29 de mayo 2022
Sigan, sigan frotando sus ojos. Un partido del Liverpool, con más brillo, destreza, empuje, opciones y mejor juego, lo ganó el Real Madrid 1-0 entre sombras y luces, con una combinación fulminante entre Valverde y Carvajal, para obtener su 14 Copa de Europa.
Por favor, dejen tranquilo a su subconsciente: lo que han visto no es algo surrealista, ni un nuevo milagro, ni un agregado del factor suerte, ni consecuencia de un fallo arbitral, es el triunfo de la resistencia, de la tenacidad para no bajar los brazos ni aflojar las piernas frente a las adversidades, del aprovechamiento de la oportunidad dorada, de la fe mueve montañas, del no tener temor de abrirse paso entre el oscurecimiento, y sobre todo, de contar con un arquero como Courtois, capaz de frustrar todas las posibilidades del rival.
Sin goles, no se puede ganar por mucha presión que se aplique…La llave del éxito la tenía el joven brasileño Vinicius, quién en el minuto 57, fue veloz corriendo al impulso de su corazón acelerado, al encuentro de un centro -o quizás disparo- de Valverde desde la derecha, que agujereó la defensa roja, inutilizando al arquero Allyson. Golpe de derecha preciso y mortífero. Porque por esa “herida” se desangró el Liverpool.
El Madrid en las Termópilas
En los primeros 25 minutos, la misión del Real Madrid era salir vivo de las Termópilas, y lo logró, pese a sentirse completamente sitiado, dando la impresión de estar tratando de fajarse con un hombre menos, o quizás dos. En ese trayecto de terribles dificultades, el Real Madrid se vio abrumado por la agresividad sostenida y el muy buen manejo de los hilos por parte del Liverpool, pero resistió las embestidas.
La seguridad de Courtois y la ayuda de un poste pintado de blanco, más un pie oportunamente estirado de Militao, impidieron que el equipo del futbol inglés tomara ventaja. Henderson y Tiago -que afectado y en duda previa de su presencia, se fue desvaneciendo con el paso del tiempo-, se apoderaron del medio campo y de multiplicar transiciones, mientras Salah y Mané por la derecha, y Díaz por la izquierda se movían amenazantes manteniendo apurados a los zagueros madrileños, aunque sin poder hacer llegar la pelota a las redes.
El Liverpool estuvo ofreciendo un show, y los del Madrid, sin pararse, lo veían y lo sufrían. Modric, Kroos y Casemiro se quedaban mirando, mientras Valderde se mantenía activado y Benzema tenía que retroceder para entrar en contacto con el balón. Ese furor rojo tenía que ser apaciguado y poco a poco, el Madrid fue asomándose al partido sin equilibrar el accionar, pero recortando la agitación del rival, incrementando al mismo tiempo su presencia en busca de crecimiento rápido. Dificil por la efectividad de los defensas adelantados del Liverpool jefeados por Van Djik y Kanoté, con buen accionar de Arnold y Robertson.
Al equipo inglés no pareció preocuparle cambiar golpes a ratos, confiando en disponer de suficiente energía y rapidez. El gol anulado a Benzema en el minuto 44 por off side, pese a recibir de un contrario pero por rebote involuntario, algo contemplado por las reglas, levantó de sus butacas a los seguidores madridistas, conscientes de estar atrás en méritos, no en el marcador, y el significado que tenía quebrar el 0-0.
El gol de Vinicius en el 57, acercó a la gloria al Real Madrid, que en ese momento, se sintió viajando sobre una alfombra mágica rumbo a su 14 “Orejona”. Ese gol, no espantaba el temor frente al asedio incansable del Liverpool que realizó 24 disparos, 9 entre los postes, por solo 4 del Madrid, y 2 en zona de peligro, incluyendo el de Vinicius, pero fortalecía las esperanzas revistiendo de confianza a los “Leones blancos”. Lamentablemente, Casemiro, el propio Vinicius, Benzema y Ceballos, se trabaron intentando apretar el gatillo en busca de sentenciar y el Liverpool se mantuvo en pie de guerra.
El factor Courtois
Nunca olvidaré al Iker Casillas que vi frente a Holanda en la final de la Copa en Suráfrica. Fue considerado clave en la gran conquista del fútbol español. Ayer, Courtois fue más allá con sus cortes, cierres y atajadas. Si algo de milagro tuvo este triunfo del Madrid, fue el aporte de Courtois. El excelente atacante egipcio, Mohamed Salah, fue el más perjudicado: Entró solo por la derecha y disparó potente. C
ourtois reaccionó con reflejos de come-gato y desvió la pelota que se fue gimiendo. Luego, fue a buscar una pelota alta en viaje de ida y vuelta de un poste a otro, y su magistral toque de balón, fue interceptado por la pierna de Courtois quien hizo una aparición fantasmal. Agreguen el cañonazo desde media distancia que parecía superar al arquero, tendido horizontal, pero manoteando la pelota y haciéndola rebotar en el poste. Además, dos sacadas a Mané, una a Luis Díaz y dos cortes sobre centros de alto riesgo. No había forma de hacerle gol al belga, y es lo que necesitaba el Real Madrid para completar su fabuloso Tour. Posiblemente hoy le tomen las medidas a Courtois, para una estatua en la entrada del Bernabéu.