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Creemos firmemente en la democracia, no en la exclusión

Debatir la urgente necesidad de liberar a los presos políticos de Nicaragua y terminar con el bloqueo a Cuba

El presidente de Chile, Gabriel Boric, habla durante la Cumbre de las Américas. Foto: EFE | Confidencial

Gabriel Boric

11 de junio 2022

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Vengo de Chile, específicamente desde la Patagonia, desde el Sur de nuestro continente donde éste se inicia y en Chile, como quizás algunos de ustedes saben, estamos en este momento en medio de un profundo proceso de cambios, de transformaciones, que no ha estado exento de dificultades.

Un proceso de cambios que se ha originado en la protesta social, en el seno de nuestro pueblo y que en medio de la crisis quizás más importante que hemos tenido durante las últimas décadas, optamos por resolverla con más democracia y no con menos. Y de eso, justamente, se trata el Proceso Constituyente que hoy están en marcha en nuestro país, democrático, paritario, con participación de los pueblos originarios y que terminará en un Plebiscito el próximo 4 de septiembre.

Y lo menciono porque creemos firmemente en la democracia, en el libre intercambio de ideas donde, como decía la primera ministra Mia Mottley de Barbados, no solamente hablarle al otro, sino que hablar con el otro, encontrarnos, discutir, persuadirnos.

Por eso estamos acá en Los Ángeles y le agradezco al presidente Biden por la invitación que nos ha cursado. Estamos acá para dialogar, para oír y por eso tenemos la más profunda convicción, como han mencionado varios de las y los presidentes que me han antecedido que para que eso funcione de verdad no puede haber exclusiones. Acá debiéramos estar todos y no estamos todos.


Porque no me gusta la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua ¿y saben por qué? Porque sería distinto sostener en un foro como este, con todos los países presentes, incluso aquellos que decidieron restarse por esta exclusión, la urgente necesidad de la liberación de los presos políticos de Nicaragua o, también, la importancia moral y práctica de terminar de una vez por todas con el injusto e inaceptable bloqueo de Estados Unidos al pueblo de Cuba.

Esas cosas, es importante que cuando estemos en desacuerdo, como ustedes bien lo han dicho, nos lo podamos decir a la cara. La exclusión sólo fomenta el aislamiento y no da resultados como históricamente hemos aprendido.

Porque para nuestro país, queremos decirlo de manera muy clara, los derechos humanos, el respeto irrestricto a los derechos es un mínimo civilizatorio que promoveremos siempre, independiente del color político del Gobierno que los vulnere. Y en eso, por cierto, tenemos que partir por casa, nos incluye a nosotros mismos.

Por eso, también, nos entendemos como un Gobierno feminista que defiende los derechos humanos de mujeres, niñas y disidencias en todo lugar. Y en este ámbito, desgraciadamente, creemos que nuestros acuerdos son aún insuficientes y debemos avanzar más rápido, mucho más rápido. No es tolerable, estimados colegas, estimadas colegas, que en nuestro continente haya lugares en donde se siga negando su diversidad y su historia.

Por eso aprovechamos esta instancia, este podio para invitar a los poquitos países que aún no se han hecho parte de la Convención Belém do Pará para prevenir, erradicar y sancionar toda violencia contra las mujeres a que se unan a este esfuerzo, para que, en la mitad de nuestro continente, las mujeres de nuestras patrias puedan vivir en un ambiente libre de violencia.

Tomemos acciones concretas, estimados y estimadas, nos urge. Tenemos que avanzar en la plena inclusión política de las mujeres, es decir, la paridad, la autonomía respecto de sus cuerpos y, como he señalado anteriormente, una vida libre de violencia.

Es con esta convicción, con este sentido de urgencia que, también, en este espacio hemos, en conjunto con otros países, adquirido iniciativas para proteger los océanos, una Coalición de América por la Protección de los Océanos, como mencionaba el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, que en esta propia cumbre nace de la adhesión de Canadá, Panamá, Estados Unidos, México, Perú, Costa Rica, Colombia, Ecuador y Chile.

La protección de nuestros océanos es un acto de supervivencia y, por lo tanto, debemos tomárnoslo tremendamente en serio. Los países que aún no somos desarrollados no podemos esperar a los países desarrollados, a China, a India, a Estados Unidos, a Europa a que se suban más decididamente al carro de la carbono-neutralidad y del respeto y protección del medio ambiente en todo el mundo.

Tenemos que dar el ejemplo y eso estamos haciendo, justamente, con esta Coalición por la Protección de los Océanos porque tenemos claro, tal como ha señalado el primer ministro de Antigua y Barbuda, que, si no cambiamos nuestra ruta, nuestra propia existencia como humanidad está amenazada.

Y tenemos que hacerlo juntos no podemos hacerlo por separado. Acá, esto es algo que muchos de ustedes, seguramente, han repetido, o nos salvamos juntos en colaboración, en cooperación o nos vamos a hundir por separado.

Y ahí tenemos que aprender de lo que nos ha pasado recientemente. No puede ser que en medio de la pandemia más terrible que hemos tenido en los últimos años, como es la del covid-19, hayamos tenido que competir por las vacunas, quién llega primero. Tenemos que colaborar en eso, porque si en otro país tienen una tasa baja de vacunación, evidentemente nos afecta, también, a nosotros.

¿Por quién doblan las campanas? Las campanas doblan por ti.

Actuar juntos, por cierto, exige también que los países más ricos, como bien ha dicho Canadá y agradecemos la postura que en los foros como el G7 o el G20 ha tenido, requiere que sean los que también se comprometan más, que jueguen el rol que les corresponde tanto dentro de sus fronteras como en la cooperación internacional que es indispensable para este desafío.

Y, por eso, humildemente, desde Chile, les pedimos que cumplan, los países desarrollados, con la meta que se auto impusieron en la década de los 70 en el Comité de Ayuda al Desarrollo de destinar 0,7% de su riqueza a la cooperación. Todavía son muchos los países desarrollados que están lejos de cumplir con ese objetivo que ellos mismos se pusieron. Los instamos desde el Sur, desde América a que avancemos más rápido en ese desafío.

Y, para ello, también, creemos necesario avanzar en un pacto tributario global, tal como lo ha impulsado, por ejemplo, desde Estados Unidos el presidente Biden o el presidente Fernández también lo ha señalado desde Argentina, que ponga fin de una vez por todas a los paraísos tributarios que tanto daño le han hecho a todo el mundo y en particular en nuestro hemisferio.

Los países, estimados colegas, debiéramos ser atractivos para la inversión extranjera de las empresas por nuestro respeto a la ley, por nuestro respeto a los tratados internacionales, por el capital humano que tenemos, la educación de nuestros pueblos, por nuestra innovación en energías limpias, en energías verdes, pero no por precarización laboral, no por bajas medidas de protección ambiental, no por una competencia suicida de rebajas tributarias. Trabajemos juntos en esta dirección.

En materia migratoria, abordemos como corresponde la tremenda responsabilidad compartida que tenemos para, resguardando nuestras fronteras, acoger, como bien decían quienes me antecedieron, la crisis humanitaria que significa viajar tantos kilómetros ya sea hacia el Norte o hacia el Sur para poder tener una mejor oportunidad de vida.

Sabemos que la ilegítima invasión y guerra de Rusia a Ucrania, que hemos condenado desde el primer momento, ha afectado la vida cotidiana en nuestros pueblos. Por eso se viven a diario las consecuencias de las cadenas productivas rotas, del aumento del costo de la vida y de la seguridad alimentaria en riesgo. Lo conversábamos recién con Panamá.

Por eso le tomo la palabra al presidente Biden en la buena y productiva reunión que tuvimos el día de ayer para convocar, desde ya, a un grupo de trabajo que establezca soluciones y acciones concretas que ayuden a los pueblos de América a enfrentar el alza del costo de la vida que sabemos, además, desestabiliza nuestras propias democracias.

El país del cual provengo, y con esto voy terminando, Chile, tiene litio, tiene cobre, tiene sol, tenemos largas costas, también viento, energías renovables. Tengo la convicción de que el mundo necesita a Chile y Chile necesita al mundo. Y lo decimos -quizás algo que había estado algo ausente en las últimas décadas- lo decimos como integrantes de la comunidad de América Latina: Chile es profundamente latinoamericano porque sabemos que tenemos desafíos comunes que nos falta avanzar aún más en integración.

Si en Europa cerca del 80% de su comercio es entre sus propios miembros, en América sólo el 15%, estamos muy atrás, tenemos que integrar más.

Por eso iniciativas como el Canal Bioceánico entre Paraguay, Brasil Argentina y Chile son iniciativas que vale la pena proyectar en el resto del continente.

No podemos, queridos colegas, conformarnos con clubes excluyentes de países que piensan lo mismo o parecido. Llegó la hora de dejar atrás la fragmentación y la polarización de nuestro continente y pasar a la acción; ser una sola voz desde América para el mundo.

Por eso, los invito a que trabajemos juntos en nuestras bilaterales, en las reuniones, mirándonos a los ojos para crear un nuevo trato continental en condición de iguales, libres y soberanos para trabajar por un desarrollo que sea sostenible, equitativo y que cambie la vida para mejor de los millones de personas que aquí representamos.

Desde América entera podemos y debemos cambiar el mundo.

Muchísimas gracias.

Discurso del presidente de Chile Gabriel Boric, en la Sesión Plenaria de Líderes de la IX Cumbre de las Américas. Los Angeles 10 de junio 2022

 

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