”, detalló.


“Creo que los despliegues de los rusos serán de bajo perfil, principalmente para fines de inteligencia, pero si vemos que hay un despliegue humanitario y muchos nicaragüenses se benefician por manos de los soldados rusos, yo sería el primero en decir, bienvenidos”, ironizó.

Ortega: ¿peón, o aliado de Putin?

En vez de eso, tanto Feeley como Cajina, advierten que los rusos podrían llegar al país para espiar a los países y ciudadanos de la región, incluso si una parte de ellos en verdad realiza ‘actividades humanitarias’.

El experto nicaragüense recuerda que “los rusos realmente nunca se fueron de Nicaragua”, en referencia a que se quedaron en el país a lo largo de las administraciones de Violeta Barrios, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, para dar mantenimiento a la flota de helicópteros, a los aviones AN - 26, a los tanques y vehículos blindados (incluyendo los T-72B1 obtenidos en 2016), así como a diversas armas de artillería, o a los misiles portátiles antiaéreos C2M.

Pero no solo hay técnicos y mecánicos en el país. Cajina dice que la instalación militar ubicada en el fondo del cráter de la Laguna de Nejapa “es más importante, porque el sistema Glonass es una fuente de inteligencia, donde se recibe información provista por 24 satélites. Fue construida por obreros rusos y es operada por personal ruso. Nicaragua solo puso el terreno”, detalló.

Feeley coincide en que “las tropas rusas serán usadas para recabar inteligencia en la región; quizás para trabajar en ese edificio grande que tienen en Managua -que nadie realmente sabe exactamente lo que hacen allá, pero tenemos buenas sospechas- y como siempre, los servicios de inteligencia y los militares americanos, vamos a vigilarlos muy cuidadosamente”, prometió.

El exembajador también descartó cualquier paralelismo con la crisis de los misiles, que explotó cuando aviones espía estadounidenses detectaron misiles atómicos en Cuba en 1962, lo que puso al mundo al borde de un enfrentamiento nuclear. “Yo no espero que vaya a haber sorpresas, como han dicho algunos en los medios. Simplemente no lo veo”, reiteró.

Se refiere a la tesis -inspirada en el comentario de la presentadora Skabeeva- de que Rusia debería desplegar parte de su poderío militar en las cercanías de Estados Unidos, del mismo modo que lo intentara la Unión Soviética seis décadas atrás, conflicto que se resolvió al usar a Cuba como una simple carta de negociación entre las dos superpotencias.

Aunque Cajina también descarta que el mundo vaya a ver una nueva confrontación de ese tipo, reconoce que “nunca hay que decir nunca”. El comentario de la presentadora rusa “es una amenaza velada de instalar misiles en Nicaragua, aunque nuestro país no juega ningún papel en eso”, destacó.

El consultor presume que Ortega se enteró del anuncio ruso hasta que lo vio en los medios o en las redes sociales, porque fue “el mensaje de un elefante a otro. De Moscú a Washington, en el que Nicaragua no tuvo nada que ver”, y si al mandatario se le ocurriera abrirle las puertas a las tropas de Putin -previa reforma constitucional- eso “nos metería en las patas de los elefantes”, opinó.

Esa decisión nos pondría en el mismo papel de peón que el premier soviético, Nikita Jruschev, le asignó a Cuba en 1962. “Ellos resolverían sus problemas y nuestro país seguiría igual. Esto también revela que el Kremlin ve a Nicaragua como un peón, porque el mensaje de la vocera Zakharova no fue para Nicaragua: fue para Washington”, argumentó.

De verdad… ¿a qué vienen?

Al descartar nuevamente que Moscú esté planeando una aventura como la de hace sesenta años, porque Rusia no puede enfrentar dos conflictos, como lo demuestra la pesadilla logística y de conducción de la guerra contra Ucrania, Cajina también se refirió a la capacidad de los rusos para operar con efectividad desde Nicaragua, en contra de la narcoactividad.

El estudioso opina que “es difícil”, que los uniformados rusos vayan a luchar contra el crimen organizado, porque “la realidad del narco en occidente, y más en Centroamérica, es radicalmente diferente a la que ellos tienen que enfrentar en su entorno, además que no conocen cómo funcionan los carteles en América Latina y el Caribe, porque esa no es su prioridad”.

En contraste, Estados Unidos tiene una Fuerza de Tareas Interagencial Sur, que depende del Comando Sur y opera en Florida, desde donde controlan vuelos y embarcaciones sospechosas que llegan desde el sur. Por otra parte, considera que Nicaragua no tiene tanta importancia estratégica para el transporte marítimo o aéreo de drogas, que es la mayoría, porque la cantidad que se mueve por tierra es mucho menor.

“Los rusos no tienen una DEA [la agencia antidrogas estadounidense] para América Latina, así que creo que sí están aquí para tareas humanitarias y de adiestramiento, sin que eso sea un impedimento para que ejecuten ‘otro tipo’ de actividades militares”, dijo sin especificar cuáles.

Independientemente de lo que en realidad vayan a hacer en Nicaragua, el exembajador Feeley reconoce que “Estados Unidos tiene siempre la necesidad de vigilar qué hace Rusia, no solamente en nuestro hemisferio, sino en otras partes del mundo”, por considerar que “es un Gobierno tiene valores diferentes a los de muchas democracias” de occidente.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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