22 de marzo 2022
Los presidentes de Costa Rica, República Dominicana y Panamá, naciones que integran la Alianza para el Desarrollo en Democracia, prometieron seguir trabajando para lograr que Nicaragua encuentre “soluciones pacíficas y dialogadas”, a la crisis política que sufre el país, acentuada a partir de abril de 2018.
Esta fue la cuarta cumbre de la Alianza, después que los mandatarios Carlos Alvarado Quesada, Luis Abinader Corona y Laurentino Cortizo Coen, en representación de las tres naciones citadas, dieron vida a la organización en Nueva York, en septiembre de 2021.
“No vamos a soltar el dedo, en el renglón de lo que creemos que está pasando mal en Nicaragua”, aseguró el presidente Alvarado, recordando que la Alianza había señalado que las elecciones de noviembre pasado no tenían ningún viso de legalidad, “como eventualmente se constató y a partir de eso… hemos venido señalando nuestro rechazo al tema de los presos políticos, y la necesidad de que sean liberados cuanto antes”.
Eso debería incluir una mayor coordinación entre los representantes de esos países en el seno del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), en respuesta a la queja de los sectores nicaragüenses de oposición, que cuestionan lo que consideran complicidad del Banco, que es la principal fuente de recursos externos para el régimen de Ortega.
El dominicano Abinader señaló que cada vez que se reúne con Alvarado y Cortizo en el marco de la Alianza, hacen lo que pueden por Nicaragua, según lo que les permite la ley, “y dentro de las limitaciones que tenemos”, y que sus delegados -en la ONU, la OEA, o en los bancos multilaterales- actúan en consonancia con los principios de democracia, “que obviamente no se practican en Nicaragua”, como lo evidencian los pronunciamientos de diferentes países, que denuncian la existencia de presos políticos, “lo cual es una barbaridad, y es inaceptable”, reiteró.
“Hemos estado haciendo todo lo que nos permiten nuestras limitaciones y nuestra capacidad de acción. Seguiremos siendo voceros de las prácticas democráticas y denunciando, como en el caso de Nicaragua, donde eso no existe”, complementó.
Al reiterar que no se olvidarán de Nicaragua, Alvarado dijo que “debe llegarse a soluciones pacíficas y dialogadas, con mecanismos que permitan hacerlo. Es nuestro rol como comunidad internacional, pero también hay que señalar que las soluciones para Nicaragua, tienen que ser de las y los nicaragüenses, y eso es fundamental en cualquier proceso de resolución de conflictos de un país”.
Salvar al SICA
Los líderes de las tres naciones aprovecharon para señalar la difícil situación en que se encuentra el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), acéfalo desde hace varios meses, después que los países del istmo rechazaron a los candidatos de Daniel Ortega para ocupar la secretaría del organismo regional.
“El SICA es importante para la región”, pero “requiere una serie de ajustes”, dijo el panameño Cortizo, aclarando que no se trata de sustituirlo con la Alianza, o cualquier otro organismo.
El costarricense dijo que la Alianza ha intentado resolver “el tema del SICA, particularmente la imposibilidad que ha habido de un tiempo acá de nombrar una secretaría general”, que según los Acuerdos de Tegucigalpa, corresponde proponer a Nicaragua.
“Cuando Costa Rica tuvo la presidencia pro tempore, se planteó la reelección de Vinicio Cerezo, la cual no recibió el consenso y desde entonces hemos estado en un impasse. Eso es lo que estamos procurando resolver los países que estamos acá para darle funcionalidad, y reabrir el diálogo político”, reconoció.
“Aspiramos a que el SICA funcione, y en eso hemos estado trabajando. No pierdo las esperanzas de que se enrumbe hacia su objetivo. Es un organismo importante. Nos permite -haciendo ajustes que son necesarios- tener un diálogo más directo con nuestros países hermanos”, detalló el panameño.
Alvarado reiteró las palabras de su homólogo canalero, al decir que la Alianza no pretende sustituir al SICA, sino que “es un mecanismo político y diplomático”, donde tres países con una visión similar en materia de democracia, economía, y derechos humanos, “generamos un mecanismo flexible de trabajo informal que, como ya demostramos, trae frutos”.
La cita presidencial también sirvió para plantear varios proyectos destinados a mejorar la situación de los ciudadanos de las tres naciones y, por extensión, de otros de Centroamérica.
Los mandatarios recordaron que sus países sirven de destino -o tránsito- de miles de migrantes, por lo que plantearon a una representación estadounidense presente en la cita en calidad de observadores, que ayude a crear un fondo para financiar proyectos que generen empleos, promuevan la democracia y combatan el cambio climático, en el entendido que eso debería ayudar a frenar la migración irregular.
También se dibujó un plan para ofrecer microcréditos a mujeres emprendedoras, además de presentar otra propuesta a Estados Unidos, para que surta de gas natural a la región, o colabore en una iniciativa para moderar los precios de los combustibles.
Finalmente, hombres de negocios de los tres países dieron vida a un Consejo Empresarial en el que también están sus pares estadounidenses, para establecer una sinergia que permita generar más inversión y oportunidades de empleo para las personas de las cuatro naciones.