16 de marzo 2022
Cuando un boxeador está cansado o recibe un golpe demoledor, busca hacer “clinch”, para reponerse y de paso cansar a su oponente. Esta herramienta es una suerte de abrazo o “amarre” que baja la intensidad del combate y para los que vemos la pelea, lo torna aburrido, pero es parte de la estrategia de los boxeadores.
En mi vida, he llamado el “clinch” a buscar la ayuda de una persona con la que tenga la confianza y me sienta en la apertura, de tener una conversación de alma a alma, en la que pueda expresar lo que estoy sintiendo sin sentirme expuesto y en cuyo espacio, mi vulnerabilidad sea apreciada y protegida.
A este proceso se le llama en la psicología: catarsis, que etimológicamente quiere decir purificación. Es limpiar el alma, sacando de adentro lo que está haciendo daño, lo que está incomodando o generando una carga innecesaria.
Para hacer “clinch”, se necesita trabajar el ego, porque se interpone. De alguna manera, en algún lado aprendimos que ser vulnerable es ser débil y no está ni se ve bien. Quizás es de las tonterías más grandes que se nos han metido en la cabeza, porque exponerse en un momento difícil, es una de las muestras de valentía más grandes que he conocido.
Hacer “clinch”, hablar desde el alma, también requiere coraje, siendo el coraje una valentía o fortaleza especial, que proviene del corazón y además debe ser apoyado, con escoger el contexto correcto y las personas correctas, que merezcan nuestra exposición, porque quién escucha un alma abierta, debe estar abierto, de lo contrario, nos vamos a estrellar con el ego, con la máscara que no quiere despintarse, de uno o varios interlocutores, cuya respuesta puede caer en una de varias:
- Escucharnos con ojos vidriosos, huyendo de nuestra exposición, viendo muñequitos en su pantalla mental, escuchando la vocecita de su mente diciendo algo gracioso, o una tontería del día a día.
- Interrumpir con alguna tontería del entorno, como el clima o la vestimenta.
- Cambiarnos la plática de una forma que vamos a percibir como descortés.
- Hacer alguna broma fuera del tema, para ¨distendernos¨.
- Comenzar a hablar de sí, tratando de conectar con nuestra historia, contando una propia, tomando mucho tiempo.
- Atacar lo que digamos.
Esto no es culpa de nuestros interlocutores, simplemente no estamos entrenados para escuchar, requiere exponerse también, no es cómodo y si no lo hemos practicado, como toda habilidad, no vamos a saber cómo hacerlo bien. Pero el intentarlo es un ejercicio que nos transforma.
Con quienes sí vale la pena abrirse:
- Un mentor, que pueda darnos la mano, un sacerdote, pastor o similar que pueda guiarnos.
- Grupos de emprendedores como ·EO, que tiene foros, dónde se exponen experiencias.
- Grupos de rehabilitación anónimos como CODA, AA, NA, etc, dónde exista una buena sintonía.
- Terapeutas coaches o similares, que estén entrenados para escuchar, hacer buenas preguntas y/o dar consejo.
- Buenos amigos, que tengan la habilidad de estar ahí, de escuchar, con las que tengamos una verdadera cercanía y que hagan su mejor esfuerzo, siendo compasivos.
- Familiares, que tengan la apertura sincera, que no nos vayan a contestar con un te dije, lo hubieras, o algo similar.
Algo que me ha parecido impresionante, son las pocas opciones reales, con la que se cuenta normalmente, para hablar verdaderamente, ¡es increíble! No cultivamos amistades en profundidad, o nos exponemos poco por miedo o falta de educación al respecto.
Es maravillosa la magia de la buena conversación, a veces el sólo hecho de hablar alivia profundamente el alma, nos hace encontrar nuestras propias respuestas y caminos de acción.
Mi interés con este artículo, y los que pretendo escribir después, es que se abra una ventana de autenticidad, para poder enfrentar conversaciones difíciles, para poder escucharnos verdaderamente, si leer esto te impulsa a querer saber más puedes escuchar mi podcast con José Bolaños, Conversaciones Nobles; o si te sentís verdaderamente valiente, abrite, no tenés que enfrentar sólo el dolor, la angustia y la ansiedad.
Si llegaste hasta aquí, gracias por leerme, espero poder aportar con lo que voy a estar escribiendo.
“Uno busca a alguien que le ayude a dar a luz sus pensamientos, otro, a alguien a quien poder ayudar: así es como surge una buena conversación.” Friedrich Wilhelm Nietzsche.
*Este artículo fue publicado originalmente en el blog: Plata con Plática