7 de abril 2022
El presidente electo de Costa Rica, Rodrigo Chaves, procurará mantener la misma política exterior hacia Nicaragua, valora el politólogo costarricense Alberto Cortes Ramos. Cambiar de dirección en este tema "tendría un costo político" para su Gobierno, ya que en Costa Rica hay un amplio rechazo al régimen de Daniel Ortega y "en general a lo que se llama chavismo y socialismo del siglo XXI", comentó.
Chaves anunció el lunes pasado que desea nombrar un embajador en Nicaragua y que aspira a tener relaciones respetuosas con ese país vecino y todas las naciones del mundo. “Mi inclinación es nombrar un embajador en Nicaragua, (porque) tenemos relaciones diplomáticas y no estamos en guerra”, declaró en su primera conferencia de prensa como presidente electo, aunque comentó que antes de ello conversará con la persona a quien designe como canciller.
El nuevo presidente solo cuenta con el respaldo de 10 de 57 diputados en la Asamblea Legislativa y "está por verse" qué tanto puede hacer con esa correlación de fuerzas, advierte Cortés Ramos en esta entrevista que brindó al programa Esta Noche, que se transmite en línea debido a la censura televisiva impuesta por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Para Cortes Ramos, que es director de la cátedra Centroamérica, de la Universidad de Costa Rica (UCR), las prioridades del nuevo gobierno costarricense serán la recuperación económica y el respeto al Estado de derecho, por lo que al día siguiente del balotaje apaciguó sus ataques a los Gobiernos anteriores que utilizó durante toda su campaña electoral.
¿Qué significa el triunfo de Rodrigo Chaves, un economista con una carrera política prácticamente nueva y en medio del mayor abstencionismo en la historia de Costa Rica?
Esto es un reflejo de una sociedad cuya política se ha ido transformando de manera cada vez más volátil y lo que le da esta volatilidad al sistema político es el hecho de que cada vez menos personas tienen una afiliación partidaria o una adhesión partidaria dura. La mayor parte de la ciudadanía costarricense no tiene una simpatía partidaria y eso significa que cada elección es una suerte de albur, una suerte de lotería, tiene mucho de casuístico la forma en que se termina desarrollando el proceso electoral. Además, en medio de esa creciente volatilidad hay un sector de la población que se concentra, de manera principal, en la periferia del país que tienen un malestar instalado por un modelo de desarrollo que de forma sistemática ha aumentado la desigualdad, la pobreza y la reducción de oportunidades para la población que vive en esas regiones... Consistentemente en esas regiones y cantones, las candidaturas que tienen un contenido de discurso antisistémico terminan logrando un apoyo que le permite pasar a segunda ronda... Así llegó un candidato con características muy particulares que capitaliza en buena medida ese malestar y también un sentimiento acumulado anti establishment.
Durante la campaña a Chaves se le cuestionó por la sanción que le impuso el Banco Mundial cuando trabajó ahí por acoso sexual, también por el manejo de las finanzas de su campaña mientras mantenía un discurso acerca de argollas en el poder ¿Quiénes eligieron a Chaves?
Estoy esperando la encuesta que hace el CIEP (Centro de Investigación y Estudios Políticos) inmediatamente después de la segunda ronda para ver cómo votó la gente. Una interrogante que tengo es cómo votaron las mujeres, porque ciertamente hay una reducción importante de votos entre lo que decían las encuestas al inicio de la segunda ronda y lo que terminó dándose como resultado... Fue una elección muy emocional. Una buena parte de la gente que votó por Chaves en realidad votó contra Figueres. Figueres posiblemente no creció más por el rechazo que arrastra desde años atrás por los cuestionamientos que se le hacen por el escándalo de corrupción en que estuvo involucrado, en el caso de Alcatel, y también por (su partido) Liberación Nacional, que también tiene una serie de cuestionamientos por casos de corrupción... Chaves —en cambio— construyó una narrativa en donde él se constituyó como el outsider, y en realidad era un outsider porque tenía 27 años de no vivir en el país, y logró hablar de que el problema no era el Gobierno anterior, este gobierno de Alvarado, sino todos los gobiernos anteriores en los últimos 40 años. Entonces, el tema no solo es quien votó por Chaves y por qué razones, sino también quien no votó por Figueres y por qué razones.
A Chaves también se le ha criticado por sus discursos populistas, por atacar a periodistas y medios de comunicación de Costa Rica ¿Qué tipo de gobierno se puede esperar en temas como derechos humanos, democracia y libertad de prensa?
Es cierto que fue una campaña muy polarizada, muy fuerte en términos de acusaciones, señalamientos e incluso insultos y descalificaciones... Sin embargo, está por verse si con la correlación de fuerzas que él (Chaves) tiene, que no es precisamente muy favorable, de hecho si uno analiza los factores de poder que están de por medio, los institucionales, los fácticos y también el factor ciudadano y social, en realidad este posiblemente va a ser un gobierno con un mandato débil y complicado... Creo que ya empezamos a ver, desde la noche donde dio el discurso de ganador, un giro hacia un apaciguamiento de ataques. A la mañana siguiente estuvo con (el periodista) Ignacio Santos en una entrevista muy tranquila, ya se reunió con el expresidente Figueres y planteó que el tema de la simpatía partidaria no va a ser un tema importante a la hora de escoger a las personas que le acompañarán en el gabinete. Vamos a vivir ahora lo que se conoce acá como la luna de miel, que son esos 100 primeros días de gobierno, durante los cuales las fuerzas políticas, y hasta las sociales, dan un tiempo de espera para ver por dónde van las acciones y a quienes nombran en los puestos de gobierno.
Este lunes 4 de abril dijo Chaves que, a diferencia del gobierno actual, el sí enviará a un embajador a Nicaragua ¿Qué se puede esperar en política exterior, en particular hacia Nicaragua?
Me parece que el presidente —a la misma vez— señaló que está por hacer efectiva una decisión que ya se había tomado durante esta gestión, que era enviar a una persona a representar, y de hecho va a ser una embajadora. Lo que sucedió fue que en medio de esa decisión la dictadura de (Daniel) Ortega y (Rosario) Murillo, encarceló a prácticamente toda la dirigencia de la oposición y eso fue lo que frenó la decisión de enviar a esa persona. Sin embargo, el presidente electo se cuidó de que eso no fuera interpretado como un aval a la dictadura, sino como una situación en la que todo Estado tiene que tener representación a menos que se rompan las relaciones, que fue más o menos lo que dijo, que si sale Nicaragua de la OEA o si se avanza hacia una situación en la que habría que romper relaciones, en ese momento habrá que tomar la decisión de retirar, pero él puso el ejemplo de otros países donde hay diferencias fuertes y a pesar de eso hay relaciones diplomáticas. Sería un error asumir que esa respuesta a la pregunta que le hizo un periodista va a ser un cambio radical en la política exterior costarricense, porque él mismo había tenido el cuidado de decir que los temas de Estado, de la política exterior costarricense, se van a mantener y eso tiene que ver con un discurso contundente y claro de respeto a los derechos humanos, de promoción de la paz y también el tema ambiental y desarrollo sostenible.
¿Considera que el gobierno de Chaves va a mantener esa postura de Costa Rica en foros multilaterales de promover resoluciones, acciones para que retorne la democracia y los derechos humanos de Nicaragua o podría cambiar?
Él ha planteado la necesidad de velar por los intereses nacionales en relación a lo económico sobre todo, es un discurso más económico, y ha hecho mención que dará la bienvenida a la población refugiada. La persona refugiada viene huyendo de la dictadura, así que si le va a dar la bienvenida eso ya te da un indicio de que hay conciencia de que al otro lado (en Nicaragua) hay un régimen que persigue a su ciudadanía y que la obliga a salir. Entonces me parece que hay que dar un tiempo de espera para tener más elementos que permitan tener claro cómo se va a manejar esa relación. Cambiar de dirección en este tema particular de forma radical —es decir que de aquí en adelante pasamos a tener una política como la que tenía Juan Orlando Hernández, en Honduras, de fraternidad y de camaradería y por lo tanto hacerse de la vista gorda de la situación crítica en términos de violación de derechos humanos— si esa fuera la ruta que siguiera el nuevo gobierno, eso tendría un costo político para el gobierno porque sí es cierto que en este país (Costa Rica) hay una amplia mayoría que rechaza al orteguismo y en general a lo que se llama chavismo y socialismo del siglo XXI. Creo que eso es algo que el gobierno entrante va a valorar, aunque me parece que sería extraño que hubiera un giro tan radical en ese tema particular.
¿Y qué prometió Chaves en cuanto a políticas migratorias y cómo van a incidir en la vida de las decenas de miles de nicas en Costa Rica?
En realidad no fue un tema central de la política electoral y pienso que en buena hora no lo fue, porque me temo que eso podría más bien activar una polarización xenofóbica. Lo que sí señaló es que la población refugiada podrá venir y eso sí, pagando los servicios que usan y los impuestos correspondientes. Yo creo que eso fue un guiño tranquilizador en términos electorales porque en realidad la población refugiada y la población migrante paga los servicios que utiliza. Es algo que ya sucede y en términos de pagos de impuestos también. De hecho debemos recordar que una buena parte de la migración que está acá salió no por refugio sino por razones económicas y porque el país requiere fuerza de trabajo migrante para poder llevar a cabo una serie de actividades estratégicas económicamente hablando, toda la agroexportación, servicios de comercio y otros servicios, construcción, empleo doméstico, son trabajos que desarrolla fundamentalmente la población migrante y que si no estuviera acá eso implicaría una situación crítica para estas actividades. Entonces, tampoco dio luces de que se vaya a dar una gran transformación, pero ojalá haya posibilidad de que el nuevo gobierno tenga espacios de interlocución con personas, tanto que están trabajando sobre el tema migratorio acá como con las mismas organizaciones de la población exiliada y refugiada y también de la población migrante, porque creo que hay aspectos de la política migratoria que se podrían mejorar y que incluso podrían facilitar una canalización de más recursos externos para poder mejorar la atención de la población refugiada.
¿Cuál es el principal desafío de Costa Rica y cómo lo va atender Chaves desde el Ejecutivo y con una bancada de 10 de 57 diputados en la Asamblea?
En este momento la problemática principal está determinada por la situación económica y la crisis de la que estamos empezando a tener algunos síntomas de recuperación, pero todavía tenemos pobreza muy alta, desempleo más alto que el que teníamos antes de la pandemia, y creo que esos son temas urgentes.