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Chapo Guzmán, Emma Coronel y otras señoras del narco

Los narcos creen que la popularidad que gozan estas mujeres puede ser compartida con ellos. Una simbiosis inexplicable

Emma Coronel, esposa del Chapo Guzmán está a un paso de ser liberada, prueba de que transó con las autoridades estadounidenses. Foto: Confidencial | Cortesía.

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I

Con su más reciente investigación sobre las acompañantes de los narcos, Anabel Hernández ratifica su propensión por transitar caminos escabrosos. La apuesta inevitablemente provocaría reacciones de descontento. Emma y las otras señoras de los narcos, (Grijalbo, 2022), continúa generando polémicas entre los miembros de la farándula mexicana. Levantó una loza sobre algo poco conocido, indiscutiblemente sospechado y escasamente abordado. Tal vez pensaban que sus correrías jamás serían puestas en escaparate público. Descarriló el ánimo de sus mujeres. No porque se creyeran intocables. Es probable que, por sus implicaciones, pensarán que muy pocos se atreverían a indagar sus andanzas en un mundo vetado, atroz y escurridizo. La Premio Nacional de Periodismo (2001), consagró buen tiempo para develar sus entrañas.

Con más de veinte años dedicados a la investigación de la narcoactividad, Hernández se atrevió a meter el diente. Corrió el velo, mujeres que habiendo alcanzado el pináculo como actrices, cantantes, conductoras de programas televisivos y habiendo triunfado en concursos de belleza, se echaron en brazos de quienes dominan el universo de las drogas en México. Es la primera vez que una experta, emprende una amplia indagación sobre señoras que vuelven placentera la existencia de los capos. Javier Valdez había hecho antes algo parecido, aunque en menor escala. Anabel escribió un libro de denuncia. Valiente en sus alcances y peligroso por las consecuencias que está generando. El estremecimiento alcanza a artistas y cantantes consagrados del género masculino. Una mirada omniabarcante, para ser verdadera, tenía que ser completa. Implicar a los machos.

Para evitar suspicacias —algo impensable— Hernández expone las razones. Asegura haber encontrado las motivaciones por las que los narcos sienten inclinación especial por seducirlas. Creen que su fama es transferible. Con recursos financieros suficientes imponen su capricho, compran voluntades políticas, judiciales, policiales y militares. Con las mujeres les sobra dinero para llevarlas a la cama. Una forma de disfrutar la montaña de plata acumulada. Su fortuna permite regalarles lujosas mansiones, carros costosísimos y joyas al por mayor de altísimo valor. Son llamadas a compartir su riqueza. ¿Para qué tantos millones si no podrían gozarlos? Anabel está persuadida que cómo cualquier mortal, los capos necesitan socializar, confirmarse, reproducirse y ser aceptados. “Si los narcotraficantes se quedan aislados”, la vida no tendría sentido para ellos.

Ninel Conde

Ninel Conde, el Bombón Asesino, como se hace llamar, fue una de las primeras en saltar, reclamando a la periodista Anabel Hernández, por haberla mencionado como parte de las mujeres mexicanas involucradas con los narcos.
Foto: Confidencial | Cortesía.


Para evitar resbalones, una vez adquiridos los testimonios de decenas de personas (policías, sicarios, guardaespaldas y militares al servicio de los señores del narco), no tenía otra opción que contrastarlas entre sí. Imposible que diese un paso sin antes protegerse. Este mismo procedimiento utilizó para escribir El traidor, (Grijalbo, 2019), en que devela las atrocidades cometidas por el cártel de Sinaloa y las conexiones de Vicente Zambada Niebla (Vicentillo, hijo del Mayo Zambada) con las autoridades mexicanas y la corrupción de políticos, jueces, policías, militares, junto con la DEA. Era previsible que más de alguna de las divas saltaría descontenta y buscaría como enjuiciarle. Agitó un avispero.

Emma y las otras señoras de los narcos, ratifica la importancia que tienen mujeres famosas, entre quienes se mecen en la cuerda floja de la narcoactividad. Son las encargadas de darles afecto, los solapan, justifican y aplauden. Les dan placer, procrean hijos y multiplican su progenie. Los narcos creen que la popularidad que gozan estas mujeres puede ser compartida con ellos. Una simbiosis inexplicable. “Ellas son el motor y a la vez el objetivo. Son el alimento de la bestia”. Para no dejar dudas, Anabel explica que su trabajo obedeció a su posición de mujer antagonista y víctima de un mundo que se dedicó a reconstruir y desnudar con paciencia. Insiste en decir, “que a escala mundial existen mujeres que voluntariamente han sido protagonistas o cómplices esenciales de terribles casos criminales”. Está convencida que su denuncia forma parte de sus obligaciones periodísticas.

Tomando en cuenta que su investigación sería controversial, Hernández la hizo con el mismo rigor que lo viene haciendo sobre las redes de corrupción y poder. Para evitar resbalones, una vez adquiridos los testimonios de decenas de personas (policías, sicarios, guardaespaldas y militares al servicio de los señores del narco), no tenía otra opción que contrastarlas entre sí. Imposible que diese un paso sin antes protegerse. Este mismo procedimiento utilizó para escribir El traidor, (Grijalbo, 2019), en que Vicente Zambada, devela las atrocidades cometidas por el cártel de Sinaloa y las conexiones de su padre, Ismael El Mayo Zambada, y Chapo Guzmán, con las autoridades mexicanas. Explica la corrupción de políticos, jueces, policías, militares, junto con la DEA. Era previsible que alguna de las divas saltaría descontenta y buscaría como enjuiciarle. Agitó un avispero.

Emma y las otras señoras de los narcos, ratifica la importancia de mujeres famosas, entre quienes se mecen en la cuerda floja de la narcoactividad. Son las encargadas de darles afecto, los solapan, justifican y aplauden. Les dan placer, procrean hijos y multiplican su progenie. Los narcos creen que la popularidad que gozan estas mujeres puede ser compartida con ellos. Una simbiosis inexplicable. “Ellas son el motor y a la vez el objetivo. Son el alimento de la bestia”. Para no dejar dudas, Anabel explica que su trabajo obedeció a su posición de mujer antagonista y víctima de un mundo que se dedicó a reconstruir y desnudar con paciencia. Insiste en decir, “que a escala mundial existen mujeres que voluntariamente han sido protagonistas o cómplices esenciales de terribles casos criminales”. Está convencida que su denuncia forma parte de sus obligaciones periodísticas.

Galilea Montijo

La conductora de televisión, Galilea Montijo, pidió a los medios de comunicación no la continuarán aludiendo sobre supuestos amoríos con narcos.
Foto: Confidencial | Cortesía.

II

Existe otra causa más poderosa para justificar la decisión meterse a revelar la participación de mujeres rutilantes, empeñadas en afianzar a los señores de las drogas. Sus miembros —esposas, madres, hijas y amantes— “se amoldan al sistema criminal patriarcal que les imponen sus monarcas”. La dependencia económica que estimulan con las mujeres, constituye un aspecto de su investigación. Sabedoras de la delincuencia de sus maridos o novios, ante sus muertes y daños, no tienen nada que impugnar. La derrama de dinero que vuelcan sobre sus cuerpos (liposucciones, operaciones estéticas en rostros, tetas y caderas, llenándolas de botox y silicona), son tentadoras. Sin senos no hay paraíso, la emblemática telenovela colombiana, demuestra el poder de convencimiento que ejerce el dinero. Se encargan de pagarles sus más caros anhelos por lucir embellecidas.

Ninel Conde, el Bombón asesino, fue de las primeras actrices en romper fuegos contra Hernández. Dijo que introduciría una demanda por injurias y calumnias. La respuesta de Anabel fue inmediata. Sus afirmaciones las basó en averiguaciones de la Procuraduría General de la República (PGR). Tienen abierta una carpeta de investigación para enjuiciarle. Transcribe un pagaré que obra en su poder. La diva recibió de Arturo Beltrán Leiva, tres millones 350 mil dólares en efectivo, para la compra del Pent-house 1 del condominio de Aquarelle, Avenida de las Palmas 127, Colonia Granjas del Marqués, en Acapulco, Guerrero y el departamento 410 del condominio Arena Blanca, km. 4 de la carretera Cruz de Huanacaxtle, en Punta Mita, Nayarit. Ninel debería escriturar ambos bienes a nombre de quienes le indicarán. Así de puntillosa es Anabel.

Otro que se sintió agraviado fue el actor Andrés García, amagó con emprender acciones judiciales y afirmó que iría tras sus huesos. La riposta de Hernández estuvo a tono con su carácter. Decidió acusar a García por amenazas de muerte. El actor de origen dominicano adujo que Anabel quería darse taco. Son los bemoles ineludibles de un libro que abrió una ruta apenas explorada por los estudiosos de los narcos. Para tratar de evitar estos aquelarres, en la introducción la periodista mexicana expone que algunas protagonistas de su libro (Emma Coronel, la esposa del Chapo Guzmán y Diana Espinoza Aguilar, esposa de Rafael Caro Quintero, líder del cártel de Guadalajara), las conoció personalmente y entrevistó a lo largo de dos años. Una forma de fundamentar sus juicios y capear incordios dada la gravedad del asunto. Se cuidó sus espaldas.

En los casos de Priscila Montemayor, esposa de Edgard Valdez Villarreal, la Barbie, y las cantantes Marcela Rubiales, Zoila Flor, Lucha Villa, la ex Miss Universo venezolana, Alicia Machado, la actriz Arleth Terán, la conductora Galilea Montijo y la vedette Ninel Conde, las identificó a través de su actuación pública y con información tomada de expedientes judiciales. Muchos de estos nombres los había escuchado de manera recurrente a lo largo de los años que lleva investigando a los cárteles. Ante un plato suculento, decidió profundizar en sus historias personales. La recompensa obtenida es un libro que establece un precedente en un ámbito plagado de crímenes y conquistas amorosas. Imposible que presidentes, secretarios de Estado, gobernadores, políticos, jueces, policías y militares, junto con la DEA, no figurarán en esta historia.

El punto de partida y cierre del texto están dedicados a Emma Coronel Aispuro, cobró notoriedad por su forma de vida, su atractiva belleza y sobre todo por ser la mujer del Chapo Guzmán. Sus paseos por Nueva York y sus incursiones en las redes sociales, atrajeron los reflectores sobre su figura. Detenida el 21 de febrero de 2021, firmó un acuerdo de culpabilidad con el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Emma es la primera mujer, perteneciente a la cúpula delictiva que siembra terror en México, en quebrantar la omertá. Decidió romper con el sistema criminal machista y patriarcal impuesto a sus compañeras de vida y ruidosas parrandas que bullen en el narcotráfico. Arriesgó todo. “Emma hizo el exorcismo de sus demonios”. Anabel está convencida que era la única manera para encontrar un nuevo camino. Está a unos meses de salir libre.

Alicia Machado

La exMiss Universo, Alicia Machado todavía sigue haciendo aclaraciones sobre el verdadero nombre del padre de su hija.
Foto: Confidencial | Cortesía.

III

Emma y las otras señoras de los narcos, comenzó a hacer historia, puso los focos sobre una zona oscura, donde permanecían agazapadas decenas de mujeres, ocultas en su discreción, para no causar revuelos. Demasiado conocidas para pasar desapercibidas, por sus apariciones en telenovelas, figuras despampanantes en los night-clubs, idolatradas por sus canciones, conductoras avezadas de programas televisivos. Anabel les agrió la fiesta. Un traspiés temporal. Mientras los narcos les ofrezcan sus millones, sin medir consecuencias, ellas caerán en sus redes y atenderán sus llamados con la misma urgencia con que son requeridas. La danza de dinero parece incontenible. Algunas por su belleza, transarán para no ser apresadas o enjuiciadas. Nunca podrán evadir el juicio moral de condena. Díganme por favor, ¡eso a quién importa ahora! A muy pocos.


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Guillermo Rothschuh Villanueva

Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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