17 de marzo 2022
La familia de Britney Olivas pide cadena perpetua para el principal sospechoso de asesinar a la adolescente jinotegana de 17 años que trabajaba como locutora en la radio Estéreo Libre y que desde niña formaba parte de Comunicadores Infantiles de Jinotega.
"Mi niña, es triste encender la radio y no oír tu voz en vivo y directo", escribió en Facebook su madre, Alicia Herrera. Desde el diez de marzo que fue reportada como desaparecida hasta que fue encontrada muerta dos días después, su madre ha exigido justicia a través de varias publicaciones en esa red social.
La Red de Mujeres Contra la Violencia (RMCV) emitió una "alerta roja" ante la violencia machista que impera en Nicaragua, pues en lo que va del año se han cometido diez femicidios "con saña y crueldad" por lo que se declaran "indignadas ante el desprecio y odio hacia la vida de mujeres, adolescentes y niñas".
Al igual que ellas, la organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) denunció el femicidio de Olivas que estaba embarazada de un mes y el de otras nueve mujeres. Una de ellas era Marling Martínez, de 21 años, originaria de la Costa Caribe, y quién dejó a un niño de cuatro años en la orfandad.
Martínez fue reportada como desaparecida desde el 9 de marzo y tres días después fue encontrada estrangulada a orillas del Río Coco.
"Como espacio de lucha contra la violencia, hemos alzado nuestras voces demandando el fin a la impunidad hacia los agresores, violadores y femicidas, exigiendo la aplicación de las leyes que protegen nuestros derechos sin ver respuestas de parte de las instituciones encargadas de la aplicación de la ley. Estamos convencidas que muchas de las víctimas estarían vivas si la Ley 779 se aplicara para prevenir y sancionar la violencia en contra las mujeres", lamentó la RMCV en un pronunciamiento.
Para la directora de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), Marta Flores, estos femicidios que en su mayoría han ocurrido en el Caribe de Nicaragua evidencian que vivimos "en un país completamente machista" en el que a las mujeres "no nos ven como iguales, sino que tenemos que vivir esas situaciones de violencia y estamos más vulnerables solo por el hecho de ser mujer".
"El machismo cada día mata, prueba de ello es que está arrebatando vidas y aunque el Estado lo sabe, no hay ningún compromiso político para ponerle fin", detalló Flores.
"Hay un desprecio a la vida de las mujeres"
La socióloga feminista y fundadora del programa La Corriente, María Teresa Blandón, explicó que estas muertes violentas demuestran "desprecio hacia la vida y hacia los cuerpos de las mujeres" y tienen "una carga de misoginia muy grande, por eso es que son o deberían ser tipificados precisamente como femicidios".
En entrevista durante el programa Esta Noche, Blandón comentó que desde 2015 "ha habido una escalada en los femicidios", que convierten al país en uno de los más violentos de Centroamérica para las mujeres. Muestra de ello es que, en el año pasado se reportaron casi 250 femicidios en grado de frustración y 71 femicidios tanto en 2020 como en 2021.
"Lo que estamos viendo es que cada vez hay más hombres que planifican y que ejecutan estos crímenes contra las
mujeres. El patrón básicamente es el mismo, no son arrebatos, ellos vigilan a la víctima, la acechan, como pasó, por ejemplo con Alicia (Robinson, la primera víctima de femicidio en 2022), que ese hombre (que la mató) fue a su casa después de haberla llamado 200 y tantas veces en el transcurso de un día", explicó.
Blandón insistió que muchos de estos hombres incluso las han amenazado en público, "lo que de alguna manera te hace ver que hay una acción deliberada, que denota un poder absoluto sobre la vida de estas mujeres".
"Por eso es que no nosotras no aceptamos, por ejemplo que la Policía diga que la mató porque tuvieron una discordia de pareja, no nadie mata a su pareja por haber tenido una controversia, una discusión, una pensión... estos asesinatos son planificados y expresan lo que estos hombres han aprendido que es que ellos son los dueños de la vida y de la muerte de las mujeres", manifestó.
Fin de la impunidad
Marycé Mejía, enlace nacional de la RMCV, señaló a CONFIDENCIAL que "la impunidad ha tenido un aumento bastante alarmante, indignante y considerable de atención" y que en vez de reducir con un marco jurídico, más bien, van en aumento.
"En Nicaragua tenemos graves condiciones en la atención a la víctima, de apoyarlas, de protegerlas. Más bien, hay demasiado tráfico de influencia que protege a los agresores que hace que anden prófugos, y que no cumplan o no paguen por el delito cometido (...) el femicidio es lo extremo de la violencia, pero antes hubo violencia psicológica, violencia sexual, violencia patrimonial, violencia en todas sus expresiones", dijo Mejía.
"Las aíslan"
Para Blandón muchos de estos femicidios ocurren en lugares alejados de la ciudades porque "son mujeres que viven con hombres en un estado casi de aislamiento", que "ni siquiera tienen vínculos con sus familias, entonces no tienen redes de apoyo a las que acudir".
"Viven en zonas superaisladas que tendrían que caminar dos o tres días para poder ir a interponer una denuncia y normalmente no tienen ni apoyo, ni recursos para hacerlo y son lugares donde el Estado no existe, cuando mucho lo que hay son pequeñas iglesias, en las que a veces los mismos pastores evangélicos tienen discursos muy sexistas que llaman a las mujeres a aguantar la violencia, a mantenerse unidas a estos hombres, aunque sea en relaciones abusivas", declaró.
Desde 2020 el Gobierno anunció la reapertura de las Comisarías de la Mujer y la Niñez. Sin embargo, la socióloga cree que "no cumplen en su totalidad con el rol que deberían tener" porque cuando llegan a denunciar se dan cuenta que "no tienen oficiales capacitados para atender a la víctima, no cuentan con los recursos técnicos materiales
para llevar a cabo en tiempo y forma el proceso de investigación y ya no existe una ruta institucional que se active para atender a las víctimas".
Otro de los problemas que identificó Blandón es que las víctimas de violencia de género siguen siendo en muchos casos obligadas a mediar. "Se supone que las víctimas tendrían que estar dispuestas siempre a perdonar, incluso cuando ellas han recibido agresiones (...) entonces la sociedad se vuelve muy compasiva con los agresores y se vuelven muy inquisitiva con la víctima", expresó.
"Hay una tendencia a que entonces los victimarios se han convertido en víctimas y las víctimas reales que son
las que han sufrido esa violencia, son presentadas como mujeres vengativas o mujeres que quieren hacerle daño a los hombres. Esto es una trampa y una trampa que le ha costado la vida a muchas mujeres", lamentó.