19 de abril 2022
El régimen orteguista persiste en su oleada represiva contra opositores y músicos nicaragüenses en el contexto del cuarto aniversario de la Rebelión Cívica de 2018. Autoridades de migración impidieron la mañana del lunes, el ingreso al país a Carlos Luis Mejía Rodríguez, integrante y fundador del grupo musical La Cuneta Son Machín. Mientras tanto, el músico Josué Monroy, integrante de la banda Monroy y Surmenage y los gerentes de Saxo Producciones, Xóchilt Tapia y Salvador Espinoza, permanecen encarcelados desde hace ocho días sin que la Policía o Fiscalía informe sobre su ubicación o situación legal.
El medio digital Divergentes publicó que Mejía retornaba de un viaje familiar a Estados Unidos, pero en su escala en El Salvador, le informaron que no podía entrar a Nicaragua. Sin embargo, la mamá y su hija sí lograron continuar el viaje, mientras él fue devuelto a Washington.
En la semana pasada, el régimen orteguista deportó al productor musical Leonardo Canales, director de La Antesala, que fue capturado el pasado 12 de abril junto a otros músicos. Mientras a la artista italiana Emilia Arienti le dieron 48 horas para abandonar Nicaragua, según confirmaron fuentes a CONFIDENCIAL.
La cacería contra músicos y opositores inició el pasado martes 12 de abril, con arrestos y allanamientos. Esta se ha recrudecido a través de restricciones migratorias, como la impuesta al músico Mejía Rodríguez —hijo de Carlos Mejía Godoy, quien se encuentra en el exilio y es un férreo crítico del régimen orteguista—, y la vigilancia policial durante 48 horas en decenas de viviendas de familiares de víctimas de abril, excarcelados y líderes sociales.
La arremetida contra los músicos ocurrió tras que el pasado 2 de abril, se realizó un concierto del 15 aniversario de la banda Monroy y Surmenage, un evento en el que supuestamente se elevó una crítica contra el régimen Ortega-Murillo, a través de una de las canciones interpretadas.
La canción que aparentemente disgustó al régimen orteguista se titula “En el ojo del huracán”, que incluye entre sus estrofas frases como: “un grito fuerte en abril”, “todos gritan presente” y “en la lluvia se acercan, mueren de par en par”.
Más capturas contra opositores
Entre el 17 y 18 de abril, se contabilizan seis personas capturadas en diferentes departamentos del país, cuyos familiares han preferido mantener sus nombres en reserva por seguridad, explicó Ivania Álvarez, apoyo de redes territoriales para el Monitoreo Azul y Blanco.
Esta iniciativa también contabiliza 77 violaciones a los derechos humanos entre el 17 y 18 de abril, según reportes en 12 departamentos del país y el Caribe Sur.
La Asociación Madres de Abril (AMA), que aglutina a los familiares de las víctimas de abril, denunció este lunes 18 que ocho de sus integrantes han sido asediadas por la Policía del régimen orteguista. El pasado 12 de abril, la Policía también allanó y amenazó a dos miembros de AMA en Masaya.
Los agentes indicaron que no podían salir a procesiones, tampoco participar en misas y que estaban siendo vigilados.
- Dictadura ordena allanamientos y arrestos a seis días del cuarto aniversario de la Rebelión de Abril
“Los asedios tienen un objetivo, según lo que nos han manifestado las familias les dicen lo mismo: ellos no quieren que salgan las familias a ver a sus familiares asesinados, no quieren que salgamos a las calles y no quieren ningún tipo de conmemoración en nuestro cuarto aniversario. Ese es el objetivo de la Policía”, expresó una fuente de AMA bajo anonimato.
Las familias han sido amenazadas con ser encarceladas, lo que envía un mensaje al resto de integrantes de AMA, “que nos quedemos quietas, sin hacer nada por nuestra conmemoración de los asesinatos en el cuarto aniversario de nuestros familiares”, sostuvo la fuente. En un comunicado, publicado este 19 de abril, AMA aseguró que se mantiene firme para exigir justicia por las víctimas mortales de la masacre perpetrada por el régimen orteguista.
“La lucha para romper con la impunidad sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen Ortega- Murillo no puede postergarse, negociarse o abandonarse. Toda Nicaragua debe comprometerse a nunca más masacres, ejecuciones o torturas”, se lee en el texto.
Carlos Pavón, padre de Richard Pavón, asesinado hace cuatro años, el 19 de abril de 2018, ha permanecido vigilado desde este lunes. Tenía planificado visitar la tumba de su hijo, en Tipitapa, pero ante el asedio, no fue posible. Otras familias también han sido hostigadas por más de 24 horas; las patrullas se estacionan frente a las casas y encienden la sirena. Hasta ahora, AMA ha tenido reportes de hostigamiento en Ticuantepe, Estelí, Ciudad Sandino, Chinandega y Managua.
Intimidación y cero protestas
La opositora Antonia Jirón, de Diriá, ha permanecido bajo el acoso policial desde la mañana de este lunes. Los policías que vigilan su vivienda y la fotografían solicitan los documentos de identidad a cualquier persona que la visita. “Yo he salido y no me han dicho nada. Solo me toman foto cada vez que salgo y cada vez que entro. El asedio es permanente, ahorita aumentó un poco más por el 19 de abril, pero siempre ha sido permanente, casi un año", expresó.
El asedio se generalizó este 18 de abril en todo el país. Organizaciones opositoras intentan sistematizar todos los casos, pero algunos se escapan porque la población teme denunciar. El principal temor es que la Policía ingrese a las viviendas, como ocurrió la semana pasada en Masaya.
Contrario a otros años, en el que la población protestaba con globos, papelillos y pintura azul y blanco, en conmemoración de abril, este año ha prevalecido el asedio y casi nulas muestras de resistencia cívica. "Se ha metido el miedo, el temor que voy a caer preso", dice Jirón.
La defensora de derechos humanos, Vilma Núñez, explica que el régimen quiso impedir cualquier conmemoración y también intimidar para demostrar su decisión de mantenerse en el poder a cualquier costo.
“Eso es una reafirmación de la represión, y además, una muestra también de inseguridad al tener que reprimir por la fuerza una voluntad popular. Él quiere como ensordecerse así mismo, de pensar que no tiene el rechazo total y absoluto de la gente y eso es lo que él quiere: callar”, opina Núñez.